A la carga

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Jean miraba fijamente a los ojos a Lisa, ciertamente sus palabras la incitaban, pero parte de ella aún recordaba que la joven bibliotecaria había reclamado por su falta de atención, en cierto punto se sentía culpable por me hecho de que Lisa en el fondo realmente podría estar considerando que ella la usaba para desahogarse. Se encontraba arrinconada entre sus sentimientos y sus responsabilidades, y en ese mismo instante que la tenía enfrente suyo podía sentir como su corazón latía fuertemente al sentir cerca el delicado aroma floral de Lisa.
— ¿Que sucede Jean? ¿Tan rápido te quedaste sin palabras? — bromeó.
— No, lo lamento. Es solo que... A pesar que escuchar tus palabras mueven cada fibra de mí cuerpo, comprendo tu reclamo.
— Oh eso... — Lisa se acercó más aún. — No voy a mentir y decir que no es así, realmente lo dije con sinceridad, pero... Debo admitir que tenerte en este mismo momento para mí aquí en la intimidad de mí hogar sin que nadie nos moleste...
— ¿Tus palabras fueron ciertas entonces? — Jean la seguía mirando fijamente a los ojos.
— Por supuesto, eso que dije es cierto, y que disfruto verte suplicar también, señorita caballero de honor.

En ese instante Lisa tomó a Jean por el mentón y movió su cabeza de un lado a otro jugando. Jean no se oponía y la joven bibliotecaria sonrió.

— Buena chica, no te estás negando veo. — dijo Lisa animada.
— ¿Acaso tengo opción?
— Déjame pensar... No. — Lisa bajó sus manos por el cuello de Jean rozandola con sus largas uñas como si la rasguñara pero sin hacerlo realmente.
— ¿Desde cuándo usas las uñas así? — preguntó Jean.
— Oh... ¿Te diste cuenta? Bueno, desde hace relativamente poco. — Lisa siguió jugando con sus uñas en la piel de Jean.
— ¿No te parece demasiado el largo?
— Mmm... ¿Por qué tan interesada en ello? Oh, ya veo. — Lisa se acercó al oído de Jean. — Estás tan ansiosa por tenerlos en tu interior que estás decepcionada de pensar que quizá no se pueda, ¿Cierto?
— N-no es nada de eso... Simplemente me llamó la atención. — Jean apartó la mirada nerviosa.
— Querida, ponte a analizar cuando fue la última vez que vi esta linda carita llena de éxtasis. ¿No crees que hubo tiempo para que crezcan así? ¿De quien es la culpa de eso? — Lisa arrinconaba cada vez más a Jean.
— Ya dije que lo siento, ¿Que más tengo que hacer para que me perdones por mí ausencia? — Jean frunció el ceño.
— No tienes porque pedir disculpas, al fin y al cabo... No somos nada, ¿Cierto?

Jean se quedó en silencio sin poder mirar a Lisa a los ojos, quien sintió un poco de decepción debido a la reacción, pero en vez de ofuscarse decidió canalizar de otra manera.

— Arrodillate. — le dijo repentinamente.
— ¿Que? ¿Tan de repente? — Jean estaba sorprendida pero Lisa ya la tenía contra la pared.
— Por supuesto, ¿No estabas buscando redimirte? Arrodillate ahora mismo y cierra los ojos — Lisa se puso seria de repente.

Jean se arrodilló lentamente y al terminar de acomodarse cerró los ojos preguntándose qué planeaba su compañera. Lisa corrió con cuidado su ropa para no hacer mucho ruido y que Jean no sepa lo que estaba haciendo, su vestido azul intenso apenas tapaba ciertas zonas y su ropa interior quedaba expuesta si ella la acomodaba de cierta manera, por lo que al terminar de acomodarse pudo dejar su zona íntima expuesta, pudo sentir al correrla que ya se encontraba muy húmeda ya que había sentido como un hilo de su jugo se estiraba al separar la ropa de su cuerpo. En ese mismo instante llevó violentamente con ambas manos el rostro de Jean hacía su cuerpo y la joven caballero sorprendida abrió los ojos de par en par mientras por poco se ahogaba.

— ¿No te dije que cierres los ojos? Ya estás desobedeciendo. — dijo Lisa y apretó más aún la boca de Jean hacía ella. — Vamos, bebe todo para compensar tu error.

Jean se acostumbró rápidamente a aquello y comenzó a lamer y tomar todo aquello sin problema, llevó sus manos hacía los glúteos de la bibliotecaria y ella misma la presionó contra su lengua. Lisa se retorció un poco y también hizo fuerza con sus manos tomando el cabello de Jean.

Fruto prohibido 🍎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora