Capítulo 19

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Era de noche

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Era de noche.

Diaval y Ethel habían llegado a la supuesta casa de Max, que solo era un viejo departamento que se encontraba arriba de un local de dulces.

El lugar era algo pequeño, solo había espacio para una cama y un extraño armario, tenia solo una ventana sucia y una lampara cuadrada en el techo que lo iluminaba todo.

—Lindo lugar —comentó Diaval, aunque no parecía ser sincero.

—Solo es temporal —dijo Max—Ademas, es el único escondite que yo puedo usar —comentó mientras se agachaba para sacar por debajo de su cama un extraño aparato con forma cuadrada que tenía ruedas para moverse.

—¿Es el arma? —preguntó Ethel.

—Sip —contestó Max mientras se tronaba la espalda —No puedo destruirla, tiene el gas raro adentro. Pensé que la única opción seria tirarlo al mar, pero los de arriba dicen que no, porque podría infectar a los peces, alguien los pescaría y quien se los comiera, si por pura casualidad fuera un super, se quedaría sin poderes y eso es peligroso.

—¿Los de arriba? —dijo Diaval cruzando los brazos.

—Ay —dijo Max sacando un suspiro cansado —Si. Aquí los llaman "Los supèrier", son los que deciden en la comunidad, son solo tres. Cada uno de un grupo diferente, y entre ellos deciden lo que sucede, gracias a ellos no torturaron a Markian.

—¿Y qué harás con ella? —quiso saber Ethel.

—Se la llevaré a un tipo que absorbe sustancias. Vive en Chile —dijo Max —Pero no los traje por eso. Markian debería llegar en unos minutos.

—¿Cómo haría eso? —preguntó Diaval entre risas —No podría llegar tan rápido, acabamos de salir de ese agujero.

—Tengo mis trucos —la voz de Tremblemet los sorprendió. El joven estaba en la puerta de entrada con su traje puesto —¿Qué haces aquí? — se dirigió a Diaval con los brazos cruzados, haciendo sonar sus muñequeras de metal.

—Tremblemet, no te alteres —le pidió Ethel.

—¿Qué haces tú aquí? —se dirigió a Symphonix —¿Por qué tienes sangre en la chamarra?

—Muchas preguntas, me alteras —le hizo saber Max mientras se tapaba los oídos en forma de broma —Necesitamos que te sientes ¿Ok?

—¿Por qué? ¿Qué hizo? —miró directamente a Diaval, haciendo que este sacara una leve sonrisa.

—Nada... Malo —separó las palabras pues no sabía cómo comenzar —Bueno, técnicamente, nada malo —aclaró Max juntando sus dos manos y acercándose a su amigo —Mira, amigo. Me encontré con Bishop, le robé el arma hace tres noches y apenas hoy dio conmigo. Pedí tu ayuda pero no llegaste, en cambio... llegaron... Ellos —dijo de la manera más calmada posible.

Symphonix: El violín de EthelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora