Esta es una historia olvidada, refundida en el tiempo. Encontrada en la casualidad por el que en este momento se dirige a usted. Un lector que encontró otra lectura, ese esta siendo usted y en simultanea soy yo. A diferencia que yo puedo contarle quien soy yo, pero en aquel texto que encontré, el no podía contarme quien era el, él para sí era un desconocido...
Esto puede que suene algo extraño pero es quizá el testimonio de algún sin rostro, que no hayo mas remedio escribir.
Y empezare por el principio.
Mi nombré es Nadi Hernandez soy estudiante de alguna carrera sin importancia, eso dicen las personas. Para mi es mi vida entera, estudio artes. No quiero hablar mucho de mi, pero ha tenido unas coincidencias muy extrañas así que también mencionare un poco de quien soy. Me gusta caminar sin rumbo alguno por la ciudad en la que vivo, entre las personas y las calles se guardan muchas historias. A la final, Eso somos, historias de los días. "Y los días se echaron a caminar. Y ellos, los días, nos hicieron. Y así fuimos nacidos nosotros, los hijos de los días, los averiguadores, los buscadores de la vida..." dice Galeano. Por eso camino escuchando aquellas historias, esta historia que estoy apunto de contarles es extraña, pues transcurre allí donde el tiempo no pasa, donde no hay días. Donde ayer es hoy y hoy ayer.
En mi vida hoy es hoy, pero ayer en uno de esos días que vengo y voy, decidí entrar a una vieja biblioteca que queda en el centro de la ciudad, a veces cuando paso por allí, me quedo un rato ojeando y buscando algunas frases subrayadas entre aquella infinidad de libros. Es un pasatiempo increíble, pero jamás había sido tan intrigante para mi, encontré una especie de cartas escritas dentro de un libro llamado "La ley del espejo " de Yoshinori Noguchi, un autor que no conozco y nunca he escuchado en mi vida. pero dicen que están escritas para quien pueda leerlas, no se si alguien ha leído esto antes, pues estaba en un rincón de la biblioteca que parece olvidado, esta lleno de polvo y parece nadie ha tocado esas pilas de libros en años. Me senté en una de las sillas y empecé a leer lo que allí estaba, decía de esta forma:
Bogotá.
Carta para quien pueda leerla:
Han pasado cosas extrañas, no distingo que es que. Siento que ha pasado mucho tiempo desde que me percate de lo que estaba sucediendo, pero no recuerdo haber dormido.
No le he contado a nadie nada sobre esto y esta carta no tiene destinatario alguno. No tengo a quien mandársela, ni en donde buscar ayuda; Así que espero hallarla entre estas letras.
He vagado buscando respuestas por estas calles sucias, donde todo me es desconocido. He buscado en bibliotecas algún sentido a lo que sea que pueda estar sucediendo, pero no hay nada que se le asemeje.
Yo solía saber quien era, yo tenia todo lo que se puede desear, un trabajo que amar, un sueño que soñar, todo parecía hecho a la medida. Tenia un espacio para mi, para llegar después del trabajo y descansar. Allí dedicaba horas a observar el cielo por la ventana y a tomar algo de vino, una noche sentí que me pase un poco de tragos así que decidí colocar algo de música y acostarme a dormir.
Esa noche, esa noche tuve un sueño muy extraño. Soñé que estaba en un castillo, era una gran fiesta y había comida y vino por doquier. Habían mujeres y hombres bailando, festejando apasionadamente, se besaban entre ellos como si nadie los estuviera viendo, no había discriminación de sexo, ni nada que se le pareciera, simplemente todo parecía extasis. Una bella dama se acerca, me insinúa que la obra esta por comenzar, noto que hay personas recitando poesía a nuestro lado y mas atrás algunos caballeros pintando retratos de los cuerpos. Por alguna razón todo seme hace familiar, es como si supiera en donde estoy, así que solo me dejo guiar de aquella dama. Le pregunto su nombre a lo que hace caso miso para empezar a hablar de la interpretación que estamos a punto de observar, me dice que los actores que están allí no son actores, que interpretan sus propias vidas. Con lo cual quedo muy confundido y hago una expresión para hacérselo entender. Me invita a pasar a un pequeño anfiteatro donde hay personas expectantes de una gran tela roja que cubre el escenario. Todos parecen tener trajes de gala, aunque esta todo un poco oscuro alcanzo distinguir los extravagantes vestidos de las señoras. La chica del principio se percata que no hay si no una silla disponible así que decide hacerme sentar para ella pasar atrás del escenario.
Tras unos cuantos minutos de esperar se abre el telón, en el escenario se ven algunas repisas con objetos de todo tipo y una gran mesa, pero hay algo muy extraño, hay un tipo muy parecido a mi en el escenario, parece que esta muerto. Aparecen algunas personas entre hombres y mujeres, todos parecen venir de décadas diferentes, y llevan pinceles, espátulas, telescopios, hojas, libros, instrumentos, mapas, en entre otros artefactos extraños entre las manos. Hay un grupo diferente, ellos tienen una especie de similitud en la manera en la que están vestidos, llevan en sus manos lo que parece ser yeso.
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La ley del espejo
Mystery / ThrillerEsta es una historia olvidada, refundida en el tiempo. Encontrada en la casualidad por el que en este momento se dirige a usted. Un lector que encontró otra lectura, ese esta siendo usted y en simultanea soy yo. A diferencia que yo puedo contarle qu...