Salí de la casa y me encontré con el rostro sorprendido de Bash y la mirada de Kai clavada en mí. Llené mis pulmones de aire y rogué para que fuera un viaje tranquilo.
—Piper vendrá con nosotros —les informó Atlas y posó su relajado brazo sobre mis hombros. Lo aparté sin tapujo y lo fulminé con la mirada.
—¿Qué estamos esperando? —preguntó Kai de mala gana. ¿Y a éste ahora qué le sucedía? Las llaves de su auto iban de una mano a la otra de una forma incesante.
—Estamos esperando el Uber —respondió Atlas.
Por dios, que incómoda me sentía.
—Estoy segura que soy una molestia —les dije a los tres —. Pueden marcharse y yo me iré por mi lado.
De pronto, un coche se aproximó a nosotros y Kai se acercó a él sin pensarlo.
—¿Tú eres Piper? —cuestionó el conductor del vehículo y quise echarme a reír, pero me contuve. Por otro lado, Atlas no lo hizo y su risa estalló.
—Ella no viajará. ¿Cuánto es? —le informó Kai, sacando la billetera del bolsillo de su abrigo.
El conductor no mostró ni una mínima preocupación por mí. ¿Y si acaso me estaban secuestrando? Sólo recibió el pago y se marchó. Dolorosamente, su actitud no me sorprendía. Aquella parecía ser lo usual, lastimosamente.
Kai caminó a su coche y los tres lo seguimos. Cuando estaba a punto de montarme a la parte trasera, él abrió la puerta del acompañante y me observó.
—Sube aquí. Eres la última en el camino —ordenó.
«Puta mierda, que mala suerte la mía», maldije a mis adentros.
Sus amigos se montaron en la parte trasera y yo hice lo que me pidió. El coche comenzó a moverse entre las calles y me volteé hacia la ventana. Tal vez, así creerían que no estaba de ánimos para hablar y pasaría desapercibida.
No negaría que la presencia de Kai a mi lado me tenía un tanto intranquila. Mi mente sólo recordaba el sabor de sus labios y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
—¿Preparada para convertirte en tía? —me preguntó Atlas y suspiré. ¿Acaso era muy difícil permanecer en silencio por unos minutos?
—¿Tu hermana está embarazada? —preguntó Bash y asentí. Al menos, aún me hablaba luego de lo que había presenciado.
Creí que, luego de verme con Kai, estaría algo decepcionado. Es decir, creo que le agrado a chico francés porque yo siempre rechazaba a Kai y eso era algo nuevo. De cualquier forma, aquello no tendría siquiera que importarme. Ninguno de ellos tres significaba nada para mí.
—Seremos tíos —emitió Atlas y rodé los ojos. «Unidos hasta la eternidad», pensé. A menos que Liv y Jed se divorciaran, ya podía imaginar su rostro en todas las cenas familiares.
—¡Felicidades! —oí a Bash y le di una sonrisa de lado. Señor, sólo otórgueme unos minutos de silencio, se lo imploro... — Piper, ¿por qué no nos cuentas algo de tu vida? —pues, estaba segura que Kai y yo hubiésemos follado de no haber sido porque te adentraste. ¿Era eso lo que quería escucharme decir?
—Es escritora —soltó Kai y noté que una sonrisa se estaba aproximando. Sabía a la perfección que estaba pensando en mis libros de romance.
—Oh, ¿qué escribes? —Atlas parecía estar genuinamente interesado. No negaría que me sentía como en un interrogatorio...
—Ciencia Ficción —respondí, simplemente. Ya había pasado el mal trago con Kai, no lo haría también con ellos.
—¿Se estudia para ser escritor? —preguntó Atlas y Bash le dio con su codo en las costillas. No pude evitar reír por lo bajo ante aquello.
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Hasta la Última Pieza ✔️©
Fiksi Remaja¿Quién hubiese dicho que rechazar su beso bajo el muérdago le traería tantos problemas? Socializar estaba muy lejos de sus planes; este le daba dolor de cabeza. Sin embargo, obligada por su hermana a asistir a un evento, su más grande dolor de cabe...