Capítulo 7: Luna

2.4K 180 11
                                    

- Harry. Harry háblame por favor, no hagas esto. No te cierres. - Podía escucharla tras la puerta. Sabía que la mantenía fuera, le hacía daño y estaba siendo injusto.

Abrí la puerta con un golpe de barita.

- Ha vuelto Hermione.- Dije con un nudo en la garganta

- Lo sé - Me dijo acercándose con cautela.- Sabes que no es tu culpa Harry, ¿Me oyes?. Nada de esto tendría que haber pasado. Esto no cambia quien eres.

- ¡No Hermione! ¡Esto lo cambia todo! Vi morir a una persona delante de mis ojos. Podría haber hecho algo y simplemente me quede mirando. Todo pasó muy deprisa. Y ahora nadie me cree, y siento que me estoy volviendo loco. Solo puedo ver esos ojos rojos. Cada vez que cierro los ojos veo el cuerpo de Cedric tirado al suelo. - A este punto ya estaba llorando.

- Harry, nadie espera que puedas con esto solo. Háblanos, sabes que estamos aquí contigo. - Me abrazo tiernamente, me sentí como un niño, pero tenía razón, esto era demasiado grande para mi. 

****

Me encontraba en la Madriguera. Dumbledor me había mandado ir allí antes del juicio. Últimamente sentía que todo se torcía. ¿Qué hacían demontores en Little Whinging? ¿Podría volver a Hogwarts?. Ojalá Sirius pudiera estar aquí, seguro que sabría como calmarme. Quizás podría ir a vivir con él.

A diferencia de lo que muchos pensaban, no era una persona tan despreocupada e impulsiva, pero sí que parecía tener un talento especial para los problemas.

Esa noche iba a ser larga, no podía dormir. Me quedé tumbado en esa cama absorbiendo los detalles de esa casa tan pintoresca. Adoraba la Madriguera, tenía todo lo que me encantaba del mundo mágico, aparte de Hogwarts, era lo más parecido a un hogar, Los Weasley eran lo más parecido que tenía a una familia; y Hermione, evidentemente.

- Harry. ¡Ei Harry! ¿Estás dormido?

- No, no creo que pueda dormir

- Irá bien. Mañana me refiero, el juicio y el ministerio. - Ron era un buen amigo, no era un buen orador, pero a su manera sabía como hacerte sentir que estaba allí para ti.

- Eso espero, necesito ir a Hogwarts. No podría volver con los Dursley

- Irá bien. Me imagino que si no Hermione sería capaz de presentarse en el mismo ministerio lanzando hechizos a cualquiera que se opusiera. - Dijo riendo y imitando los movimientos de barita a l'aire

- Sí, da miedo cuando se enfada. De momento no quiero contarle nada, no quiero que se preocupe.

- Harry...- Ron se recolocó en la cama y me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

- Me estás dando miedo, ¿qué quieres?

- Sé que les dijiste a los gemelos que Hermione es una amiga, pero sinceramente, creo que nadie se cree ese rollo de "hermanos". ¿Cuándo le dirás que te gusta? - Me cara se tornó escarlata al imaginarme la escena

- ¿Es tan evidente? ¿Crees que ella se habrá dado cuenta? - Pregunte preocupado

- Sois demasiado bobos para daros cuenta de lo que sentís. Suerte que luego soy yo el que está encantado, pero parece que veo las cosas con más claridad par de enamorados. - ¿Estaba insinuando que le gustaba? Hasta ese momento no había pensado en esa opción, ¿Podría ella quererme?

Un pensamiento nubló toda esa bonita idea. Voldemort. Eso complicaba las cosas, mi vida se volvía cada vez más complicada y no quería arrastrarla a todo esto.

- Ron, ¿A ti te gusta alguien? - De alguna manera se hacía extraño estar teníendo este tipo de conversaciones. Pero a la vez me hacía sentir más unido a él. 

- La verdad es que si, pero aun no sé que siento. Me da verguenza decirlo en voz alta. - Sus ojos miraban hacía la ventana intentando esconder su cara. 

- No te preocupes, nunca te juzgaría - Queria transmitirle la misma confianza que el me había transmitido 

- Luna. Me gusta Lunática. 


¡Cien centellas! Eres Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora