Han pasado aproximadamente quince años desde la coronación del Emperador "Jeon YoonGi". El bello omega de ahora treinta y tres años dio a luz a cuatro hijos, todos varones. Y actualmente se encontraba en estado de embarazo de un quinto.
Sin embargo...
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Ignorando la situación que acontecia fuera del Palacio. En su habitación se encontraba la omega de cabello castaño, perfeccionando los últimos detalles para llevar acabo su plan
La omega castaña llevaba un hermoso vestido color baige, con botones a lo largo del torso que llevaban la atención a la parte superior de su cuerpo. La tela de la prenda tenía bellas y delicadas formas bordadas a mano, dando a relucir su costoso gusto
Asi mismo, sobre su brillante y ahora ondulado cabello llevaba una diadema de perlas blancas que no solo sujetaba un adorno brillante en forma de lagrima sobre su frente, sino, también un bello color marfil que caía a lo largo de su espalda, cubriendo su largo cabello. El espejo le daba una imagen muy agradable
-Señora, consideró que debería reconsiderar un poco más en su decisión -sugirió una de sus acompañantes -Los jóvenes príncipes no interfieriran en el futuro, además no tememos la certeza de que todos ellos serán alfas -comentó la joven
HaNeul solo suspiró con cansancio pues desde su perspectiva el simple nacimiento de aquellos cachorros ya fue un impedimento
-Me parece que no entiendes la gravedad de la situación -se acercó a la joven -La simple existencia de esos bastardos es un gran impedimento, sin contar con que uno de ellos ya es alfa y posible futuro Emperador y eso frustra mis planes -encaró a la joven
Sin más, acerco el artefacto que llevaba en sus manos y lo desembaino. Era una navaja tallada a mano, la cual colocó a la altura del cuello de la joven
-No sabes lo mucho que me gustaría ver la expresión de sufrimiento de esos cachorros inservibles cuando su cortaz vidas les sean arrebatadas -rozó el filo del objeto con contra la sensible piel de la fémina, provocando que esta se tensara -Pero, creo que no será -sin más apartó el filoso artefacto y lo guardo en su funda, para después ocultarlo bajo sus prendas
Con los ojos llenos de terror la joven llevo la mano a su pecho, observando como la castaña tomaba un pequeño frasco con un liquido de color rosado
Ambas jóvenes acompañantes se tensaron al sentir el movimiento de la puerta. Y las tres féminas voltearon en dirección al muevo visitante
-Por favor, retirense -ordenó la fémina mayor en la habitación
Una vez el alfa y la omega se quedaron solos en aquella habitación, la mujer se giró, hubo un encuentro de miradas y la fémina no perdió tiempo en hacer una reverencia y sonreír
La joven se acercó inmediatamente al alfa con una sonrisa radiante sin saber las intenciones del pelinegro. En su inocencia la castaña lo abrazó y se aferró a él
