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« 𝐉𝐎𝐁 »
La maga celestial se aferraba con fuerza al cálido abrigo que yacía sobre sus hombros mientras contemplaba con cierta confusión la escena que acontecía frente a sus ojos; potentes rayos envolvían Dreyar y Nanagear, los cuales se observaban fijamente sin pronunciar vocablo alguno. ¿Cómo habían llegado a aquella situación...?
—Ara, ara —Mirajane se colocó a un lado de su compañera y esbozó una sonrisa pícara—. Se están peleando por ti, Lucy. ¿No te parece súper romántico? —entrelazó sus manos a la altura del pecho y suspiró cual enamorada.
—No digas tonterías, Mira —la blonda realizó un puchero y acarició con su diestra la prenda que Laxus le había colocado sobre los hombros momentos previos.
Ignorando por completo el comentario de Heartfilia, la fémina de cabellera albina rió y continuó absorta en sus fantasías. Por su parte, Lucy centró su atención en la absurda pelea de los jóvenes y emitió una exhalación.
—Estás tardando en irte, tigre —Laxus endureció su expresión y dio un paso al frente, provocando que los magos de alrededor retrocedieran rápidamente.
—¿Eh? ¿Irme? —Orga rió secamente y chocó su puño izquierdo contra la palma de su diestra, sobresaltando a algunos de los presentes—. Tengo una cita con la pequeñaja. No pienso irme sin ella.
La fuerza de los rayos de ambos aumentó, provocando que la mayoría de los presentes se colocara a una distancia prudente de ellos. Algunos habían derribado las mesas para refugiarse tras ellas, pues la potencia de los rayos era absurdamente fuerte y se intensificaba por momentos.
La blonda volvió a suspirar y entrecerró los párpados ante tal espectáculo. “¿Son idiotas? Y tanto que lo son”, pensó para sí misma. Indispuesta a quedarse observando de brazos cruzados, puso rumbo en dirección a los magos bajo la atemorizada mirada de sus compañeros de gremio; por mucho que se preocuparan por ella, no poseían el coraje suficiente para hacerle frente a aquel par de monstruos.
Una vez se encontró junto a ellos, se despojó del abrigo que portaba y lo lanzó al rostro de Laxus, ocasionando que centrara su atención en ella. Suavizó sus facciones con levedad y arqueó una de sus cejas, inquiriente.
—Laxus, tranquilízate —se llevó las manos a la cadera y ladeó el rostro, arrugando el ceño con levedad ante la sonrisa victoriosa de Nanagear—. Y tú, ¿cómo que cita? Escogimos la misma misión, ¿recuerdas? El cliente necesitaba a un mago de Fairy Tail y a otro de Sabertooth —sintió sus sienes palpitar mientras concluía con la breve explicación. ¿En qué momento pensó que aceptar una misión con el god slayer sería buena idea?
—Es una cita en toda regla —curvó su espalda con suavidad para colocarse al nivel de la fémina, haciendo aún más notable la diferencia de alturas.
