"Hola Naruto."
Parpadeando, Naruto se concentró y luego su sonrisa se ensanchó cuando todo el propósito de su posición frente a la torre del Hokage estaba frente a él.
"¡GAARA! ¡Ya era hora! ¡Pensé que ibas a estar ahí para siempre! ¡VAMOS TENEMOS QUE APRURARTE!"
Salió corriendo sabiendo que Gaara lo seguiría.
"¿A dónde vamos?"
Su amigo estaba a su lado mientras saltaban del suelo a los tejados.
" Teníamos pensado ir con los chicos a comer ramen, noche de chicos."
Él colorado lo miraba mientras iban saltando por los tejados, ya estaban llegando y podían notar los distintos peinados o cabellos que llevaban ese grupo de hombres de ya 18 Y otros con 20 años como Neji o Lee.
" Ya estamos todos" dijo Chouji quien estaba comiendo de sus papas fritas.
" ¡¡Si!!! DÍA DE CHICOS!!" gritaba el rubio haciendo sudar al resto.
" A dónde se dirige?" dice Lee, quien miraba como una chica reconocida para cualquiera por su exótica melena y ojos se dirigía al departamento abandonada.
" No lo se" dice Naruto. " Pero quiero saber".
Él rubio se llevó un suspiro por parte de todos, ya que ese día la mayoría estaba cansado por las misiones en toda la semana. Pero para no romperle la ilusión..
" Bajemos nuestro chacra para que no nos sienta" dice Sasuke.
Con solamente chacra en los pies subieron por el balcón y se pusieron detrás de objetos para no ser vistos por la pelirosa.
Todo se encontraba oscuro y había mucho silencio, estaban esperando hasta que las luces se comenzaron a prender en el cuarto, dejando a la vista un caño en medio.
' extraño' pensó Gaara quien no tenía idea porque había caído tan bajo siguiendo a la mejor amigo del rubio chillón.
De repente una música sensual comenzó a escucharse, de la puerta blanca salió la pelirosa. Llevaba lencería de liga negra con cordones que se unía a un ajustado traje de malla de spandex, el material era tan delgado que dejaba poco a la imaginación. Llevaba una chaqueta encima del traje mientras los mechones ondulados de color pastel caían en cascada por la elegante curva de su espalda. Los guantes de cuero adornaban sus brazos tonificados y un sombrero de chófer negro se sentaba en la coronilla de su cabeza.
" Joder" dijo Kiba quien no podía apartar los ojos de la sensual mujer que se encontraba frente de ellos, sólo que ella no podía notarlos.
" Shh" dijo Shino quien detrás de sus gafas sus pupilas se encontraban dilatadas.
Ella estaba sentada en una silla con una pierna cruzada sobre la otra. Desdobló las piernas con práctica facilidad y deslizó las manos sensualmente sobre ellas. Levantó una pierna en el aire mientras arqueaba la espalda, exponiendo la suave curva de su cuello. Ella bajó lentamente su pierna e imaginó manos más grandes que las de ella mientras las recorría a lo largo de sus costados y a través de sus largos cabellos. Echó la cabeza hacia atrás y curvó la columna, con la boca abierta en silencioso éxtasis. Sus movimientos tenían una gracia felina que sin duda fue ayudada por su habilidad natural como Kunoichi.
Estaba tan metida en su show privado que no podía darse cuenta que a nada se encontraban sus compañero de toda la vida y el Kazekage de la aldea de la arena. Ellos conocían a Sakura desde hacía años, desde que eran niños y ella no era de las que se mostraban a sí misma ante los ojos masculinos (y algunos femeninos). Prácticamente rezumaba sexo y prácticamente el sueño húmedo de todo hombre se hacía realidad, ya que sus movimientos carnales desafiaban por completo su actitud generalmente conservadora.
Sakura se deslizó sensualmente de su silla hasta ponerse en cuclillas, apoyada sobre manos y rodillas. Sintiéndose más audaz, se hundió a cuatro patas mientras hundía la mitad delantera para dejar que su pecho rozara el suelo mientras su mitad inferior permanecía alta en el aire. La posición hizo maravillas para su cuerpo ya que la curva de su columna acentuó sus anchas caderas y su trasero curvo. Se movió como un gato mientras gateaba hacia su objetivo. Con cada movimiento lento y exagerado, su trasero se balanceaba de un lado a otro, atrayendo más de unos pocos pares de ojos. Ella rodó su cuerpo lentamente, moliendo descaradamente contra el frío suelo. Sus movimientos harían que cualquier pobre virgen se ruborizara de vergüenza.
Sakura se levantó graciosamente de su posición en el suelo mientras agarraba el poste que estaba en el centro del escenario. Rápidamente aplastó la astilla de ansiedad que subió por su columna vertebral.
Deslizó sus manos provocativamente sobre su cuerpo y las movió en sensuales figuras en ocho, llamando la atención sobre sus piernas increíblemente largas y sus anchas caderas. Envolvió una pierna alrededor del poste y apretó la pelvis contra él. La mayoría del tiempo se la pasaba en misiones y cuando no habían misiones se la pasaba en el hospital ya que era la directora. Pero cuando podía estos momentos los disfrutaba haciendo cosas que la hacían sentir empoderada y hermosa.
Una vez que alcanzó la cima, envolvió sus piernas alrededor del poste, apretando sus muslos mientras arqueaba su espalda fuera del poste. Extendió los brazos y agarró el poste, con la espalda todavía arqueada en forma de U. Con gracia compuesta, lentamente desenganchó una pierna del poste y terminó en una posición dividida en el aire. Aún agarrando el poste, dejó que la parte inferior de su cuerpo cayera graciosamente de su posición, deslizándose ligeramente por el poste. Se incorporó y se colgó de las piernas con la espalda arqueada hacia atrás.
Sabía que ninguno de los shinobi antes que ella podía hacer lo que estaba haciendo. Se sintió satisfecha con el hecho de que ninguno de sus compañeros de equipo, sin importar si eran potencias ninja, no podía utilizar su cuerpo de una manera tan carnal, para reducir a un hombre a un lío desenfrenado. Podía usar su cuerpo como arma para poner de rodillas al más poderoso de los hombres y era innegablemente gratificante. Lástima que ella siempre utilizaba una imagen penosa y virginal. Para sus amigas ella seguía siendo una virgen, casta y pura. Y estaba segura que sus amigos del sexo contrario pensaban lo mismo.
