02. Hablar

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Sus pies se movían en un vaivén, estaba tarareando una canción cuyo nombre no recordaba en aquel momento mientras se mantenía sentada esperando la llegada de su amigo.

Aquella noche, al llegar a su casa después de su encuentro con el pianista —descubrir que ambos toman el mismo autobús, intentar hablar con él en el trayecto y fallar—, con su peludo peluche de conejo entre sus brazos, la pelinegra comenzó a idear un plan para lograr ser amiga del chico.

No sabía la razón de su curiosidad, de aquellas ganas que crecían cada vez más en su interior, pero si de algo estaba segura, es que no iba a parar hasta conseguir lograr su objetivo.

Sin embargo, una voz en su cabeza, muy potente, le decía que no, que se detuviera y que las cosas no debían apurarse, pero obtuvo una iluminación divina que le dio aquella luz verde que tanto necesitaba.

—¡Mamá, di que lo haga!—Seoji se asomó a la cocina, asustando a su madre por el repentino grito.

—Hazlo, Seoji—dijo con cierta duda, mientras que la sonrisa de la chica se volvía más brillante.

Y allí estaba, veía a la lejanía cómo su amigo se acercaba con una bolsa de papitas junto con un envase de leche de fresas en sus manos. La chica hizo espacio en la banca y palmeó el lugar vacío a su lado.

—Muy bien, soy todo oídos—se sentó, entregándole la leche con fresas a la chica.

Seoji sonrió al tener el envase en sus manos para después voltearse y mirar con emoción a Hyeop.

—¿Conoces al pianista?—preguntó sin rodeos, aturdiendo un poco al chico con la pregunta.

—¿Disculpa? ¿Pianista?

Seoji asintió—Es alto, de cabello castaño.

—Woah, gracias por la descripción de casi todos los estudiantes—dijo sarcásticamente.

Seoji puchereó y golpeó levemente el hombro de Hyeop.

—Hablo en serio, Hyeop. Te pregunto para saber si es de tu clase.

El chico comió un poco de las papitas mientras pensaba, recordando a cada uno de sus compañeros.

—Lee Eunsang es un violinista de la clase dos—comentó—. Siempre está con su mejor amigo, Cha Junho, pero no estoy seguro de si...

—¡Es él, Junho!

Hyeop miró con confusión a la chica, tratando de creer que no era él.

—Creo que te estás equivocando de persona, Jiji.

—Lo es, recuerdo haberlo leído en la etiqueta de su uniforme. No es de hablar, realmente no me ha dirigido la palabra en ningún momento, pero tiene muchísimo talento y...

—No sé, no lo conozco—cortó—. Pero es cierto, no es de hablar o de relacionarse bien con los demás, solo está con Eunsang y sus otros amigos; lo único que puedo comentar que Lee es realmente agradable.

Seoji no dijo nada después de aquello, solo meditó un poco para después despedirse de Hyeop y regresar a su salón de clases.

🎹•°.

Al terminar la jornada, la pelinegra se acercó rápidamente al salón de música, sabiendo que sería mejor llegar antes que él, debido que no quería que sucediera lo mismo del otro día.

Se sentó en el suelo a esperar al chico hasta que llegara, jugando con su celular o simplemente mirando y tocando con delicadeza los bordes de los instrumentos que se encontraban en el salón.

No obstante, pasaron minutos, minutos, y minutos y el chico aún no se presentaba allí. Seoji se entristeció ante el pensamiento de que, probablemente, Junho no llegaría porque trataba de evitarla gracias a lo molesta que pensaba que era.

Y no lo culpaba, pues lo que había dicho Hyeop le había dejado más que claro que sus personalidades eran muy contrarias, siendo quizás la razón principal por la cual el chico no le dirigía la palabra.

Caminó hasta el piano y se sentó en el asiento frente a él, levantando la tapa que cubría las teclas, mientras miles de pensamientos cruzaban por su cabeza.

Con su dedo presionó una tecla, después otra, y una última sin muchas ganas. Ella no sabía ninguna canción para tocar, ni siquiera una básica, y por ello no tenía ni la más mínima idea de cómo tocar aquel instrumento. Llevó un mechón de su cabello detrás de su oreja y miró por un rato las teclas, volviéndolas a cubrir y recostándose, con mucho cuidado y lentitud, sobre la madera del piano.

Cerró sus ojos sintiéndose decepcionada y tonta, quizás estaba siendo muy insistente, o de plano a aquel chico no le agradaba su presencia.

Sin embargo, un claro susurro la sacó de sus pensamientos, logrando que abriera sus ojos de golpe por el susto.

—Sabía que estarías aquí.

La chica se incorporó rápidamente en su lugar, mirando con sus ojos cristalizados a la figura que yacía en la puerta.

Él, con un movimiento de su cabeza le indicó que saliera de allí, alejándose la puerta para darle un espacio a Seoji. La chica tomó su bolso del suelo y se dirigió hasta donde el chico se encontraba.

Juntos comenzaron a caminar con una distancia prudente entre ellos, siendo presos por un silencio incómodo en aquella tarde hasta llegar a la parada de autobuses.

Junho en aquel momento se extrañaba por la repentina actitud y extraña vibra triste que desprendía la chica. Claro, él ya la había visto llorar, sin embargo, no se podía comprarar con la Seoji que estaba viendo ahora.

Carraspeó un poco antes de hablar.

—Yo...—se quedó sin habla en medio camino, no podía negar lo nervioso que se sentía en aquel momento—Lo siento, pero hoy no me siento tan bien como para tocar el piano. Sabía que ibas a estar allí en el salón...

—No, yo lo siento. Creo que invadí tu espacio y te incomodé...

Una pequeña brisa, fresca y hermosa se hizo presente a la vez que Junho soltó una ligera risa, logrando subir los ánimos de Seoji casi al instante.

—No me molestó, realmente. Solo fue extraño para mí, sí.

La chica sonrió, sintiéndose más tranquila al respecto.

—Es bueno saberlo...

Después de llegar a la parada y entrar finalmente en el autobús, ambos jóvenes se sentaron juntos. Seoji, estando al lado de la ventana, sacó de su bolso su celular y audífonos, conectándolos y colocándose uno en su oreja, miró de reojo a Junho y con algo de timidez le extendió el restante al chico.

Junho trató de mirarla, fallando en el intento ya que la chica mantenía su vista en la ventana a su lado, centrada en el paisaje del atardecer y, sin saberlo, ocultando algo más.

Tomó el audífono y se lo colocó, llenándose de dulces voces y una suave melodía reproduciéndose.

Ambos se mantuvieron en un cálido silencio, no había necesidad de agregar algo más. En aquel momento, el mundo y todo a su alrededor se había centrado en ellos dos con aquella música de fondo.

Cuando el autobús se detuvo en la parada de Junho, él se despidió de la chica con una pequeña sonrisa, la cual fue correspondida con una incluso más grande.

Todo estaba bien, Seoji sintió una hermosa calma dentro de sí al saber que todo lo que pensaba en un momento había sido aclarado por el chico.

Y, en ese instante, su corazón comenzó a latir con fuerza y emoción.

—¡Junho me habló!

🎹•°.

Feliz navidad y año nuevo. ♡
De verdad, muchísimos buenos deseos para ustedes y todos los proyectos que tengan para este 2021 que está a tan solo unas horas.
“Love Belt de Jonghyun ft. Younha”.

©NANISA2020

NOSTALGIC PIANO | Cha Junho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora