2

595 73 152
                                    

Harry se sentía extrañamente acogedor mientras jugueteaba con las cuerdas recién afinadas de la vieja guitarra. Aún tenía sus iniciales y las de Niall grabadas en la parte posterior, aunque la caligrafía estaba gastada y casi ilegible. Se preguntó, por qué Niall mantenía la guitarra escondida en un polvoriento armario oscuro y húmedo, siendo que cuando estaban juntos, no podía dejar de tocarla.

Había dicho cuando la recibió, que el mejor regalo que Harry pudo haberle hecho, y ahora estaba olvidada en un rincón inhóspito de su casa.

Niall aún no había despertado, y se veía tan adorable, con el cabello castaño alborotado, acurrucado contra la cama mientras abrazaba la almohada que ponía en su espalda todas las noches como soporte. No tuvo el corazón para despertarlo, ni siquiera para pedirle que hiciera el desayuno a pesar de que su estómago reclamaba por algo de comer. Él no sabía hacer siquiera un huevo frito, así que ahora rasgaba la guitarra con el estómago vacío y un omega inconsciente en la otra habitación.

Comenzó a tararear una vieja melodía que pensó, hace tiempo había olvidado. Le habían prohibido por completo ponerla en uno de sus primeros álbumes, pues los productores alegaban que era demasiado deprimente. Harry apenas recordaba la letra.

—Mhmm I'm in my bed —balbuceó, la guitarra disfrazando sus palabras—, and you're not here. And there's no one to blame, but the drink in my wandering hands.

Tan inmerso en su propia melodía que ni siquiera se había percatado de que el sonido de las cuerdas había despertado al omega en su habitación, quien había decidido salir al salón para ver que ocurría. Arrastrando los pies por el frío suelo Niall se restregaba los ojos somnolientos con los puños, mientras Harry continuaba rasgando las cuerdas, inconsciente de lo que ocurría a su alrededor.

Niall frunció el ceño a sus espaldas, y se inclinó sobre el respaldo del sofá.

—Forget what I said, It's not what I meant, and I can't take it back, I can't... ¡mierda! —exclamó Harry cuando por el rabillo del ojo, atrapó a Niall mirándolo con los ojos entornados.

—¿Qué crees que haces? —le interrogó duramente.

Harry bajó la guitarra de inmediato, sus ojos vagaron por todo el lugar menos por el rostro de Niall, quien lo miraba intensamente.

—Solo... —masculló, tragando saliva— tocaba algo.

—¿Y desde cuando tocas la guitarra? Olvida eso, ¿desde cuándo te gusta la música?

—Bueno, em —comenzó a trastabillar con sus propias palabras. Y los ojos insistentes con los que Niall lo miraba no ayudaban en lo absoluto—. ¿Tomé lecciones?

—¿Y se puede saber cuándo? Todo el tiempo estás trabajando o en ese estúpido bar con tus estúpidos amigos.

—Ese es... Bueno —Harry comenzó a rascarse la parte posterior de la cabeza—en realidad no iba al bar...

Harry pensó que Niall realmente no se la había tragado, pues su rostro no había ni un solo rastro de indulgencia. Pero, finalmente, se deslizó cuidadosamente por el sillón hasta sentarse de piernas cruzadas frente a Harry.

—Continúa entonces —le dijo, con una sonrisa enorme y un brillo particular en los ojos que Harry no supo interpretar.

Se veía casi emocionado.

—Toca, quiero oír lo que estabas cantando.

Harry sacudió la cabeza, y con ella, sus pensamientos. Se llevó la guitarra al regazo y continúo por dónde lo había dejado.

No recordaba la letra con exactitud, por lo que, se vio obligado a sacarse unas cuantas palabras de la manga. La había escrito hace casi nueve años, cuando estaba en un lugar oscuro y su primer álbum ni siquiera estaba listo. Cuando intentó hacerla incluir en el segundo, lo rechazaron por completo.

swap; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora