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Luego de beber hasta más no poder en Año Nuevo y tener una sesión de sexo rudo con Ben a las dos de la madrugada, me encontraba totalmente nerviosa. Y no, no porque me hayan escuchado.
Gracias al queridísimo COVID-19, Ben y yo no pudimos celebrar fin de año en un bar con los chicos del cast, como habíamos planeado el año pasado, sin embargo, habíamos decidido hacer algo mejor. Llamamos a Joe, Gwilym, Rami y obviamente Lucy, para que se quedaran unos días en la casa que Ben y yo compartíamos en Bristol. El plan era que llegaran el 29 de diciembre y se quedaron hasta el lunes 4 de enero del 2021, así tendríamos tiempo de sobra para festejar tanto Año Nuevo como el cumpleaños número treinta de mi queridísimo novio.
Y vaya que había funcionado el plan, la casa se llenó de alegría y completa energía, todo era risas entre nosotros y sin contar las homosexualidades de Joe y Ben.
A veces creo que yo soy el mal tercio de esa relación.
Pero tampoco estaba nerviosa por todos ellos en mi casa, estaba nerviosa por otra cosa. Una completamente diferente.
Ben y yo éramos novios desde hace ya cuatro años y empezamos a convivir hace dos años, lo cual solo hizo que nuestra relación se fortaleciera. Amaba a Ben sin duda alguna, a diferencia de mis dos relaciones anteriores, yo veía un futuro claro con Ben, estaba más que segura que él me llenaría de felicidad hasta el último de mis días, justo como yo lo haría con mi rubio. Hasta había pensado en formar una familia con él, a pesar de que Ben conocía a la perfección mi decisión de no querer hijos propios, si no darle hogar a los huérfanos.
Pero bueno, los niños vendrían luego de este gran paso, el cual ha sido la razón de todos mis nervios y preocupaciones en estos últimos meses: El matrimonio.
Quería casarme con Ben, definitivamente quería una vida a su lado, definitivamente quería dar ese paso con él. Pero lo que rondaba en mi cabeza era como se lo pediría y cuando. Tenía pensado en hacerlo en San Valentín de este año, pero ya no creo poder esperar más.
Ya había hablado con Lucy y Gwilym de esto, pues creo que son los que mejores consejos podrían darme con respecto al tema y ambos coincidieron en algo: "¿Por qué no se lo pides el día de su cumpleaños?"
Tenían razón, Ben siempre fue alguien detallista conmigo y siempre todo lo que hacía tenía un significado, por ejemplo, al momento de regalarme algún collar, buscaba que este represantara algo importante para mí.
Finamente lo había decidido, iba a pedírselo el día de su cumpleaños, hoy, antes de cortar el pastel de cumpleaños. Pero aún no sabía cómo, a pesar de llevar escribiendo un discurso para mi novio, aún no sabía cómo decírselo. No es como si en las escuelas o universidades te preparen para esto.
