Capítulo Setenta y Nueve

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"Atrapado"

Fiorella

— ¡Massimo!

Araño con fuerza la piel de su espalda mientras siento como él se entierra más en mí. Llegando muy profundo. Mi respiración se entrecorta con cada estocada y mi cuerpo no para de sudar debido al esfuerzo que impone nuestra actividad mañanera.

Vita —un gruñido sale desde lo más profundo de su garganta, lo cual revoluciona mis hormonas aún más —. Te sientes tan bien.

En nuestro penúltimo día de luna de miel, una mañana no tan distinta a las otras, Massimo ha decidido comenzar de una buena manera. Bastante energizante y estimuladora. Después de despertarme para una sesión de besos, que pasó a ser una sesión de toqueteo y luego terminó en... lo que estamos haciendo ahora. No hemos perdido nada de tiempo en nuestra estadía en París y yo no puedo estar más contenta con ello. Nada más comenzamos, mi amante apasionado me llevó hacia la pared de la habitación, donde se ha encargado de hacerme ver las estrellas por un buen tiempo.

Mis piernas se adhieren a su trasero cuando siento los espasmos arribando a mi centro. Massimo se mueve de manera exquisita, tomándose su tiempo para complacerme y jugar con nuestros cuerpos, satisfaciéndome por completo.

—Llévame a la cama —suplico, a punto de estallar. Massimo aumenta el ritmo de sus embestidas, haciéndome saber que también está a nada de acabar —. Massimo, por favor.

Escucho su gruñido de molestia y de placer al mismo tiempo, sin embargo, termina por hacerme caso y sin salir de mí me lleva hacia la cama, donde sin que lo vea venir, cambio nuestra posición, terminando yo arriba de él. Volviendo a tomar el ritmo, muevo mis caderas para poder alcanzar nuestro éxtasis.

—Veo que te está gustando esto de llevar el control, piccola —. Massimo gime. Sus manos van directamente a mis pechos, los cuales se encarga de amasar a su gusto. Muevo mis caderas en círculos, arrancándole otro gemido, esta vez más fuerte —. Bueno, yo estoy de acuerdo con ello.

—Estoy a punto. —Respiro con dificultad. Me inclino hacia atrás, recargando mis manos en sus piernas, arqueándome hacia él. Sus manos pellizcan mis pezones, haciéndome jadear con fuerza — ¡Massimo!

Cuando mis paredes comienzan a apretar su miembro, él se endereza y me atrae a su pecho, tomándome de la cintura con posesividad. Sus labios atacan los míos, besándome con pasión y deseo. Eleva sus caderas para marcar también su paso y llegar pronto.

—Amo hacerte mía, y amo que me hagas tuyo —exclama con voz gutural. Yo comienzo a gemir más fuerte cuando siento que mi orgasmo está a punto de estallar. Lleva su mano a mi cuello y aprieta un poco, lo cual, de manera rara, me excita más—. Vente para mí, amore.

Y como si sus palabras fueran mágicas, mi orgasmo explota, liberando a mi cuerpo entero, llevándome a un estado de calma pura. Mis manos dejan de apretar los hombros de Massimo y permito que siga poseyendo mi cuerpo hasta que él consigue su propia liberación.

Una vez recostados en la cama, con sus brazos rodeándome y sus labios besando mi mejilla de manera dulce, siento como las cosas vuelven a estar en su lugar y como mi corazón se tranquiliza al sentir que está en su lugar seguro.

— ¿Qué quieres hacer hoy? —me pregunta mientras acaricia mi cabello, logrando un efecto conciliador en mí. Mis ojos apenas y pueden mantenerse abiertos.

—Siendo sincera, estoy muy cansada como para querer salir. —De su pecho sale una risa ronca. La mano que tiene libre me toma de la cintura y me acerca más hacia su pecho —. Eres un arrogante.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora