El frío aire nocturno que ingresó por la puerta de La Luna del Cazador junto con varios clientes hizo reaccionar a Julien, sacándolo de la ensoñasón en la que se encontraba. Estaba agotado, las noches siguientes al decreto real todos los hombres del reino tomaron la odiosa costumbre de reunirse aún más seguido de lo habitual en la taberna para fanfarronear sobre su participación en la cacería de demonios.
El recadero que dio el anuncio en Dovehille dejó muy claro que todos los cazadores del reino debían unirse. A los demás se les había dado la posibilidad de decidir libremente su participación, sin embargo, muchos estaban dispuestos a entregarse a la causa solo para conseguir la mano de la princesa y vivir como reyes el resto de sus vidas, literalmente hablando.
Julien tenía sus motivos, aunque desconocidos, para no ser un fanático de la realeza pero gracias a la maldita proclama se veía obligado a presentarse ante la familia real y prestar su ayuda para cazar a Morx.
—...y no me molestaría dejar a mi esposa y casarme con Kaia Whitewood si eso me asegura una gran cantidad de riquezas. —escuchó decir a uno de los hombres que ingresaban al establecimiento.
—Eso sería muy extraño, la princesa es mucho menor que tú —respondió el joven a su lado—.Yo sería un mejor partido, además viviría en el castillo.
—Oh, vamos —exclamó el hombre—, no puedes cuidar de ti mismo y ni creas que lograrás gobernar un reino. Ni siquiera tienes el entrenamiento adecuado para este tipo de cosas, lo único que sabes desenvainar es tu...
—¡De acuerdo! —lo interrumpió el joven— Puede que no sepa mucho pero tengo otras habilidades que estoy seguro que Su Alteza disfrutaría en nuestra noche de bodas. —dijo tan vulgarmente.
—Lo último que necesito es una imagen de ti, que vives del libertinaje, siendo montado por la mojigata princesa de firmes pechos—escupió el hombre con una mueca de horror—. Dios, es asqueroso, ahora viviré con eso el resto de mi vida.
Los hombres se ubicaron en los taburetes al final de la barra y pidieron dos cervezas. Julien se dispuso a llevar los jarros perfectamente servidos. Esos sujetos solían dejar muy buenas propinas así que no era prudente aguar su bebida o dejar caer accidentalmente un insecto dentro de ella. Aunque era tentador darles su merecido, no podía permitirse el lujo de perder a dos de los clientes más adinerados. En su lugar, solo decidió poner su mejor cara de disgusto, al menos hasta que Walden apareció tras él.
—Jules, cambia esa cara. Asustarás a todos.
—¿Has oído cómo hablan? Es repugnante.
—Los hermanos Blackwell son unos arrogantes vividores —el cantinero tomó un trapo y limpió una mancha en la barra—. El mayor, Jano, se casó con una muchacha de buena familia, el padre de la chica falleció y heredó varias de sus propiedades y una gran fortuna que ahora derrocha en apuestas y alcohol —explicó—. Para Aaron el matrimonio no es una opción, digamos que sus gustos varían entre hombres y mujeres, en ocasiones ambos, además vive del dinero de su hermano. Se comenta que tiene negocios turbios.
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El Heredero Perdido [Resubiendo]
FantasyJulien Saint y Kaia Whitewood llevan vidas muy diferentes. Él es un cazador condenado a vivir una vida de secretos y ella es la futura Reina de Lockcham. Con un objetivo en común, sus caminos se cruzan y juntos deben detener a un poderoso Eidolino l...