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(...)
Ambos countrys, uno más alto que el otro, estaban ya acomodando su habitación.
Eran casi las once de la noche, y ambos ya notaban rastros de ojeras debajo de sus, ahora, cansados ojos.
—Che, decíme, ¿de verdad valió la pena corregir todos esos informes, hoy? Lo pudimos haber hecho mañana, temprano.
Un chileno volteó a verlo, bajando la cobija que traía en sus manos.
—Sabí' que no podíamos dejarlo así, era algo importante, no quería dejarlo para mañana. No soy como tú, weon, te encanta dejar las cosas para después.
El más alto frunció el ceño, ayudó a acomodar la cama con las sábanas sin dejar ninguna arruga. Cuando tomó, ahora, una cobija, un poco más gruesa, se detuvo un poco para responder.
—Es viernes.
El chileno levantó una ceja.
—¿Y? —Respondió, mirando al argentino, quien estaba algo ocupado en doblar una cobija, ya sucia y lanzarla hacia el bote de ropa sucia. — No me digaí' que...
—No quería hacerlo hoy, punto... Ni mañana, ni pasado...
Chile ya no se movió de su sitio, cuando el argentino le aventó una cobija, cayendo en su cabeza, el de orbes dorados, se la quitó de encima, para verlo con reproche.
—¿Y te ibas a esperar hasta el lunes?
El labio de Argentina se quiso levantar un poco en una pequeña sonrisa burlona.
Si, eso pretendía.
El chileno solo soltó un suspiro. Lo bueno, es que todo eso lo pudieron terminar ese mismo día, o bueno, noche. Pero lo valía, si eso significaba que ambos tendrían todo el fin de semana para ellos.
Que lo disculparan sus amigos, pero él quería pasar tiempo con su pololo.
"Ay, este weon...Igual lo amo"
Chile sonrió tiernamente y para sí mismo. El celeste, lo miró de reojo, mientras seguían tendiendo la cama, y acomodando un poco, para terminar. El de ojos celestes lo miró curioso, más no comentó nada, solo quería irse a dormir ya, abrazado de su Chilito.
Unos momentos después, ambos ya estaban dentro de las cobijas, calientitos, con sus pijamas puestas. Argentina quería estar solo en bóxers, más, el chileno se lo impidió, refutándole que era un maldito loco y se iba a enfermar si lo hacía, el más alto solo se rio de aquello, pero le hizo caso al final.
—Oye...—El de la blanca estrella susurró, para llamar la atención del celeste. Argentina abrió los ojos, viéndolo fijamente, provocando que un notorio sonrojo se posara en las mejillas del chileno.
Las mariposas aún se podían sentir.
Argentino culiao.
—¿Sí?
—Te-te...
Argentina lo miró curioso, con una ceja alzada. Sin embargo, decidió guardar silencio, hasta que Chile terminara de hablar.
En cambio...
Chile se sentía nervioso, su estómago lo sentía con un fuerte nudo, sus piernas temblaban, no sabía si por el frio o por otra cosa. La mirada celeste lo taladraba en sobremanera.
Solo era decirle un simple "te amo" y ya, eso era todo. Más, le era un poco difícil todavía, a pesar de que ambos ya llevaban un año de casados, a Chile aún se le dificultaba un poco decirle esas dos simples, pero importantes, palabras.
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A dormir
RomanceArgentina y Chile están a punto de dormir, entre sábanas calientitas. Sin embargo un celeste se queda despierto unos momentos, sin poder conciliar el sueño. Asi que procede a contemplar el rostro tan apacible de su adorado chileno. . . . -Los person...