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(Una semana después)

Nora, Sam y yo estábamos sentadas en la sala de estar, comiendo galletas después de haberme ayudado a limpiar todo el lugar.

—No vuelvas a hacer enojar a Alice —dijo Nora mientras reía, ya que lo de la limpieza fue un castigo.

—Ni me lo repitas —hice una mueca llevando una galleta a mi boca.

—Psss —Nora me dio un codazo, señalando a Sam -quien estaba sentada en un sillón individual frente a nosotras-  sonriendo hacia su celular.

Eso suele ser normal en ella, ya que se la pasa leyendo fanfics. Pero esta vez ella está escribiendo, lo que quiere decir que su sonrisa no es causada por una historia.

—¡¿Qué haces, Sam?! —la interrumpí luego de un rato, alzando la voz en un tono burlón.

Ella dio un pequeño salto, por lo que Nora y yo reímos.

—¿Con quien está hablando nuestra pequeña Sam? —ladea un poco la cabeza, viendo como Sam quiere aniquilarla con la mirada, pero con sus mejillas levemente rojas.

—Con Jack

—Que sincera, eh. No sabía que habían intercambiado números —mencioné.

—O tal vez lo buscó en su celular cuando él dormía —Nora y yo chocamos los cinco, riendo.

—Ja ja que graciosa —dijo con sarcasmo —Me lo dio el día después a la pijamada. En la mañana, cuando ustedes dormían.

—Aún no lo entiendo. ¿Tus favoritos no eran Noah y Finn? —dijo Nora con confusión.

—Primero: Caleb también es mi favorito. Segundo: lo siguen siendo, pero en Stranger Things. Y tercero: con Jack es diferente. Por más guapo que se me haga Finn, no sé como es en persona. Conozco un poco a Jack, su forma de tratar a las personas y no solo me cae bien porque era uno de mis crush famosos. No es como si alguien me dijera "oye, mira, puedes estar con Finn o Noah. Te los dejo aquí" y los cambiaría por Jack. Porque yo ya he convivido con Jack y no lo quiero solo por ser parte de It —explicó

—______, nuestra pequeña está creciendo.

(...)

En la tarde -cerca de las 15:00- las chicas tuvieron que irse a sus casas.

—Adiós, Lou —me despedí de Nora después de haberme despedido de Sam.

—¿Seguirás llamándome así? —preguntó cansada. A nuestro lado, Sam rió.

—De aquí en adelante solo te diré así —respondí y ella rodó los ojos.

¿Qué está pasando?

Sencillo. Hace un rato, ella se quedó dormida en medio de una película. Mientras dormía comenzó a balbucear cosas.

En uno de esos balbuceos se escuchó: Hazz, no me llames así. Yo soy Lou. Tu Lou.

Al parecer estaba teniendo un sueño larry (no la culpo, también los he tenido).

Desde ahí, Sam y yo la llamamos Lou. Y planeo llamarla así de aquí en adelante.

Así que borren de sus mentes "_______" o "Nora", ahora será Lou.

Comencé a caminar hacia la casa de mi querido vecino -nótese el sarcasmo- ya que me dijo que quería salir.

Vi como caminaba por la acera con la mirada en el suelo, con lentes, un beanie y una gran chaqueta añadida a su outfit.

Fruncí el ceño —¿Qué mierda llevas puest... No me jodas, Jaeden —caí en cuenta de lo que estaba pasando        —Olvidaste que aquí no eres nadie importante ¿cierto?.

Vi como su cara palidecio. Tenía razón.

Soltó una risita incomoda —Oops.

—Hi! —respondí de inmediato. Él me miró raro —Olvidalo. ¿Que querías hacer hoy?.

—Nada en especial.

—¿Es en serio, Jaeden?.

(...)

Estaba por anochecer, así que estabamos regresando a casa.

—Oye, ¿donde están tus padres? En el tiempo que llevo aquí no los he visto.

Mierda

Suspiré —Mis padres están muertos... No me gusta hablar de eso —respondí.

Él puso una mano sobre mi hombro en señal de apoyo —Tranquila, no te obligaré a nada. Sé que si en algún momento confías en mí, me lo contarás. Pero si no lo haces, no pasa nada.

Sonreí agradeciendo su gesto.

El momento terminó gracias a que un balón de basquet llegó a nuestros pies.

Jaeden lo alzó y lo tiró, encestando a la perfección.

Un chico -a quien puedo identificar como Dylan- comenzó a aplaudir, llegando hacia nosotros.

Me crucé de brazos, mirando hacia mis zapatos.

No me cae bien y la verdad no soy buena disimulando cuando lo hago. Es de esos chicos a los que solo les importa el deporte, no utilizan el cerebro y se creen los reyes porque la mayoría de chicas se derriten por ellos.

—Estuvo genial, hermano —lo alagó y Jaeden sonrió con egocentrismo.

—No fue nada —quiso restarle importancia, pero se notaba que pensaba lo contrario.

—No te he visto por aquí, ¿eres nuevo? —pregunta

—Sí, hace unas cuantas semanas me mudé a Waterloo Street —respondió

—Veo que tienes una encantadora compañía —noté como me analizó con la mirada.

Sonreí falsamente —Hola, Jenkins.

—Hola, nena —dijo, a lo que rodé los ojos. —Bien —regresó su mirada a Jaeden —¿Qué te parece si un día vuelves aquí? Tienes un gran potencial, al entrenador le encantaría tenerte en el equipo.

—Wow, sí. Eso sería genial.

—Este sábado habrá una fiesta en casa de un amigo. Nos podemos encontrar ahí...

—Jaeden Martell —responde a su incógnita.

—Genial, Jaeden. Yo soy Dylan Jenkins. Espero que vayas el sábado.

—Ahí estaré —dice con una gran sonrisa en su cara.

No puede ser.

Y sí, señoras y señores, Jaeden Martell eligió a ese grupo de idiotas de entre todas las personas que existen en Los Angeles.

No creo que esto termine muy bien.

Al menos no para mí.

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¡Feliz navidad casi atrasada!

Este es mi pequeño regalo.

Gracias por su apoyo, les amo

-A♧︎︎︎

Mi mundo al revés -Jaeden y tú- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora