2.tiempo de esfuerzo

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[No eres nadie
hasta que alguien
te ama]

"Bueno, he decir que me sorprende verte aqui después de tanto tiempo." Ezio en vez de responder con palabras a su hermano mayor solo le gruñó en respuesta a la vez que levantaba ligeramente su mirada para verle, aunque solo se molesto más al ver aquella sonrisa burlona sobre sus labios. "Hoy no quiero estar con Leonardo. Eo es todo." Con una ceja levantada, Federico resoplo mientas colocaba ambas manos sobre su cadera. "Y por eso escapaste y te escondiste aquí."

Lanzando otro gruñido, Ezio niega con su cabeza alejando su mirada de él. "¡No me estoy escondiendo!" Ante aquella rabieta infantil, su hermano solo resopla nuevamente antes de encogerse de hombros con su mirada fija sobre el techo de la cueva. Esta cueva siempre fue su refugio de las responsabilidades, y sermones, de su familia, pues a veces estar solo tambien era agradable, aunque conforme crecían dejaron de usarla y solo de vez en cuando venían a beber o hablar de cosas más personales que sentían que no podían compartir con nadie más que ellos.

"Te dijo algo, ¿no? Por eso esta aquí... o probablemente tu dijiste algo." Eso último lo dijo en un tono juguetón que en vez de alegrar a Ezio, solo le hizo levantar una ceja con incredulidad. Federico, dejando salir un suave resoplido, cruza sus brazos antes de acercarse un poco más al otro joven y abrazarlo suavemente por la espalda mientras acariciaba su cabeza con su mano libre. "Vamos hermanito, ¿qué te aqueja? Cuéntame."

Al final, Ezio dejo salir una suave risita que alegro a Federico. "Eres un idiota. Pero-" Y antes de poder decir más, el menor Auditore llevó sus manos a su rostro para ocultar su frustración pues últimamente todas sus ideas estaban enfocadas en Leonardo, en como se vería debajo suyo, el sonido de sus gemidos, el sabor de sus labios. "¡Ugh! ¡¿Pero que demonios me pasa?!" Federico se alejo de él antes de sentarse a su lado y colocar su mano sobre su hombro, dando unas cuantas palmadas. "Pienso en cosas... cosas que me llevaban a la idea de querer copular con él..."

Aunque intento aguantar su risa, Federico no pudo y terminó soltando una gran carcajada que hizo que Ezio le propinara un fuerre golpe sobre su pecho que le hizo soltar el aire y su risa se transformo en quejidos. Ezio por su lado se levantó antes de acercarse a la pared de roca más cercana y dar un fuerte golpe sobre esta, provocando un fuerte estruendo y dejando un gran hoyo alrededor de su puño. A pesar de que la unión human-dragon no era muy común eso no queria decir que no fuese imposible. Además cuando se inciba la relación con un humano, siempre los dragones preferían usar a los humanos masculinos, debido a la fuerza y resistencia de su cuerpo, aunque tambien había excepciones y algunos otros preferían humanas hembras, que debido a lo extenuante del parto no sobrevivirian.

Cuando Federico pudo reponerse del golpe estaba dispuesto a regresarselo pero repentinamente todo a su alrededor empieza a tener un olor peculiar por lo que cubriendo su nariz, el Auditore mayor se acerca al otro para volver a colocar su mano sobre su hombro para llamar su atención. "¡Calmate! ¡Tu esencia está inundando la cueva, Ezio!"

"Lo siento, últimamente... he estado pensando en él y en cosas sucias." Y mientras decía eso, un ligero sonrojo comenzó a recorrer las mejillas de Ezio. Federico, finalmente sintiendose mejor, se ríe entre dientes mientras colocaba su brazo alrededor de su cuello para acercarlo mas a él. "Mi pobre hermanito, sufriendo por el amor, pobrecito." Dejando salir otro suave resoplido, Ezio intenta alejar a su hermano, quien tenía una picara y molesta sonrisa. Le molestaba este tema porque solo le estaba dando demasiadas vueltas a un asunto que no tenía importancia. Federico entonces colocó su otra mano por debajo de su mento sosteniendo ambas mejillas. "Si tanto lo quieres, ¿por qué no copulas con él y ya? Dejar salir todo de una vez y después lo olvidas, como siempre."

Mirándole de reojo, Ezio vuleve a fruncir su ceño antes de finalmente poder alejar a su hermano, quien no se resisitio y solo le dejo tener su espacio aunque seguía sentado a su lado. "No puedo hacerle eso. Jamás lo haría. Él... Él es alguien especial. No es nada aparecido a los humanos que he conocido antes." Y despues de haber dicho eso, oculto su rostro entre sus manos, sintiendosw muy frustarado. Federico solo le observó en silencio aunque se sintió un tanto asombrado y curioso a partes iguales, preguntándose en sus adentros si en verdad este era su hermano menor, pues usualmente Ezio no se preocupaba mucho de sus acciones y decisiones, pero ahora estaba totalmente cambiado, hablaba como una trovador tratando de cantar canciones de amores inposibles.

Por lo que colocando su mano por debajo de su mentón a Federico se le ocurrió algo que quiza pudiera ayudar a su querido hermano. Y levantandose rápidamente, le dice entre líneas a Ezio que le espere por unos momentos ha que tenia que traer algo, su hermano solo asiente lentamente su cabeza sin prestarle mucha atención.

Pasaron unos largos momentos antes del regreso de Federico, él cual volvió con una botella especial de vino. Ezio al verla, solo pudo hacer una mueca de disgustoy antes de darle la espalda a su hermano. Federico, con una ceja levantada, coloca su mano sobre su hombro para volver a llamar su atención. "Vamos, ha pasado un largo tiempo desde la última vez que bebimos juntos. Ademas, una buena copa de vino, te ayudará a reponerse." Y mientras decía eso, acercó la botella a su hermano. "Eso y quizá también las caricias de una bella dama." Y a pesar del disgusto que sintió antes, Ezio le miro de reojo antes de tomar la botella y formar una pequeña sonrisa sobre sus labios para justo despues empezar a beber el vino rápidamente y Federico solo se pudo reír al ver lo rápido que se bebía su hermano la botella. El sabor fuerte y amargo del vino era justo lo que necesitaba Ezio.

Al final, fue Ezio el que terminó tomándose la mayor parte del vino, por lo que, en un estando de embriaguez, comenzo a confesarse frente a su hermano, quien solo le sonreía picaramente mientras asentía su cabeza lentamente, escuchando sus incoherencias. Y en un punto, Ezio comenzó a llorar sin razón aparente, después comenzó a gritar y a golpear las paredes rugosas de la cueva dejando agujeros alrededor de sus puños. Federico le detuvo cuando se escucho un horrible estruendo cercano. "¡Vas a hacer que este lugar se derrumbe sobre nosotros!"

Lanzando un gruñido, Ezio se arroja contra su hermano, y debido a la sorpresa, ambos jóvenes cayeron sobre el duro al suelo, rodando hasta topar una pared. A ese punto, Ezio parecía finalmente más lúcido, pues habia empujado a su hermano a un lado mientras dejaba salir unos cuantos quejidos. "Bueno, al menos parece que ya estas bien." Mencionó Federico con un tono burlón que hizo que Ezio crujiera sus dientes. "Ya recordé porque no bebía contigo... lo siento por los raspones." Federico solo nego con su cabeza mientras se levantaba lentamente para sacudir el polvo de sus ropajes.

Y despues de esa pequeña riña, ambos permanecieron en silencio, aunque Federico le dedica una mirada un tanto curiosa. "Hey, Ezio, quizá si hablases con él, podrías dejar de sentirte así." Entonces, el mayor Auditore se encoge de hombros antes de recargarse suavemente sobre la pared rocosa. "Hablas de él como alguien compresivo asi que..."

"¡No, no! Si Leonardo sabe sobre mis pensamientos..." Y mientras decía eso, Ezio se levantó ligeramente mientras negaba su cabeza, a pesar de sentir una terrible punzada. "Él posiblemente me odie."

"Eres un necio."

"No Federico. No es necedad. Es miedo estamos cerca de la época de apareamiento." Y ante aquellas palabras, los ojos de Federico se abrieron un poco más debido a la sorpresa. Se habia olvidado de la época de procreación, pues a pesar de ser su temporada favorita, sin Ezio, no era divertido ver a las bellas hembras. "Si, esto continúa así, temo no poder controlarme." Entonces, Ezio coloco ambas manos sobre su rostro a la vez que dejaba salir un largo resoplido. Su hermano, nerviosamente colocó su mano sobre nuca frotandola suavemente, desviando su mirada de su hermano para ver a su alrededor, tratando de pensar en algo que decir o hacer para calmarlo pero al final no salió palabra alguna de su boca y solo pudo deejar salur una misera disculpa. "Lo siento." Ezio, alejando sus manos de su rostro, le miro por unos segundos antes de bajar nuevamente su mirada desganado. "Si. Yo también."

×××

Al llegar al taller de Leonardo, Ezio se paró frente a su puerta con su mano levantada lista para tocar. Tardo unos momentos en decidirse si hacerlo o no, y a punto de tocarla, la puerta se abierta y frente a él, estaba Leonardo sonriendole inocentemente sin percatarse de su presencia, y por eso Leonardo terminó chocando contra su duro pecho. El artista de la sorpresa cae al suelo sentando preguntándose lo que había pasado y al ver a Ezio parado ahí, su pregunta había sido respondida. "Ah, Ezio. Que alegria que estés de vuelta. Si que has tomado tu tiempo, lo cual es muy bueno porque todo joven necesita su tiempo."

Resoplando, Ezio extiende sus brazos hacía Leonardo para sostenerlo y ayudar a levantarlo suavemente. "Si, lamento haber tardado tanto...." Y mientras él decía eso, levantó a Leonardo suavemente antes de alejarse para darle su espacio. El artista negó con su cabeza colocando una de sus manos sobre su hombro. "Esta bien Ezio, debes estar aburriendo de mi estilo de vida tan tranquilo, de hecho mis jóvenes ayudantes también se escapan para despejar sus mentes."

Ezio sin decirle algo solo asintió su cabeza lentamente mientras colocando ambas manos sobre los hombros de Leonardo.

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2023 ⏰

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