Los dos gemíais uno dentro del otro con los labios pegados, Abraham se corría fuera, posando el semen en tu clítoris, el cual utilizó después como lubricante.
Con sus manos movió lo más rápido que pudo tu clítoris, segundos antes metiendo dos dedos por tu vagina, haciéndote llegar al orgasmo más profundo de tu vida, puso su lengua en tu clítoris y te corriste como nunca.
Los dos acabásteis mojados, más que esos empapados.
Sudor, saliva, lubricante, semen..
Cosas que quedaran en aquella habitación, la habitación G.