N/A: Este fanfic es un regalo para Anita, mi Secret Santa (: Feliz Navidad, preciosa! Mil gracias por tu amistad *insertar corazón*. Siempre es un placer viborear contigo :v
Pairing: Seto x Joey
Disclaimer: La franquicia de Yu-Gi-Oh! no me pertenece. Presionen F en señal de respeto.
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ANNOYING
One-shot
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Seto piensa que Joey es molesto.
Y lo es. No tiene tacto, modales, ni buen gusto, es inoportuno, ruidoso, desgreñado y no podría dejar de ser un cabeza dura ni aunque su vida dependiera de ello. Es un perro sarnoso sin oficio ni beneficio que llegó un día a su mansión y nunca más se fue.
La única razón por la decidió recibirlo fue porque Mokuba (tierno, altruista y compasivo Mokuba) se apareció con ese perro malherido que apenas se podía mantener en pie. Seto se preguntó en qué clase de pelea callejera se había metido para terminar así pero no le dio mucho tiempo de sacar conjeturas porque su hermano ya lo estaba metiendo a su casa, a una de las habitaciones para huéspedes en donde sería atendido por el doctor de la familia. Al CEO se le hizo una exageración, porque bien podía habérselo llevado a una de las tantas clínicas de la ciudad, ¿pero cómo contradecir a Mokuba, que solo intentaba portarse como un buen amigo? Así que se quedó callado y se mantuvo en su oficina hasta que la casa dejara de estar patas arriba por culpa del rabioso intruso.
Al día siguiente descubrió que Joey había terminado tan mal por interponerse entre un grupo de depravados que intentaban abusar de una joven. La chica en cuestión sí había logrado escapar pero a los tipos no les había hecho gracia que los dejaran sin cena, así que se desquitaron con él a punta de golpes. Mokuba se lo había encontrado minutos más tarde mientras iba en la limusina, casi lo pasa de largo, pero logró identificar a esa figura sangrante que cojeaba como Joey Wheeler.
El resto era historia.
Seto rodó los ojos, solo a él se le podía ocurrir jugar al héroe, incluso en circunstancias como esas. En ocasiones, lo veía como esos perritos pequeños que se hacen los bravucones y provocan a los de raza más grande, aunque la desventaja sea enorme. Pero no había nada que hacer, ese perro era un hombre de convicciones.
Hoy por hoy, Joey es un miembro más de la familia. Por motivos que Seto aún no termina de comprender (y nunca comprenderá), empezó a salir con él, pero a salir en serio, con besos, abrazos, citas, habitación compartida y todo eso. Es surreal, piensa cuando está trabajando y de la nada se le viene a la mente la imagen de su vida con él. ¿Así es estar enamorado? Nunca le ha pasado y no lo consultará con Joey, porque enamorado o no, jamás le dará el placer de saber que, por una vez en su miserable existencia, es mejor que Seto Kaiba.
A veces se sientan en la cama para conversar de cualquier cosa y Joey recuesta su mentón en el hombro de Seto mientras este habla, aunque casi el 90 % son tecnicismos que jamás entenderá (porque no le interesa hacerlo, tampoco), y escucha atentamente todo lo que dice... como un cachorrito. Luego, Joey lo jala para un beso y no salen de la habitación hasta que es hora de cenar.
El CEO ya está acostumbrado a los modos del rubio. Por eso, no le extraña que lo primero que ve al llegar después de un viaje de negocios de dos semanas es a Joey abalanzándose sobre él y dándole un abrazo que por poco le corta la circulación. Seto sonríe suavemente y deposita un beso en el costado de su cabeza. Aún envueltos en ese abrazo asfixiante, caminan con pasos torpes hasta la sala y Joey se deja caer de espaldas sobre el sofá, llevándose a Seto consigo. Se quedan ahí un buen rato, solo existiendo y escuchando sus respiraciones hasta que Seto decide romper con la atmósfera incorporándose un poco.
-Siempre que regreso de viaje te pones así. A estas alturas, uno pensaría que ya estás acostumbrado.
Joey resopla haciendo un mohín (pero muy sutil para no verse como una mocosa de 14 años haciendo berrinche) y se coloca al costado del CEO, con los brazos y las piernas cruzadas en señal de protesta.
-Cuando te vas, no tengo con quién pelear -comenta con un tono desinteresado, como si no hubiera estado como koala colgado de su cuello hace cinco minutos.
-Así que solo me usas como entretenimiento barato. Pensé que pertenecer al grupito ese de la eterna amistad te hacía automáticamente una persona decente -responde con la voz llena de sarcasmo.
Joey le gruñe y ya está a punto de ponerse a pelear de no ser porque Seto estira su mano para pellizcar suavemente su mejilla izquierda. Esto parece tener un efecto tranquilizador en el otro, porque su rostro se calma de inmediato y se inclina ante el tacto. El CEO sonríe victorioso y se acerca para poder darle un beso.
-Eres un imbécil -susurra cuando sus labios se separan un poco.
-Si de verdad te incomodara, ya no estarías aquí.
Joey se queda callado porque tiene razón. Él se quedó ahí porque se autoinvitó, porque sabía que aunque Seto le correspondía, el hombre era demasiado inútil con cualquier tipo de relación interpersonal como para dar el primer paso a algo formal. Había tenido miedo de confundir las señales, de que no estuvieran en la misma página, pero así como tenía miedo, también tenía ganas de arriesgarse para no quedarse con las ganas.
Y al final, todo salió bien, muy bien. Perfecto.
El rubio se levanta del sofá y se sienta en las piernas de Seto. El empresario lo recibe entre sus brazos, cambiando un poco su postura para que ambos estén más cómodos y empieza a sentir besos ligeros por su rostro. Es gracioso que sea justamente Joey Wheeler "el elegido", ese del que ha oído hablar algunas veces a lo largo de su vida y que nunca pensó que fuera para él. Pero está bien, porque el CEO no le huye a nada, ni siquiera a sus propios sentimientos y, a decir verdad, el rubio es esa probadita de felicidad que no sabía que necesitaba.
-Nyeh, tengo hambre -dice Joey, poniendo una mano sobre su estómago para darse énfasis-. Te estaba esperando para comer, vamos ya.
El empresario asiente y se pone de pie, tomando la mano de Joey para llevarlo consigo. En el camino al comedor se pregunta qué desastre le habrá pedido a las cocineras, pero da por hecho que es algo grasoso como hamburguesas con papas fritas.
Perro simplón.
Seto piensa que Joey es molesto. Pero es leal, decidido, fuerte, buen amigo y siempre tiene alguna palabra de aliento cuando te sientes de la mierda. Sí, es el más desesperante de todos y eso está bien, porque no le cambiaría absolutamente nada.
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Annoying
RomansaSeto piensa que Joey es molesto y sí, lo es, pero está bien porque no le cambiaría absolutamente nada. [One-shot. Puppyshipping] Fan art: https://bit.ly/2WLcQGo