Capítulo 20.

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—Márchate por favor...

—No, no, ey Miri-chan, no pienso rendirme. Yo no soy un cobarde. —Yuta apagó el motor de su moto al estacionarse frente la parada de autobús y se quitó el casco que llevaba. La noche comenzaba a volverse demasiado fría y al hablar, hilos de vaho se veían escapar de sus bocas.

—Yuta por favor... Estoy cansada y es tarde. —Miryeong se frotó el puente de la nariz. Tenía un dolor de cabeza horrible.

—No. ¡Escúchame por una vez en tu vida! —La chica suspiró y levantó la vista para encontrar la oscura mirada del japonés. —Miryeong te quiero. Te quiero, ¿vale? —Ella se tensó al oírle pronunciar aquello fuerte y claro. —Eres... Eres lo que me llena, lo que me hace feliz... Eres mi vida. —Habló. —Miri-chan, ¡estoy enamorado de ti!

—Yuta... Es tarde, no deberías hablar tan alto puedes molestar a...

—¡ESTOY ENAMORADO DE TI PARK MIRYEONG! —Gritó cara al cielo. La castaña avergonzada se acercó a él y le cubrió la boca con sus rojas y frías manos.

—¡Shh! ¡Cállate, anda! —El chico se rio. —¿Qué haces aquí? ¿Te han sabido a poco los golpes? ¿El escupitajo que me lanzaste? —El semblante de la chica se tornó serio y la expresión de Yuta cambió por completo también al verla decepcionada.

—Miri-chan... Yo...

—No. No, basta Yuta. No tienes derecho a tratarme así.

—Es que... ¡Entiéndelo, me pudieron los celos! —Se excusó. —Te vi tan feliz con él que... Me sentí mal, me sentí mal porque yo no puedo sacarte esas sonrisas, porque tus ojos no brillaban por mi... —Yuta apretó el casco entre sus manos no queriendo enfrentar los ojos de Miryeong.

—Yuta... —¿Se estaba disculpando? Miryeong quiso ver reflejada una disculpa en aquellas palabras de Yuta, víctima de sus chantajes y manipulaciones tras toda aquella fachada y palabrería, la castaña malinterpreto una disculpa de donde no había más que falsas lágrimas porque quería aferrarse a algo. A él. A un cabo seguro que no se fuera a romper, pero aquella cuerda desgastada tenía en realidad los días contados. —Entiendo tu reacción pero... Fue excesiva.

—Lo sé... ¡Y lo siento muchísimo por eso! ¡Pero ese maldito mequetrefe...! —Yuta se pasó las manos por el pelo y miró a la castaña. —No podía permitir ver cómo jugaba contigo, metiéndose en tu vida tan desvergonzadamente... A cambio de un puñado de billetes... Yo jamás te haría cosas como esas, Miri-chan. Sabes que no. —La susodicha se encogió en su sitio. Confusa y con ganas de perdonar a Yuta aunque sabía que no debía hacerlo. —Miri-chan... Sabes que te quiero. Lo sabes. No te niegues a ver lo evidente.

—¡Eh! —Una voz a sus espaldas hizo que ambos se giraran. —Lo evidente aquí es que eres un auténtico gilipollas... Victimizándote con Miryeong después de darle una paliza a mi hermano... Pírate de una vez, rata.

—¡¿Qué coño dices?! —Yuta bajó de la moto al ver a Haseul caminando hacia donde se encontraban. —¡Lárgate tú, no pintas nada aquí!

—Nakamoto Yuta... Sohyun me ha hablado maravillas de ti... En el instituto tampoco eras una gran persona... ¿Puedes... dejar de dar pena? No sé, como sugerencia. —Haseul hizo un gesto sarcástico con las manos y Miryeong observó el conflicto entre ambos. —Mimi, te llevo a casa, necesitas despejar tu mente de tanto hombre gilipollas...

—Unnie no hace falta yo...

—Puedo llevarla yo. —Interrumpió Yuta.

—No te vas a cercar a Miryeong, Nakamoto. No en el estado que esta y mucho menos a estas horas. —Haseul encaró a Yuta. —No vas a volver a manipular a ninguna mujer, ¿me oyes?

New Romantics |Na Jaemin; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora