I

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—Bienvenido... — Decía una chica bostezando al escuchar la puerta abrirse.

—Hola Pieck. — Un chico barbudo y rubio entraba saludando con un paraguas en la mano.

—Oh, Zeke, ¿que haces por aquí?— Respondía la chica pero parecía no tener ningún interes en hablar.

—¿Por qué eres así? Siempre fría y sin emociones. Eres muy inteligente, podrías haber sido lo que quisieras con tu facilidad para aprender las cosas. Pero no, decidiste poder dormir por la tarde luego del trabajo.

—Si viniste para darme un sermón sera mejor que te vayas. — La chica se apoyaba sobre el mostrador y miraba hacia la tormenta de fuera.

—No vine por eso. Quiero saber si pensaste sobre mi propuesta. — El chico apoyaba sus manos sobre el mostrador en el que Pieck estaba apoyada.

—Yo no conozco ninguna propuesta, parece que te equivocaste de persona.

—Pieck sabes muy bien que mis sentimientos por ti son reales. Tienes 25 años, deberías madurar un poco.

—Zeke, no necesito una relación. Estoy bien llegando del trabajo y durmiendo, comiendo cuando quiera y esa clase de cosas. Apuesto que querrias que pase contigo la mayor parte del tiempo fuera del trabajo, pero disfruto mis horas de sueño. Así que no.

—Bien, al menos fuiste sincera, pero recuerda que voy a seguir intentando hasta que aceptes. — Zeke se acomodaba los lentes mientras veía fijamente a Pieck.

—Bien, puedes hacer lo que desees. ¿Vas a comprar algo?

—Sí, una gaseosa por favor.

—Bien. — Pieck agarró la gaseosa y se fijó el precio. — Serian ¥120 .

Zeke le dió los ¥120 y se retiró. Cuando la chica pensó que al fin podría descansar en paz, las campanilas suenan de nuevo y fastidiada vuelve al mostrador.

—Bienvenido. — Pieck se sorprende al ver a un joven empapado de la cabeza a los pies. Consigo lleva un cuaderno sobre la cabeza y su bolso.

—H-hola, ¿puede prestarme una toalla? — Decía con una ligera mueca, parecía riendo, pero en realidad estaba avergonzado.

—Claro, intenta mojar lo menos posible. No tardo. — Pieck se metió a un cuarto en la parte de atras de la tienda y sacó unas toallas.

—Muchas gracias y lamento la molestia. — Decía el chico fingiendo una sonrisa.

—Por nada. Por cierto, no te he visto por aquí, ¿eres nuevo?

—¡Sí, este año me mudé por temas familiares! Es mi primer día...

—Ya veo...

Pieck notaba que el chico forzaba su sonrisa y era todo lo contrario a estar feliz. Parecía querer gritar y desahogarse.

—Oi, siento ser tan sincera, pero se nota que esa sonrisa no es real. Si no estas feliz simplemente no sonrias. — El chico quedó helado ante las palabras de Pieck, dejó de moverse y poco a poco su sonrisa se fue desvaneciendo.

—Lo siento, es que mi día ha sido una mierda. — Ahora, en vez de una sonrisa, el chico mordió su labio hasta hacerlo sangrar.

—Entiendo, pero lastimarte no solucionará nada — Pieck sacó una venda de su bolsillo y se acercó al joven. —. Ven, di "Ahh" — El chico hizo caso y solo esperó a que la chica le ponga la venda en el labio. —. Si buscas alguien con el que desahogarte puedes decirme, no suelo hacerlo pero esta vez haré una excepción.

El chico dudó sobre si contarle o no, pero finalmente accedió.

—He venido a vivir solo porque mis padres han muerto en un accidente automovilístico. Esto paso hace dos semanas. Mi hermanastro vive aquí así que me dió alojamiento en un  apartamento. Pero todavía no me acostumbro a vivir solo y es muy frustrante. Mis compañeros tampoco me ayudan, ahora soy el chico de los recados. Todos mis amigos y seres queridos estaban en mi otra ciudad... — El joven casi rompe en llanto pero Pieck le acarició la cabeza y lo pudo calmar.

Mirada Cansada [Eren X Pieck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora