No lo podía creer. Simplemente no lo creía. Cuando en señor Yang me dijo aquello, pensé que estaría bromeando. No lo estaba.
—¡Jennie unnie! —grité por los pasillos llegando hasta su habitación— ¿Me prestas la camiseta de manga corta de Chanel gris, porfavor?
Ella mi miró divertida, asintiendo. Sabía que era mi camiseta favorita. Fue a buscarla y me la entregó.
—Aquí la tienes.
—¿Cómo está tu pié? —pregunté algo preocupada.
—No tienes de qué preocuparte, está perfectamente. Por si acaso, llevaré unos días más la tobillera, pero fue tal y como dijo el doctor.
Sentí que volvía a respirar con normalidad.
Le agradecí y partí hacia mí habitación sonriente. Allí me esperaba Jisoo sentada en mi cama.
—¿Cómo vas? —preguntó mientras estiraba la mano para darme un par de pantalones.
—Todo bien, solo me falta meterme ésto. —le señalé una pequeña pila de ropa que se encontraba justo a su lado.
Me ayudó a guardar lo que faltaba y a cerrar la maleta. Ella se ofreció a bajarla a pesar de que le insistí en que podía bajarla yo sola. Ya en el piso inferior, se hallaban el resto del grupo junto a sus respectivas mascotas.
—¿Estáis todas listas? —preguntó Rosé cogiendo el asa de su maleta.
Asentimos para salir hacia la famosa camioneta. Ya estaba la nuestra de vuelta, y eso por una parte me alegró, pero por otra...bueno, no podría tener la “excusa” de sentarme en sus piernas.
Durante el trayecto hablamos sobre el programa Blackpink House. Fueron cien días inolvidables para ellas, y se les notaba que extrañaban aquél lugar.
Después de varios chistes malos por parte de Jennie, aunque ella se empeñaba en que eran los mejores, acabamos llegando a la casa. Salimos del coche y cada una tomó sus cosas y sus respectivos animales.
—Oh, my, God. —(Oh, Dios, mío) hablé boquiabierta al presenciar la puerta de color baby Pink, como diría Rosé.
—Do you like It, girl? —(¿Te gusta, chica?) Roseanne pasó una mano por mi cintura, sonriendo.
—No more than your accent. —(No más que tu acento) respondí empezando a caminar hacia dentro.
Ella se acercó a mí oído de forma confidencial, para susurrarme—: Cuando quieras, te lo enseño.
Asentí contenta varias veces. Amaba el acento de New Zeland de esa mujer.
El exterior de la casa era precioso. La decoración era rosa, como siempre, y le daba un toque agradable. Solté un chillido de emoción cuando vi el cartel rosa fucsia iluminarse con las palabras «All day un the pink».
Junto a Jennie, nos metimos dentro. Ella soltó a Coco por la casa, quien inmediatamente pareció reconocerla, por lo que le perdimos el rastro, al igual que con Kai, su otro perro. Había una foto de las chicas, y una ventana donde podrías sentarte y ver el jardín. Nos dirigimos hacia la sala de estar que a su vez se conformaba por la cocina. Estaba temblando de la emoción. Sentí una mano suave pasearse por mí espalda, dando leves caricias.
—Relájate, no te vayas a desmayar.
No supe si se estaba preocupando o burlando de mí, pero no le di importancia. Ayudé a Jennie a subir las maletas y me enseñaron el piso de arriba.
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𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐃𝐀. || Lisa y tú. ©
FanfictionElla me encontró. Me salvó de mi infierno. Me ayudó a superar mis miedos. Pero lo que ninguna de las dos sabíamos es que, sin darnos cuenta, nos ayudábamos una a la otra a enamorarnos. El amor creció a la par que el miedo, pero eso no nos impidió...