Amor Primaveral (Yaoi) (Editando la redacción)

Una noche intensa

*Aviso. Esta parte va a estar más hot. No la lean si son homofóbicos o "sensibles". En cambio si te gusta, adelante"

Haruo P.O.V.

Tomé el teléfono, vi que era Chris y enseguida contesté. Me siento en la cama mientras que nuestra charla se va hilando por sí sola, con un entramado complicado pero bastante burdo a la vez.

Por Dios, Chris siempre sabe cómo hacerme reír.

—¡No, no es cierto.Tú eres más gracioso, Chris! —o contradigo y sonrío.

Veo que después de unos segundos Nathan se para y se dirige hacia mí. ¿Qué querrá?

Entonces me despoja de mi celular y estoy a punto de protestar.

—¿Sí?. Ah, hola, habla Nathan. Haruo está ocupado en este instante, llame más tarde. —Colgó MI llamada.

—¡Oye! —grito molesto —. Yo estaba atendiendo esa llamada. —Señalo a mi pertenencia en sus manos.

—Mal por ti —se burla —. Tú me perteneces...

Uh.

¿...Qué?

Alarga todo su cuerpo al acercarse, mientras que mis ojos se celan de los músculos bien definidos del cuerpo ajeno. Sus ojos penetran los míos con una intensidad insoportable.

—¿Eh? —pregunté sonrojado después de que mi cerebro se hiciera cargo de recordarme cuánto demoré en examinar la trabajada musculatura de Nathan, y retrocedí, pero choqué contra la pared, sin alternativa ni oportunidad de escapar.

Creo que se golpeó más fuerte en la cabeza de lo que creí.

—Tú eres M-Í-O... —susurra sobre mis labios, antes de besarme.

No lo puedo creer...¡Nathan Smith está besándome!

¿Qué debo pensar ahora? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Así de suaves y...cálidos se sienten los labios de las personas, o sólo los de Nathan?

El delincuente de Nathan robó mi primer beso.

Es...extraño. Cálido y húmedo, pero, pero se nota que él es experto en esto.

Los besos son una cosa tan rara.

Cuando mi mente deja de divagar, puedo ver con claridad lo que pasa: Nathan Smith me está besando. Intento apartarlo, liberar mi nuca y mi brazo de su agarre y apartar para siempre mis labios de esta adictiva sensación de placer, pero él es más fuerte.

Al final termino dejándome llevar por éste rubio.

Un ruidito extraño y vergonzoso salió de mí, no, no fue un gas, fue un gemido, un gemido ahogado entre sus labios y los míos, del cual él se rio.

—T-Te voy a matar. —Lo cierto es que esa frase no tenía nada de cierto.

—Eso quisiera verlo —rio.

—¡AH! —gemí alto cuando mordió mi cuello.

Me quita mi chamarra y empieza a meter su mano debajo de mi camisa.

–E-Espera...detente...– dije entre jadeos.

—¿Estás seguro que quieres que me detenga? —preguntó seductoramente.

Estaba a punto de responderle que sí, de gritar sí, cuando tocó una de sus manos comenzaron a jugar con mis pezones.

—Pero ya estás tan excitado, sería muy grosero de mi parte que no me ocupara de lo que yo inicié —comentó poniendo una cara inocente.