02

1.7K 180 35
                                    

Tan gracioso de ver, que era inevitable soltar pequeñas risitas ahogadas por una de sus manos.

El azabache posaba una de sus enormes manos en la cabeza de un chico bastante pequeño pero musculoso mientras éste se retorcía y Christine no pudo evitar soltar una alta carcajada cuando se escuchó.

-Mocoso. ¿No te dije que pusieras papel en el retrete?.- soltó Yami apretando fuertemente su cabeza con una mano y con la otra apresando el cigarrillo al darle una calada.

Bastante relajado para la situación cuando debería estar simulando molestia y enojo.

-Ah, ah, ah. Yami Danchou me va a aplastar la cabeza. Ah, ah, ah.- se quejó el chiquitín mientras seguía retorciéndose.

Y una Christine roja y sin aliento por la incontrolable risa, se veía detrás bebiendo de una botella de vino con Vanessa, otra miembro de la orden.

-No te lo volveré a repetir, mocoso. Supera tus límites, se un buen caballero mágico y pon papel en el maldito retrete. Quizás te regalen una estrella de esas que da el anciano por tu gran esfuerzo.- dijo con una sonrisa retorcida mientras lo soltaba y procedía a sentarse a un lado de Christine en el sofá del salón.

Cruzó sus piernas, le dio otra calada a su cigarrillo y miró de reojo a la chica a su lado, casi después, soltó un suspiro pesado.

La chica de mechones rizos se encontraba bebiendo directamente de una botella mientras que su subordinada al lado, hacía lo mismo.

Aquella chica lo volvía loco, hasta el punto en que a veces no podía dormir por las escenas que su mente creaba para joderle la noche. Se incorporó y caminó hasta posarse delante de la salida del refugio de los Toros Negros.

Ella con el máscara rara con manos entrelazadas paseando en una cita. Abrazados mientras se decían cursilerías, mientras se besaban. Oh, no pudo evitar soltar un fuerte golpe en la pared de su lado, consiguiendo que todos en el salón lo miraran, incluida ella.

- Ya ves lo que provocas, delincuente virgen, si no estuvieras gritando con tus quejas de virgen, Danchou no estaría tan molesto.- resopló burlona entre dientes Vanessa y miró fulminante al usuario de magia de fuego.

Este le devolvió la mirada con incredulidad y dejó de tirarle bolas de fuego a Luck, quien rápidamente se aburrió y bajó del techo.

-¿A quien le dices delincuente, anciana ebria?.- soltó en un chillido acomodándose sus lentes de sol en su nariz.

Christine, todavía preocupada por Yami -ya que éste mantenía su puño incrustado en la pared- se incorporó y se acercó a él. Retiro suavemente su mano de la pared y le hizo girarse por encima de sus talones.

- Yami, ¿Qué sucede?.- le preguntó preocupada pero el azabache se había quedado absorto mirando sus ojos.

Aquellos ojos que para él eran brillantes estrellas.

Le dio un suave apretón y otra vez, una sonrisa socarrona posada en sus labios.

- No pasa nada, mujer. Ya es normal destrozar las paredes de esta mansión.- le aseguró mientras posaba su enorme mano derecha en su cabeza y le despeinaba sus rebeldes cabellos.

Él sabía que eso a ella, le molestaba, lo hacía solo para ver su graciosa reacción.

Cómo lo supuso, Christine encogió la nariz y frunció el ceño, retirándole la mano de un manotazo mientras se arreglaba algunos mechones rebeldes.

-Tsk. Ya ni sé por qué me preocupo por ti, mastodonte.- soltó con un fingido tono molesto mientras salía del refugio de su orden de caballeros mágicos, recibiendo una sonrisa burlona por parte del azabache.

Opuestos por Naturaleza || Yami SukehiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora