Flamas de amor

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Un hombre rubio se encontraba patrullando por el pueblo, en caso de un peligro de algún demonio tratando de devorar la vida de un ser inocente.

Escuchó los sollozos que provenían de un sendero con árboles; en seguida fue a ver lo que sucedía.
Sus ojos dorados tal como el sol se enfocaron en una niña agitada, apoyada en un árbol de los tantos que hay.

―¿Qué te sucedió? ―preguntó con preocupación al ver los moretones en su blanquecina piel y un liquido rojo por todo su pequeño cuerpo.

―¡N-no me toques! ¡Alejate! ―suplicó. Su rostro horrorizado miraba con miedo al adulto, se abrazaba a si misma alejándose lentamente de él.

―Tranquila... no te voy a hacer nada... confía en mi. ―Caminaba a paso lento hacia la menor de edad elevando su mano zurda así es aceptada por parte de la contraria.

―¡Ayuda! ¡Ayuda! ―gritaba la femenina mientras retrocedía. Pero de un momento al otro cayó de espaldas golpeando su cabeza con una rama salida del pasto; su visión se volvió negra.

Con rapidez el pilar la inspección detenidamente; el cuerpo de la vulnerable temblaba, en ciertas partes de este había hematomas de color morado, debajo de sus ojos se encontraba un liquido transparente que recorría sus mejillas hasta finalizar en el cuello.
La cargo en su pecho, yendo en dirección hacia una finca en particular, sabia que en ese lugar era la mejor opción de dejarla en sus manos. Como Pilar de la Llama era su deber cuidar de los seres humanos, en este caso no pasó desapercibido.

• • •

La familia de Hana se componía de dos personas, su madre y ella; eran muy unidas, se ayudaban entre si.

Su situación económica era pésima. Sin embargo, las veces que obtenían una gran cantidad -para ellas bastante- o al llegar al fin de mes eran quitadas por el "mounstro"; la menor le había puesto ese nombre a su desgraciado padre alcohólico.
Lamentablemente, la madre al rehusarse darle aquellos billetes de valor, el hombre no se tomaba de buen modo.

La niña de corta edad, observaba y oía escondida cada atrocidad que el mounstro le hacia a la señora; los gemidos de dolor, las suplicas de que se detenga. Hubo unas veces que ella no se aguantaba el sufrir de la mayor, apresudara salía de su escondite en busca de protegerla, y ponerse al frente esperando los golpes brutos del tipo.

Fue así desde que tenia memoria. Sentía ansiedad al llegar al fin de mes, sabia que iba a venir la calamidad. Al ver a su madre con cicatrices o hematomas que las provocaba el desgraciado, su corazón le dolía a horrores al verla en tal estado ―a pesar de que ella también las tenia, pero no le importaba―. En todos sus sueños lleno de color y magia, el padre aparecía para arruinarlos, las teñía de negro dejándola sin poder dormir por varias noches. Su trauma crecía y crecía sin cesar.

Lo que más deseaba en el mundo era un lugar pacifico en donde pudiera vivir ellas dos; llenarlo de amor y alegría sin sufrir de la llegada del mounstro.

Pero... ese deseo está más allá de la realidad, era un sueño que jamas se pudo cumplir...

Finde mes era, la llega de la pesadilla se acerca.

Una noche de primavera donde solo la luna era testigo de todo; la misma historia se repetía una vez más.

Fue la primera vez que Hana contemplo el objeto que llevaba en sus manos.

Abrazadas se encontraban, pero la oscuridad las separaba.

Los gritos de desesperación de la madre se escuchaban por todos los árboles de cerezo que rodeaban la casa. La chica de cabello azabache corrió hacia su dos protegenitores le pegaba con todas sus fuerzas diciendo que soltara a la mayor. Pero como era de esperarse el padre le pateo el estomago a la niña reiteradas veces; para ella, cada golpe que le daba era menos doloroso. Quería llorar, sin embargo, ella se rehusaba no quería darle más placer.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2021 ⏰

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Flamas de amor | Kyojuro Rengoku | •[ᴋɴʏ]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora