Capítulo 48

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Pov Blair

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Pov Blair

Avanzamos juntas, tomadas de las manos, yendo directo a nuestro destino. Con la otra mano sostengo firme mi cuchillo. Lexi me ofreció el arma pero yo no la acepté. Ella está embarazada y yo no aseguro mi vida después de esta tarde. Sería incoherente y estúpido.

—Tengo miedo. —confiesa bajito.

Suspiro, mirándola.

—No puedo decir que yo no. —respondo en un aludido.

Llegamos al pasillo sesenta y seis. Las luces led rojas contorneando la puerta y la "V" en el medio siguen allí. Lexi suelta una palabrota y estoy segura de que es inconsciente al llevar su mano a su vientre. Una oleada de preocupación me recorre al saber que aquí podrían pasar cosas malas, muy malas.

Lexi es la que empieza a caminar con su mano firme en el mango del arma. Yo, como si fuese un robot, la sigo. Siento como gotas gordas se deslizan en mi espalda y rostro. Si Lexi no me estuviera agarrando, probablemente no dejaría de temblar y caería en un ataque epiléptico. Paramos de caminar a solo unos pasos de la puerta. El sonido de carga en el arma de ella me hace contener la respiración.

—Si no salgo con vida... —rompo el silencio.

—Para. No sigas. La dos saldremos, con India y con Rory. Punto. —ordena.

Me sorprendo al escuchar su tono, tan seca y demandante. Está nerviosa, más que yo.

—¿Entramos? —sugiero.

Traga en seco.

—Entremos.

Al sentir el frío del metal del picaporte me manda una corriente de frío haciendo que mis pelos se pongan de punta.

Todo está como lo recordaba.

Los bancos, el pizarrón, el foco amarillo que sólo ilumina dos bancos. Pero obviamente hay alguien que ocupa el escritorio del profesor. Doy un respingo al encontrar su rostro en la oscuridad. Mi corazón da un vuelco y se me forma un nudo en el estómago.

No West.

¡Estúpida! me reprocho.

Tener a Blake en la cabeza me impidió ver lo que tenía justo en frente de mí.

West me avisó, y yo no le hice caso.

Lexi aprieta mi mano lanzando un dolor agudo en mis dedos, pero la incertidumbre y ansiedad funcionan como morfina. En mi mente, apenas en fracciones de segundos, pasan millones de maneras de como matarlo. Cuál es la forma más dolorosa y lenta posible. Si no estoy corriendo hacia él y clavando el cuchillo que tengo en mano, es porque Lexi rompió el silencio, sorprendiéndome otra vez.

—Hijo de re mil puta. —maldice entre dientes.

La sonrisa que siempre la caracteriza parece que nunca la tuvo. Su rostro tiembla levemente a causa de la ira.

El club del pasillo 66 #1 ✔️ En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora