One Shot
Las navidades son fechas que reúnen a la gente con sus amigos y familiares.
Eso lo descubrió Todoroki en carne propia, descubrió cómo estas fechas lo reunieron varias veces con el amor de su vida.
Todos los personajes le pertenecen a Kōhe...
Todoroki Shōto odiaba la navidad. Bueno, no es que la odiara, si no que no comprendía que tenían de especial esas fiestas.
La gente se volvía loca en esas fechas, comprando sin parar, gastando un montón de dinero, siendo felices por algo que él no comprendía. Todos hablaban sobre un espíritu navideño, sobre que era una época de paz, amor y armonía, sinceramente, todo esto le parecía una gran mentira.
Él nunca pudo sentir todo eso en esa época. En su familia no se podía sentir esos sentimientos cálidos, todo era penumbra en sus recuerdos. Nunca hubo bonitas decoraciones, ni grandes comidas, ni regalos y mucho menos un cálido y feliz ambiente familiar. Desde que tiene memoria recordaba los gritos, peleas, palabras despectivas y ofensivas, golpes… todo eso formó parte de su vida diaria. Todo fue culpa de su padre. Si no fuera por él su madre seguiría con ellos, su hermana no sería tan nerviosa y miedosa por todo y sus hermanos mayores no se habrían ido de casa. O cuando su padre lo escogió como nueva marioneta, menospreciando al resto de sus hermanos, entrenándolo, llevándolo más allá de los límites que el cuerpo de un niño podía aguantar.
Recordaba cómo sus padres aparentaban ser “la pareja perfecta”, siendo para el mundo unos padres que apoyan a sus hijos. Pero eso no se acercaba en nada a la realidad. Esa relación que fue destrozándose a tal grado de dañar a sus hijos. La prueba de ello era la cicatriz que abarcaba una gran parte de su rostro.
Para él la navidad era una época que no le gustaba celebrar. Eran días normales, como el resto del año, solo pasaba que los comerciantes utilizaban esas fechas para aumentar los precios sabiendo que la gente seguiría comprando, aumentando así su fortuna y el consumismo.
Pero gracias a ese joven de cabello revoltoso y verde ese pensamiento cambió radicalmente.
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La nieve comenzó a caer en gran medida cuando salió de su empresa. Se maldijo internamente cuando recordó que esa mañana había decidido dejar su coche en casa. En ese momento no le quedó de otra que correr hacia la parada del autobús.
Al llegar se quitó la nieve pasando sus manos por su abrigo. Miró a los lados intentando ver si ya llegaba el vehículo, pero no había nada, únicamente algunos coches cruzaban la calle. No le pareció extraño, era de noche y durante estas fechas la gente se solía reunir en sus casa para celebrar.
Suspiró al darse cuenta de que quizás el autobús tardaba bastante en llegar. Se sentó en el pequeño banquillo para poder esperar mientras sacaba el móvil. Pudo ver que tenía varios mensajes en los que su mejor amiga le invitaba a pasar esa noche junto a ella y su novia. Sabía que ella lo hacía con la mejor intención, pero no le apetecía pasar el tiempo con alguien, prefería estar solo.
Oyó pasos apresurados acercarse a él. Al girar su cabeza pudo ver como una persona entraba en la parada para refugiarse, no podía ver su cara porque llevaba una bufanda tricolor que le cubría hasta la nariz. Su capucha le tapaba el resto de la cara y escondía su cabello. La otra persona frotó sus manos para luego dirigirlas a la gran mochila amarilla que cargaba en su espalda, de ella vio como sacaba una libreta de color azul en la que empezó a escribir bastante entretenido. Pudo escuchar como el otro comenzó a murmurar a una velocidad que le parecía increíble, cabe decir que no entendía nada de lo que decía.
