EL GUARDIA REAL
Nunca se imaginó que un paisaje como ese le recibiría. Con el alba frente a él, pudo observar las montañas llenas de árboles verdes, caminos repletos de flores, aromas desconocidos, un clima cálido y animales que sólo había visto en libros. Yuu, su fiel compañero se veía feliz, trataba de salirse del camino en cada momento y él debía jalar las riendas para recordarle que tenían una cita en el palacio, ya habría tiempo de explorar y seguir maravillándome con tal belleza desconocida para dos forasteros de tierras heladas.
Después de varios días de viaje, Xiao Lang por fin había llegado al palacio de Mazapán. Estaba decidido a probar su valor, a demostrarle a su padre que él no sólo era un heredero, sino que podía ser mucho más. A sus veinte años era el segundo hijo del ducado de las nieves. Su hermano Kurogane siempre había mostrado ser hábil para todo lo administrativo, llevando a su familia a un momento lleno de abundancia y prosperidad. Sin embargo, para él, la vida… su vida, era mucho más que administrar y eso le había ocasionado problemas con su padre, quien creía que las batallas eran cosa del pasado. Por ello el duque no entendía por qué su hijo menor estaba empecinado en entrenar y le daba tanta importancia al uniforme rojo en lugar de concentrarse en lo verdaderamente importante: La extensión de sus riquezas.
Al entrar al pueblo pudo constatar lo que había oído durante todo su camino. La algarabía y felicidad de la gente era muestra de que su primo se había convertido en un buen gobernante y que el pueblo estaba mejorando su forma de vida, como decían. Esto le daba esperanzas de haber elegido el camino correcto, sin embargo el temor de no ser capaz o de estarse equivocando, como decía su padre, no lo dejaba sentirse completamente seguro.
El palacio era enorme y se podía ver desde la entrada del pueblo, pero al estar frente a él, la distancia no le hacía justicia; era gigantesco. Hecho de mármol con terminados en cristal, ventanas grandes que seguro daban mucha luz a su interior y la puerta de caoba decorada con diamantes de todo tipo le daba un toque único.
Bajó de su caballo, que fue tomado por uno de los guardias del palacio, mientras entregaba a otro la carta que traía consigo. Esperó pacientemente mientras observaba hacia donde era llevado su amigo, y cuando ya no pudo verle, su atención se centró en el lago artificial que podía ver a lo lejos, era muy bello.
—¡Li, Xiao Lang! —gritó uno de los soldados de la puerta—. El rey lo está esperando.
Caminó por varios pasillos, llenos de cuadros, jarrones y sirvientes. El soldado se detuvo al llegar a una puerta.
—El rey le verá aquí, espere adentro —dijo el soldado.
Xiao Lang agradeció con una reverencia y procedió a entrar a la estancia. Era muy hermoso, a diferencia de los pasillos, esta habitación estaba decorada con un mural, donde se podía ver la historia de los reyes, cómo se conocieron, su lucha contra el rey de los ratones y su victoria.
—¿Te gusta?
—Es muy hermoso, un recordatorio de tan grandes hazañas —contestó ensimismado, aunque inmediatamente recordó donde estaba y giró para ver a su interlocutor, el rey, que vestía de azul con capa roja—. Su majestad, lamento mucho haberle contestado fuera del protocolo, no me percaté, lo siento —todo lo dijo con una profunda reverencia y completamente avergonzado.
Eriol sonrió, aún no se acostumbraba a todo eso de ser rey, pero estaba muy contento de ver al que por relación con el duque Li, se volvió su primo. Ellos le ayudaron mucho cuando quedó atrapado en ese mundo y lo hicieron sentir como parte de la familia.
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El cascanueces y el guardia real
RomantizmXiao Lang tiene como sueño ser el guardia real del nuevo soberano del palacio de mazapán. Sin embargo su primer asignación lo llevará por un nuevo camino.