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El baile terminó y cada una de las parejas regresó a su respectivo asiento. Sanji escapó de Law con las mejillas enrojecidas, pues no se esperó la llegada del joven y que este le ayudara a quitarse de encima al otro alfa pretencioso, internamente lo agradecía de otra manera hubiese armado tremendo escándalo. No volvió a acercarse a la mesa ya que pudo ver a sus queridas damas mirándolo de manera picara. Caminó hacia la mesa donde se servía la comida y tomó una copa de vino para pasar el tiempo, lástima que su espacio personal fuese invadido por unos hombres de edad incluido Ichiji.

—Señor Vinsmoke, beba con nosotros. —habló uno de ellos en tono alegre.

—Por supuesto. —Se acercó ocultando perfectamente su molestia.

La conversación giró en torno a negocios, a lo cual ni siquiera prestaba atención, su único objetivo era beber lo más pronto su vino, así tendría la excusa perfecta para alejarse de ellos.

—Señor Sanji, observé que bailó con mi hijo. —Palmeó la espalda del rubio con toda confianza. —¿Qué tal le pareció mi muchacho?

—Encantador. —Tan solo decir esas palabras le causó nauseas.

—Es bueno escuchar eso, si usted cree conveniente puede seguir viéndolo. ¡Le aseguro que es un gran partido! —vociferó llamando la atención de algunos invitados.

—Debo suponer que es un gran chef. —Agitó la copa de vino.

—Bueno como podría explicarle... —Se puso nervioso. —Espero que usted le enseñe.

—Al parecer no le comprendí, ¿puede explicarse mejor? —Sanji esperaba que fuera una broma de mal gusto.

—No creo que le moleste enseñarle, debo admitir que mi muchacho es despreocupado y aún no escoge una carrera de su interés, pero no tengo nada de qué preocuparme si usted lo guía. —lo dijo tan relajado que le causó a Sanji un tic en el ojo.

El rubio soltó una carcajada que dejó a los mayores estupefactos, ese hombre se veía desesperado por deshacerse de su hijo que creía conveniente engatusar a cualquier omega con dinero, debía esforzarse en conseguir uno que fuera lo suficientemente ingenuo para emparejarlo con su hijo.

—Creo que está equivocado señor, si algo espero de quien sea mi pareja es por lo menos tenga conocimientos en administración de empresas, y por lo que escuché de su hijo tiene 30 años, ¿espera que ponga en riesgo el patrimonio de mi familia por alguien que no tiene conocimientos en nada? —La sonrisa de burla que tenía en su rostro no fue tomada de buena manera por la otra parte. —Lo siento, pero no hago de niñero.

—¿Como se atreve? mi hijo...

—Sanji, vámonos. —Ichiji lo agarró del brazo y lo arrastró lejos de los invitados.

Pasaron por varios pasillos hasta llegar al jardín trasero, una vez asegurándose de que no había nadie soltó a Sanji de manera tosca.

—¿Tanto te costaba decirle que lo pensarías? —Miraba a su hermano con enojo.

—¿Y para verlo merodear por mi oficina? no gracias, es mejor decirles sus verdades a la cara. —Lo veía de igual manera.

—Aun así, te hubieras mantenido en silencio, ese hombre es un socio importante y no puedo simplemente quedar en malos términos con él. —amonestó aun sabiendo que Sanji haría oídos sordos.

—¿Entonces para ti estaría bien aguantar a un bueno para nada? —dijo refiriéndose al hijo de ese socio. —No soy como tu Ichiji, yo no tengo que soportar las estupideces de unos vejetes. —despotricó ya fastidiado del tema.

Sanji abandonó el sitio sin importarle las réplicas de su hermano, Ichiji era fastidioso con toda su moral y sinceramente no se arrepentía de haber dejado a ese anciano en su lugar. Este de seguro era el típico padre que consiente demasiado a sus hijos, en un futuro no le sorprendería que se fuera a la ruina por no tener a un sucesor apto para hacerse cargo de sus bienes. Volvió de regreso al salón, no obstante, prefirió ir al balcón a tomar aire fresco, sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros y un encendedor, llevó uno de los cigarrillos a la boca y seguidamente lo encendió.

Destinos Enlazados |LawSan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora