El día en que la nieve danza

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De: Leinad_Cooky

Para: Ximely-chan

Los acelerados pasos rompían el silencio de aquel camino que se mostraba sereno en las cercanías del pueblo, uno tras otro azotaban el llano suelo que era participe de esa carrera que desde hace un año se había vuelto común a esas horas

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Los acelerados pasos rompían el silencio de aquel camino que se mostraba sereno en las cercanías del pueblo, uno tras otro azotaban el llano suelo que era participe de esa carrera que desde hace un año se había vuelto común a esas horas.

Katsuki Bakugo, un joven alfa de 16 años corría apresuradamente por el sendero que llevaba hacia la mansión Midoriya, una edificación que califico durante mucho tiempo como solitaria y austera, pero hace ya un año descubrió que entre sus paredes se escondía el más esplendoroso regalo que había podido llegar a su vida.

La familia Midoriya era la más acomodada que aquel pueblo que se alzaba entre las montañas, ellos eran los líderes de aquel lugar y siempre se mostraban como una familia unida y bastante misteriosa.

Nadie pisaba la mansión de los Midoriya sin un permiso especial de algún miembro de la familia, pues tras el asesinato del Hisashi, la seguridad en esa mansión había aumentado demasiado.

Sin embargo, Katsuki, era un habilidoso chico que después de la muerte de sus padres tuvo que aprender a vivir en la calle, y una de las reglas de vivir allí, era saber conseguir alimento, aun cuando se tuviera que robar para ello.

Fue tras varios días de observación que logro dar con una oportunidad para ingresar a la mansión y robar lo suficiente para sobrevivir un tiempo, previo todo, pero aun así el destino había preparado una sorpresa para el chico de cabellos cenizos.

Fue esa noche del 24 de diciembre en que se decidió a invadir el hogar de los Midoriya, la mansión quedaba desolada pues Inko y su hijo mayor Shindo la abandonaban para hacer acto de presencia en la gran festividad que organizaba el pueblo.

Katsuki aprovecho eso y se logró escabullir entre las paredes de la majestuosa edificación, camino por los pasillos buscando algo que fuera de valor, lo que no espero es encontrar a la más preciosa de las joyas en ese lugar, una joya cuyo valor no podría pagarse ni con todo el dinero del mundo.

Fue cuando entro en una de las habitaciones de aquella mansión, no supo en que momento, pero su cuerpo quedó paralizado tras detectar una leve fragancia dentro de esas cuatro paredes, una fragancia exquisita que abandonaba la cama que se encontraba en ese lugar.

Camino despacio, hipnotizado por ese olor a flores que creaba miles de emociones dentro de él, sabía que era un omega, pero no sabía porque creaba tantas sensaciones en su cuerpo, no era la primera vez que olía a un omega, incluso había olido a omegas en celo, pero ninguna reacción se generó en él, ¿Por qué este olor era tan especial?

No se dio cuenta cuando ya se encontraba al borde de la cama, y lentamente retiro la sabana que se le hizo bastante suave al tacto, y al hacerlo, quedo embelesado con lo que descubrió oculto allí.

Un joven omega de cabellos verdes, con una piel hermosa bañada de pecas, sus ojos estaban cerrados con unas perfectas pestañas adornando sus parpados, sus labios rosados se encontraban juntos con una leve abertura en forma de "o", Katsuki no pudo evitar pensar a que sabrían esos labios.

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