Desaparecida

Capítulo 16."¿Puedes luchar por mí?"

ADVERTENCIA.

No tengo idea de cómo vayan a tomar la información que va a revelar Bella, así que lean todo bajo su propio riesgo. 

Pd: La advertencia era más formal, pero mi editora dijo que el capítulo no es tan turbio como yo pensaba :). 

     

     Alemania, 6 de abril del 2019.

     Bella.

     En 2014 fui secuestrada junto a mi mejor amiga en el club Nightmare. Nos dejaron en el Club 8 y nuestras vidas se convirtieron en un jodido infierno. Después de varias semanas retenidas, llegó una chica con cabello rojizo, una menor de edad. Inmediatamente, hicimos conexión. Todas las chicas que estábamos en la misma celda nos hicimos muy unidas, sobre todo Mica y yo.

     Nuestra conexión se hizo más fuerte cuando una noche me subieron al escenario para ser violada por un hombre, en frente de todos, pero Mica sacó agallas de donde no tenía y subió al escenario conmigo, se encerró en la jaula de cristal y ambas dimos uno de los mejores espectáculos de ese club.

     Estaba cansada, asustada y humillada, pero prefería mil veces follar con ella por voluntad propia que sumar una violación más a mi lista. Desde ese momento algo conectó entre nosotras. No sé si fue el hecho de que nos dimos un orgasmo verdadero después de varios meses llorando por los abusos que recibíamos. Es algo indescriptible el pasar del agotamiento a la euforia en un segundo.

     Todas las chicas éramos abusadas mínimo una vez al día, el sentimiento de que algo estaba roto dentro de mí era asfixiante. Sentía la necesidad de acabar con mi vida para dejar de sufrir, no tenía la esperanza de volver a sentir algo por alguien. Era tan oscuro estar en ese lugar, sacaba un lado primitivo de mí que me da miedo recordar. Pero, ese día que Mica entró a la jaula conmigo, cambió todo. Después de tantos meses de tortura, sentí el placer puro, fue un verdadero éxtasis. Teníamos a más de cincuenta espectadores, masturbándose al ritmo de nuestros gemidos, pero nada de eso importó, el morbo se había apoderado de nosotras y la necesidad de llegar al clímax fue superior a cualquier otra.

     Estábamos drogadas y excitadas, después del primer orgasmo no pudimos detenernos. Además, dentro de la jaula habían demasiados juguetes sexuales que potenciaron nuestro morbo. El hecho de olvidarnos de todo, darnos placer, conseguir un orgasmo y disfrutar de los espectadores, nos devolvió el alma al cuerpo. Me sentí viva después de meses estando muerta. Estaba haciendo algo que quería, nadie me estaba maltratado y estaba totalmente hipnotizada con el morbo que me daban los gemidos de Mica y los tipos masturbándose, por primera vez me sentía parte de ellos.

     Ambas conseguimos llegar a cuatro orgasmos esa noche y después de que el efecto de la droga comenzara a perder peso en nosotras, nos dimos cuenta de lo que en realidad estábamos haciendo. Caímos en la realidad de nuestras vidas. La humillación se convirtió en mi segunda piel cuando vi lo que habíamos hecho, disfrutamos hacer ese show, lo peor fue darme cuenta que me calentó demasiado que el público se masturbara mientras nos veía. Claramente, el asco nos ganó y la decepción en nosotras mismas nos quebró más.

     Pasamos de no sentir nada, a sentir todo; y de sentir todo, a sentir asco. Fue decepcionante vernos desnudas, delante de la multitud. La droga en nuestro cuerpo hizo que el morbo dominara nuestros sentidos y al sentir la pizca de placer, explotó nuestro lado más primitivo.

     Lo peor del caso es que pasamos un tiempo de ninfomanía entre ambas. Después de esa vez, lo hicimos en todos lados. Todo era intenso y consumidor. Éramos violadas todos los días, pero nos drogábamos con nuestro propio placer, para olvidarnos de todo. El poder sentir orgasmos después de haber sido abusada, era la mejor droga que podía consumir. Creamos una relación sexual adictiva y eventualmente destructiva. Mi cuerpo pedía a gritos un descanso, pero no estaba dispuesta a dárselo. Después de sentirme usada, sucia y humillada, acudía a Mica para que eliminara esa sensación. Aún sin tener fuerzas para soportar el placer sexual, deseaba sentir un orgasmo. No importaba lo mucho que doliera mi vagina, ni los moretones en mi cuerpo, lo único que calmaba mi ansiedad era tener orgasmos y Mica sabía dármelos. Ya no follábamos solo en los shows, lo hacíamos con o sin público. Como dije antes, desarrollamos la verdadera ninfomanía.