Parte Única

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Sabía bien que el crimen no descansaba, pero trabajar hasta las seis de la tarde del veinticuatro de diciembre había sido algo que no contemplaba en sus planes. Desconocía si su pareja estaba en casa o había tenido el mismo problema de quedarse hasta tarde en el trabajo, pero al menos ya había llegado. Abrió la puerta de su departamento y notó que en la entrada reposaban los zapatos de Eijiro. Así que estaba en casa.

Pasó, cerrando la puerta tras de sí. Mientras se sacaba los zapatos oyó pisadas que se acercaban a su posición. Su pareja se asomó desde la cocina, que estaba a unos cuantos pasos de la entrada del departamento.

—Bienvenido— Saludó con una sonrisa.

Katsuki notó que traía puesto un mandil.

—¿Estás cocinando?

—Sí. No llegabas y supuse que te habías ocupado en el trabajo, así que decidí ayudarte un poco— Levantó la mano, en la que traía un cucharón—. Sé que tú eres el que cocina mejor, espero no haber arruinado nada.

—Nah, no creo— Se sacó la chaqueta y la dejó en el perchero que permanecía en la entrada del departamento—. Déjame ver— Caminó a la cocina.

Bueno, no era el espacio de trabajo más organizado, pero no parecía que hubiera nada fuera de lugar.

—¿Qué estabas haciendo?

—Hice una crema de tomate, vi que dejaste los tomates afuera y lo habíamos hablado. Busqué una receta en YouTube, no sé si pensabas hacer algo más elaborado...— Dijo bajando la voz, apenado.

—Está bien, Eijiro, tampoco tenía algo en particular.

Dirigió su mirada a la estufa y notó que había otra olla en ella.

—¿Y eso qué es?

—Ah, empecé a hacer puré de papa. Son las papas cociéndose.

—Hmm— Se asomó, levantando la tapa.

Tomó un tenedor del cajón al que pertenecían y picó la papa a su alcance. Aún costaba trabajo introducir el cubierto, así que no tenían mucho de haber sido puestas. O, más bien, les faltaba cocción aún.

—Déjamelo a mí si quieres.

—Quiero ayudarte, si no te molesta.

—Bueno, entonces saca la carne del refrigerador, la dejé marinándose desde la mañana.

Era su primera navidad juntos.

No es como si no hubieran pasado otras navidades juntos, sí, pero era su primera navidad solos. Su primera navidad casados. Tenían, en total, cinco años como pareja, y cinco navidades anteriores que contar. La de su primer año de preparatoria, cuando aún no eran más que amigos, nada muy memorable, pero una celebración agradable; la de su segundo y tercer año de preparatoria, cuando ya se habían vuelto una pareja formalmente; y las dos pasadas navidades que habían vivido desde que se habían vuelto héroes profesionales.

—¿Recuerdas la navidad del segundo año de prepa? — Dijo Kirishima, sacando conversación.

—Cómo olvidarla.

(...)

—¡Kirishima, es en serio! — Insistía Kaminari—. La Navidad para los japoneses no es la gran cosa, sí, pero es como un segundo San Valentín. Ya se te pasó San Valentín para confesarte a Bakugo. Puedes hacerlo esta vez.

—Pero, Kaminari— Decía con lágrimas asomándose por sus ojos—. ¡No quiero que me rechace! — Se dejó caer a los pies de su mejor amigo.

—Todo el tiempo hablas sobre masculinidad— Intervino Ashido, quien estaba acostada en la cama del rubio, de la habitación en la que se encontraban—. ¿Pero no puedes hacer esto?

Primera Navidad - KiriBaku/BakuShimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora