Feliz fin de año

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- Otro año más solo, sin ningún verdadero propósito... - pensaba mirando al techo mientras seguía tumbado en su cama. Si tan solo la persona a la que quiere estuviese con él, al menos las fiestas serían más entretenidas. Incluso nunca le haya dicho nada y no estén juntos, aunque este echo no quitaba el cuanto disfrutaba estar a su lado, hablar, reír, la simplicidad del simple estar cerca hacía que su mundo tuviera color, otro sentido y sentimiento, y lo llenara de felicidad. Era hermoso.

Últimamente era costumbre juntarse algunos amigos y compañeros de trabajo, con el fin de pasar las fiestas en compañía, ya que algunos debían pringar trabajando el día dos, y la ida y vuelta no daría ni para descansar ya que desgraciadamente tuvieron que arreglar un proyecto a última hora y terminaron muy tarde el día veintinueve. Tan cansado, tan molesto, tan frustrado.

Subió sus brazos y se dispuso a soltar algunas lágrimas, pero no llegó a siquiera comenzar cuando sonaba el teléfono. Era su madre para preguntarle que tal se encontraba. Ella sabía que ese año le había sido imposible volver a casa por fiestas, y también de ciertos sentimientos, que aunque no tenía certeza de a quién iban dirigidos, si tenía constancia de ellos y el sufrimientos que su hijo se provocaba a si mismo debido a los mismos.

- Izuku, hijo ¿qué tal te encuentras?, ¿terminaron el proyecto?, siento no haber llamado antes pero pensé que estarías dormido.

- No te preocupes mamá, estoy bien solo descansaba un poco y si hemos terminado el proyecto. Gracias al cielo los chicos se portaron y pudimos terminar antes de lo que pensamos, pero no me da tiempo a volver a casa lo siento, no hay trenes para estos días.

- No te preocupes amor, lo entiendo, además intenté sacar un billete para ir a visitarte, pero no lo logré. Es una pena lo siento. Pero no te preocupes te he mandado unas cosillas espero que te gusten te llegarán en unos días gracias al correo exprés.

- Ya veo, gracias mamá. - Ya se notaba un poco más tranquilo, y el echo de no ver a sus seres queridos ya parecía más lejano. - Dime, ¿ cómo está todo por allí?, ¿ qué tal la tía?

- Estamos todos muy bien no te preocupes cariño. Además pasaré el fin de año con ella ya que tú no estas aquí y Katsuki no vendrán.

- ¿Qué, Kachan tampoco?, es extraño siempre visita a sus padres por estas fechas. Aunque se pelee con su madre constantemente, y no paren de gritarse disfruta la estancia en casa más que nadie.

- Si, y Mitsuki estaba molesta, ja,ja,ja. Cuando me lo contó estaba muy furiosa y yo intenté calmarla. Quizás el tan solo encontró pareja y quiere pasar sus navidades con ella, le dije, pero eso la entristeció un poco. Supongo que os hacéis mayores, y es algo normal.

- Mmm, será eso. Oye mamá voy a colgar tengo hambre y creo que saldré a pasear un poco, estar aquí metido la noche vieja y solo es un poco deprimente no crees... - Su madre no lo veía pero su cara era todo un poema. Una triste frase lo describiría perfectamente. Una novia, la persona a la que amaba ya tenía a alguien, la oportunidad nunca llegaría. Suspiró, y decidió que antes que caer totalmente derrotado ese día preferiría empaparse de la felicidad de la gente y así contagiarse para pasar al menos una noche feliz.

Eso hizo se dio un baño, se puso un buen jersey de color blanco, con unos vaqueros. Revisó que nada le faltara y salió tomando el abrigo del perchero cerca de la entrada. Salió y cerró con llave antes de marcharse destino a las calles.

Caminó durante unos 10 minutos hasta llegar a una intersección, que estaba cerrada al tráfico debido a las fechas. Habían colocado puestos de comida, bebida, algunos juegos con premios de todo tipo.

Comió algo que encontró, aunque no tenía mucho apetito, y tomó algo de chocolate caliente. El dulce ayuda con la depresión se dijo. Siguió caminando por aquellas calles tan bien iluminadas, y tan llenas de júbilo. Lo que lo hizo suspirar y querer ir a algún lugar más tranquilo.

Terminó encaminándose a una colina un tanto apartada a las afueras, subió hasta el mirador y allí observó que no había ni un alma. Se sentó en un banco, terminó el chocolate caliente que tanta falta le hacía debido al frio, y se percató de que ya era casi la hora de las campanadas. Comenzó a recordar los sucesos hasta la fecha. Como el año había sido un tanto desastroso, pero como lo superaron. Esos momentos en los que pasó su tiempo conversando por teléfono debido a la distancia, y los pocos pero buenos momentos que pasó junto a su otra mitad. Echando la vista atrás no todo había sido bueno o malo. Pero ahora esa persona había encontrado a alguien y ya era inútil plantearse siquiera el declararse.

Se levantó y acercó a la baranda, las campanadas estaban a punto de comenzar y los fuegos artificiales le seguirían. Apoyó sus manos en esta y escuchó el sonido de estas. Con cada una que sonaba una lágrima brotaba, la cual no era capaz siquiera de retirar de su rostro. Estaba bloqueado. Ya no pensaba en nada.

El triste Izuku seguía mirando a la multitud a lo lejos, estaban juntos, celebrando que ya había llegado el año nuevo, pero el había perdido algo demasiado importante como para estar feliz. De un momento a otro comenzaron los fuegos artificiales, tan grandes y brillantes, de multitud de colores y formas. Su vista no pudo resistirse a observar. Sin percatarse de que alguien más se encontraba en el lugar. Este seguía llorando.

- Ojalá estuvieras aquí, Kachan. - suspiró y notó como ese alguien apoyó sus manos en la baranda al lado de las suyas mientras echaba algo de su peso sobre su espalda a la vez que su barbilla era recostada en la cabeza de Izuku.

- Espero que esas palabras signifiquen lo que creo... - el moreno no pudo decir nada. Estaba tan sorprendido, por qué él estaba allí, tras de sí en esa posición, y diciendo algo confuso. Seguía sin reaccionar lo que al rubio explosivo lo impacientó, y simplemente lo giró para que le mirara a la cara. - Óyeme Deku, ¿estás o no enamorado de mi? - Izuku no se atrevía a contestar, la cara de Kachan lo hacía verse bastante enojado, lo que le dio a entender que sería mejor separarse y marcharse rápido.

- Yo no, lo siento - dijo mientras lo intentaba apartar y así poder escapar. El rubio se sorprendió un poco y cayó en el echo de que su expresión no era la que debería. Suspiró y suavizó su cara viéndose mucho más calmado y sereno. Posó su mano en la mejilla del otro y con ayuda de su pulgar limpió la lágrima que caía.

- Escúchame, Deku no, Izuku. No estoy molesto por lo que sientas, estoy molesto porque me enteré por el bastardo mitad-mitad y el pelopincho. Yo quería escucharlo de ti, no de ellos. - Izuku se sorprendió al escuchar aquello, qué estaba queriendo decir con eso, su cabeza no lo procesaba. - Escúchame, no he vuelto a casa porque tú no ibas a estar. Hablé con mi madre y al parecer se enteró de que estarías ocupado con el trabajo, así que no volverías. Por eso le dije a mi vieja que este año no iría que tenía algo importante que hacer. - El moreno lo miró a los ojos, seguía sin poder decir palabra alguna. Katsuki tan solo acercó su cara a este y lo besó ligeramente. Fue corto pero lo suficientemente efectivo para hacer a Izuku dejar de llorar y ponerse como un tomate. El rubio sonreía divertido al ver la expresión de vergüenza del otro. - Debí haber echo esto antes. -

- Espera un momento - Su cabeza por fin reaccionó. - Pero si tú tenías ya alguien que te gusta e ibas a pasar este día con esa persona. - Estaba a punto de llorar de nuevo. El otro tan solo se sorprendió tras lo cual inmediatamente sonrió

- No se quien te habrá dicho eso, pero tenía razón, si no por qué crees que estoy aquí, Deku. -

- Eso significa - Katsuki no pudo contenerse más y volvió a besarlo, pero esta vez lo hizo mucho más intenso y largo. Izuku no siguió intentando escapar. Por fin comprendió que aquello que tanto había deseado se estaba cumpliendo, no iba a luchar más contra el pensamiento de que todo eso no era posible. - Kachan, te amo. - Dijo en el instante en que se separaron. el rubio tan solo lo aferró hacia el y lo abrazó.

- Yo también, Izuku. - Respondía con esas palabras mientras cerraba los ojos para profundizar el sentimiento de tener a su persona amada entre sus brazos, fundiéndose en un abrazo que no sería el último, pero si uno muy especial.

Especial fin de año (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora