Capítulo XXXVII

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Los días transcurrieron tranquilos...

El divorcio entre Ryan y Zayn finalmente se había logrado, gracias a Iván, quien se había encargado de todos los trámites necesarios de forma rápida para que su cliente no se sienta agobiado por la situación. Había sido de gran ayuda y también demostró ser un gran profesional.

El rubio había firmado todos los papeles necesarios para llevar a cabo un divorcio tranquilo y eficaz. Había puesto en venta las cosas de la casa, como muebles y artefactos que no necesitaría más, depositándole la mitad de las ganancias a su ahora ex esposo, tal y como habían acordado.

Zayn no supo nada más de Ryan desde el día que fue de la casa. Estaba mucho más tranquilo ahora. Se veía mucho más alegre y saludable. Ya no presentaba cuadros de estrés que lo llevaban a sentirse enfermo y agotado la mayor parte del tiempo. Estaba agradecido con la vida por una nueva oportunidad para ser feliz.

No había tardado mucho en acostumbrarse a su nueva casa. Danna y Niall le brindaban apoyo en todo lo que fuera necesario, así como también le mostraban constantemente todo el amor que le tenían. Sin embargo, habían algunas noches en las que Zayn no podía evitar sentirse solo y preguntarse qué le depararía el futuro esta vez.

Si bien era cierto que había confirmado su asistencia para el evento de inauguración, esto no le aseguraba absolutamente nada el hecho de que podría volver a hablar con Liam. Temía muchísimo el ser rechazado o ignorado. No podría soportarlo.

El último día del año 2018 había llegado. Zayn había salido temprano de su trabajo, pues había finalizado todos sus pendientes rápido. Ahora debía ir a la estación de tren para recoger a su hermana. Estaba emocionado por verla y pasar el año nuevo con ella.

No había hecho grandes planes para recibir el año nuevo. Tan sólo lo recibiría en casa en compañía de sus amigos. El frío invierno estaba en todo su esplendor, por lo que creía que no era necesario salir de fiesta. Además, no tenía muchos ánimos de celebrar.

***

Liam acababa de salir del restaurante donde había almorzado aquella tarde. Ahora debía volver a casa para alistar una pequeña maleta y luego partir a la casa de su madre, en Wolverhampton, Birmingham. Eran dos horas de viaje en auto, por lo que debía apresurarse si es que no quería encontrar tráfico.

Antes de volver a su coche, el castaño se dirigió a un minimarket que estaba frente al restaurante. Necesitaba comprar una botella de whisky, otra de vino y un regalo para su madre, puesto que no la veía desde hace algunos meses y ahora que se iría a Italia, no podría volver a visitarla hasta dentro de un buen tiempo.

Escogió un whisky Johnnie Walker Gold Label, un vino semiseco argentino y dos cajas de bombones para su madre, de su marca favorita. Quería comprarle también un ramo de tulipanes, pero a decir verdad, tenía mucha pereza de ir a una florería, puesto que estaban repletas de gente.

Tras colocar todo en una pequeña canasta, se acercó a la caja registradora para pagar por los productos. La fila era realmente grande. Bufó, sintiéndose como un idiota por haber esperado a hacer las compras a último momento, pero no tenía otra opción más que esperar.

—¿Liam?

El castaño giró hacia el lugar de donde provenía aquella voz femenina, encontrándose con aquella chica con la que había pasado la noche semanas atrás luego de conocerla en un club. Seguía sin recordar su nombre.

—Hola... —el castaño rascó su nuca y cerró sus ojos, sintiéndose culpable. —Discúlpame, no recuerdo tu nombre.

—Macarena Jacques. —sonrió. —Es normal que no lo recuerdes luego de haber bebido tanto esa noche.

Yo te elijo a ti (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora