Rosas negras

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Mi padre había decido dar una fiesta para celebrar que habían cerrado uno de los tratos más importantes de su carrera.
Habían contratado uno de los servicios de decoración más lujosos y costosos de toda Barcelona, la fiesta era en el ático de la gran torre de catorce pisos en la que se situaban las oficinas de mi padre, para mi gusto estaba todo demasiado ostentoso.
La decoración se basaba en tonos dorados con una combinación de negro que le daba mucha elegancia a la estancia, para acceder a la terraza tenías que usar el gran ascensor de cristal, a la entrada una especie de arco de rosas negras y doradas terminaban de dar la entrada a la gran terraza.
La terraza entera estaba iluminada por una luz tenue que le daba una imagen romántica y cálida, había mesas decoradas con manteles de la misma tonalidad repartidas por toda la terraza que contenían canapés y picoteo variado, un grupo de camareros se movían con rapidez por toda la terraza con bandejas que contenían copas de champán y un tipo de whisky para los más atrevidos.
Desde que habíamos llegado los periodistas habían insistido en hacernos un reportaje a toda la familia sobre que nos parecía el gran éxito que había tenido mi padre al cerrar ese contrato, como pudimos nos escabullimos de ellos sin dar demasiada mano a mal entendidos, lo hicimos como mejor supimos pero siempre hay alguno que le da un giro a las cosas y pone palabras donde nunca las hubo.
Íbamos todos muy acordes a la situación, mi hermana se había puesto un vestido negro que le llegaba a la mitad del gemelo, mi padre y mi hermano habían optado por un traje clásico de chaqueta negro con la corbata del mismo color, mi madre sin embargo había optado por un vestido de gasa en un color dorado con tonos rosas que la hacían ver hermosa y muy jovial, me encantaba ver a mi madre así, pero se que desde le informe que Alba iba a estar aquí esta noche no hacía más que tratar de tener entretenida a la gente para que no se fijasen en la entrada que haría cuando llegase.
Yo sin embargo a pesar de que me insistieron mucho decidí usar traje en vez de vestido, mi traje era de un color que según mi madre no terminaba de encajar con las tonalidades de la decoración que había en la terraza pero a mi me parecía que el granate combinaba perfectamente con los colores que había.
No llevaba ningún tipo de camisa, la americana se ceñía perfectamente a mi torso y pensé que no hacía falta ponerme camisa, decorando mi cuello llevaba un colgante que me llegaba justo a la apertura de la chaqueta con una luna al final de este. Unos pantalones de pinza del mismo color cubrían mis largas y esbeltas piernas y al final de estas unos tacones que le daban el toque final a mi vestuario.
La gente había empezado a beber y a reunirse por grupos mientras que bailaban al ritmo de la música clásica que sonaba de fondo, el ambiente esta bastante tranquilo la gente no se solía desmadrar mucho en este tipo de fiestas, mis hermanos y yo nos habíamos apartado de todo el bullicio quedándonos al borde de la gran terraza observando la belleza que tenía Barcelona por la noche y una media hora más tarde me llegó un mensaje de Alba diciéndome que estaba llegando al edificio así que cuando la gente empezó a murmurar unos cinco minutos después de eso no me sorprendió para nada.
Mi madre se acercó a mi, me cogió del brazo y me apartó de mis hermanos.
-Natalia, ya sabes que no tengo nada en contra de esa chica, pero porfavor solo os pido que sepáis comportaos.
-ya sabes que si madre, no te preocupes por nada.
Sabia que mi madre me lo decía de verdad, que no tenía nada en contra de Alba, pero ella no era como nosotros, suena despectivo pero es así, mientras que yo crecí rodeada de lujos Alba creció haciéndose heridas en las rodillas por tropezar mientras que corría detrás de algo.
Alba y yo nos habíamos conocido de una manera un tanto peculiar, obviamente no vamos al mismo colegio, ni frecuentamos los mismos lugares, no por que yo no quiera si no por que mi grupo de amigos son incapaces de moverse por los sitios que se mueve Alba.
Una noche unos cuatro meses atrás después una fiesta un poco ajetreada terminamos en el hospital, uno de mis amigos había bebido demasiado y tuvimos que llevarlo a urgencias y allí estaba ella.
Cuando fui al baño para lavarme las manos justo salía ella, yo llevaba una botella de agua en las manos que no había cerrado y ella salió tan inesperadamente del baño que se la verti entera encima.
*-pero que haces pedazo de gilipollas, no sabes mirar por donde vas*
No fui capaz de articular palabra, sus ojos me llevaron a otro mundo que desconocía por completo.
*-que pasa ahora? Te ha comido la lengua el gato? Por lo menos podrías disculparte no?*
Ella hablaba y yo seguía mirando como sus manos se movían rápidas sobre el tejido para impedir que se empapase más todavía.
Ella me repasó de arriba a abajo con la mirada para terminar diciendo lo siguiente.
*-no me extraña que no hayas intentado pedirme perdón, los de tu clase no ven más allá de sus narices*
Yo seguía inmóvil en el sitio sin decir absolutamente nada, simplemente no podía, me había perdido en alguna parte de su anatomía.
Ella se largó y no la volví a ver hasta que obligué a mis amigos a ir a una fiesta que organizaba su instituto y allí la volví a ver, le propuse salir, al principio me mandó a la mierda pero cuando fue pasando el tiempo fue aceptando hasta el día de hoy.
Me he quedado en el sitio en el que me ha dejado mi madre, no me he movido, quiero verla entrar sin escuchar a nadie quejarse o protestar.
Y allí estaba, las puertas del ascensor se abrieron lentamente dejándola salir, los murmullos por parte de los hombres y los sobre saltos por parte de las mujeres se empezaron a hacer notables en la sala mientras que Alba salía lentamente del arco de rosas.
Unas finas tiras de color negro se ajustaban a sus tobillos sosteniendo unos elegantes tacones que estilizaban sus piernas y la hacían ver más alta.
El vestido de color blanco con pequeños detalles en dorado y rosa se ceñía a su cuerpo dejando ver sus majestuosas curvas, la espalda al descubierto y un escote que caía por su propio peso, con una apertura en la parte inferior que dejaba ver gran parte de su pierna cuando andaba.
El pelo lo llevaba recogido en un moño dejando ver su nuca perfectamente rapada, el flequillo lo llevaba medianamente desordenado que le daba un aspecto mucho más juvenil.
Los sobresaltos de la gente fueron provocados por toda la piel y los tatuajes que mostraba Alba gracias a ese vestido yo también llevaba alguno que otro por ahí, pero solo se veía una pequeña parte del mandala que llevaba en el brazo. El vestido era de tirantes cosa que dejaba ver su brazo tatuado, la apertura de la espalda también te mostraba el grandioso fénix que llevaba en ella y la apertura de la parte inferior mostraba perfectamente la serpiente que llevaba rodeandole la pierna que te dejaba imaginar perfectamente que la cabeza del animal terminaba justo en lo más íntimo de su anatomía.
Alba se quedó observando la terraza durante unos segundo saludando desde lejos a mis padres y a mis hermanos. Mi madre le devolvió el saludo con una sonrisa que me demostró que aunque estuviese incómoda por todos los sobresaltos que había provocado al entrar gracias a su estética, se alegraba de verla. No más que yo claro.
Segundos después dirigió su mirada a la parte de la terraza en la que yo me encontraba y cambió el peso de su cuerpo a una pierna mientras que ponía los brazos en jarras y alzaba las cejas mientras que hacía contacto visual conmigo, cosa que me dejó helada como todas las veces que lo hacía.
Me dirigí a ella con paso firme, los hijos de algunos amigos de mi padre no apartaron la mirada del cuerpo de Alba en ningún momento, no me molestaba, yo también me quedaría embobada si fuera ellos, cuando llegue a su altura la cogí por la cintura y la acerqué a mi cuerpo, rodeando el suyo con mis brazos para depositarle un suave beso en los labios.
-estas preciosa señorita Lacunza.
-has acaparado todas las miradas cuando has llegado, sigues pensado que la que está preciosa soy yo señorita Reche.
Alba soltó una pequeña carcajada que me envolvió al instante, estaba preciosa.
-solo me interesaba acaparar una mirada ¿crees que lo he conseguido?
-si y con éxito además.
Alba se volvió a reír de una manera menos tímida y llamo la atención de todas las personas que estaban en la terraza, me quedé completamente embobada con esa sonrisa, cuando la tuve más cerca pude apreciar que su maquillaje era sutil pero los labios los llevaba de color carmín que me hacía querer volver a probar otra vez esos labios.
-me concede un baile señorita Reche?
-porsupuesto que si señorita lacunza, estaría encantada de hacerlo.
Nos dirigimos al centro de la pista de baile, unimos nuestros cuerpos como si solo fuese uno, la música sonaba de fondo y nuestros movimientos atraían las miradas de la gente, Alba era única y eso me encantaba.
-en que piensas Nat?
-en que soy la mujer más afortunada de esta terraza.
Cerré los ojos y acomodé mi cabeza en el hueco de su cuello, era ahí donde quería pasar el resto de la eternidad.

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2020 ⏰

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