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A pesar de sus años de entrenamiento, ya se encontraba totalmente al límite. El aire que respiraba quemaba al entrar por su garganta y al llenar su pecho, y sus piernas temblaban a cada paso que daba mientras corría por el denso bosque aledaño a su palacio.

Había llegado el tan temido día en el que debía partir de su hogar.

Le dolía el cuerpo, pero no quería detenerse, no quería pensar. Pero el destino es cruel, por lo que terminó tropezando y cayendo entre flores y fango, casi rozando un arroyo.

Se quedó así, recostada y muy quieta. Cerró los ojos y escucho atentamente el agua correr, los grillos que entonaban una bella melodía nocturna. Respiró profundamente, sintiendo como el aire frío de la noche le llenaba los pulmones, el aroma a flores, plantas y humedad le daban paz.

Queria recordar todo de su hogar, todo sobre esa paz de la cual al día siguiente se vería privada. Al abrir los ojos apreció un precioso cielo estrellado. Las estrellas parecía que formaban un hermoso y abundante río en la oscuridad de la noche.

"Será el mismo cielo"

Intentó reconfortarse. Muy honestamente quiso creer que el cambio no dolería tanto, y quiso creer que su fatal destino no seria tan ruin...

Aunque no fuera cierto.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2020 ⏰

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