Hola, acá con una nueva historia, esta vez de un gnomo.. sí, un gnomo y Sócrates, sí Sócrates.
Manolo puede viajar en el tiempo y las realidades para efectos de este divague y es un ser que ha sufrido mucho por amor, y en fin, acá va su historia! Chan
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"Manolo, sólo sé que nada sé"— compilado de charlas homoeróticas de manolo y Socrates.
Manolo iba caminando por el Agora sin saber bien hacia donde dirigirse, nuevamente en el futuro lo habían rechazado y ridiculizado y necesitaba hablar con alguien y descargar toda esta angustia que sentía en su corazón. Fue así como se encontró con un anciano sexy que le hacía preguntas a las personas.
— Ey, — lo llamó Sócrates a manolo — Tú extranjero, dime, ¿Qué es la felicidad?
— La verdad reside en el verdadero placer, en el que nos entrega el amor, aquel sentimiento que nos hace vivir, que me ayuda a respirar y levantarme cuando el mundo me hace caer. — Respondió el gnomo mirando el cielo, como si mirar las nubes hubiera iluminado tan profunda respuesta.
— ¿Realmente crees que es el amor? — Preguntó Sócrates de vuelta— Puedo decir que sé que en realidad el amor no es la felicidad. La felicidad está en la vida contemplativa — Lo miró lujuriosamente al hacer este comentario. Es que este tipo bajito tenía algo sobrenatural y muy del mundo de las ideas que no había visto en nadie más, sentía que uniéndose a él alcanzaría la verdad máxima y el verdadero placer... ¿placer? Ja, ya sabía lo que debía hacer — Pero por sobretodo en el... "PLACER".
—¿En el placer? — Preguntó manolo lleno de asombro a aquel tipo vestido por completo de blanco, la túnica apenas lo cubría y la verdad es que Sócrates era consciente de esto. Por esta razón al ver que manolo le prestaba atención se movió de tal manera que su atuendo dejo de servir de mucho…
— Claro que sí, el placer nos mueve, el placer nos anima, el placer es el verdadero pilar de nuestras vidas. — Habló el filosofo cual poeta— Porque mira, yo solo sé que nada sé… ¿ya sabes mi historia del oráculo de Delfos verdad? — Se intentó hacer el interesante.
— Pues claro me he leído las obras de platón... – Contestó Manolo extrañado al ver cómo Sócrates intentaba hacerle tema.
— ¿Platón?— Ya le valía a ese niñato pensaba el mayor, ¿Cómo se atrevía a escribir sus pensamientos sin preguntarle o al menos darle algo de dinero, es decir, al menos derechos de autor? De todas formas, este no era el momento de cuestionarse estas cosas... ya le haría pagar a platón de la mejor manera que sabía... Una forma muy, esto, filosóficamente sensual — Pues por eso – Volvió al tema principal — yo solo sé que nada sé, en mi ignorancia he descubierto que es vital también vivir el momento y mediante las experiencias del placer vivir la vida... — la verdad es que el filósofo se estaba contradiciendo así que intentó arreglar la situación — Porque de esta manera después puedo filosofar mejor y eso — No puedo reprimir una risa nerviosa, es que ese tal manolo hacía que dejara atrás toda su cordura... lo volvía loco.
— Ohhh ahora comprendo todo— Parecía que el velo había caído para Manolo, ahora solo le hacía falta ir a buscar a Flopi pedirle tips sobre el placer y seguir de este modo el consejo del maestro. — Gracias por su ayuda maestro — Se despidió.
Al ver que el gnomo se iba el corazón de Sócrates se detuvo por un momento, no podía dejarlo escapar era el hombre más masculino y sabio que nunca había visto... tan humilde... tan bajito... tan sexy.
— Espera, debes seguir tu camino... no te vayas – Lo detuvo tomándolo del hombro y así evitando que escapara.
— Lo haré, le iré a pedir consejos a un sabio del tema...
— ¿Un sabio? Por favor, no me ofendas... nosotros somos los más SABIOS. Acércate — Habló mostrándole a todos sus jóvenes seguidores, el nuevo — Manolo, únete a nuestra sociedad secreta del... SABER.
Así, como si el mundo hubiese cambiado Manolo se encontró de pronto en el medio del círculo. Increíblemente todos sus nuevos "compañeros" estaban desnudos... incluso su maestro. Hay que ver como las estatuas griegas no eran capaces de reflejar la magnificencia de estos hombres quienes a pesar de su perfección consideraban que el mejor del lugar era Manolo con sus formas tan poco vistas, es que se les hacia sumamente religioso, casi como si el gnomo fuera un enviado de los dioses para mostrarles la verdad del placer. Con todo esto, y con esa idea en sus mentes, estuvieron un buen rato divirtiéndose... pero aun así Manolo se sentía vacío, el placer que le mostraron los griegos fue épico, lo habían dejado satisfecho físicamente pero en su interior algo le faltaba y supo que la felicidad es subjetiva y que la de él no residía en el placer. Lo suyo era el amor, el mundo de los sentimientos...
De esta forma fue como por la noche mientras todos dormían se decidió ir, dejando simplemente una nota de disculpa. Al día siguiente, fue cuando Sócrates fue por fin enjuiciado, siendo también el mismo día en el que la pena y dolor fueron los que se apoderaran de su cabeza y evitaron que peleara fuertemente por su libertad... su vida no valía sin manolo.
El gnomo por su parte se fue al mundo de los cuento a vivir su amor... el primero, el de Blancanieves.