♡︎✨5𝐭𝐨✨♡︎

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—Tsukasa.— el azabache de ojos ámbar llamó la atención del contrario de misma apariencia.

—¿Amane, sucede algo?— el menor volteó la cabeza ligeramente para mirar a su gemelo con una sonrisa.

—Debemos hablar de algo..— las palabras que había dicho llamaron la atención de Tsukasa, así que se acercó bruscamente a Hanako y le tomó las manos

—¿Algo te molesta? Lo soluciono.—

— ¿El daikon feo te hizo algo? No te preocupes, yo la mato, ¿Quieres donas? Las consig...— El pequeño se quedó callado y sorprendido después de que su hermano le tapara la boca con una mano.

—¡No es eso!— Frunció el ceño ligeramente; el Yugi menor entendió que era algo serio, así que no encontró más opción que asentir.

—Te espero para hablar de eso dentro de un rato, debajo del árbol del jardín.—

—¡C-Claro...! Amane...— Tsukasa estaba preocupado, realmente preocupado. Su hermano no era así y mucho menos con el, creía que Amane aún no superaba aquellos traumas que el mismo le dió en su niñez, por esa razón le pareció muy extraño el que su querido hermano lo trate así.

La preocupación del fantasma se fue transformando en curiosidad. La duda lo carcomía y la respuesta más lógica que pensaba era «Me dejará».
¡Pero no! El no era de esos tipos pesimistas y depresivos, su hermano lo amaba, eso quería creer.
De todos modos, decidió consultar a su asistente para poder aclarar sus dudas.

•••

—¡Ha-Hanako-kun! ¡Me voy a caer!— chillaba la chica de tobillos gordos, temiendo caer y herirse.

—Oh ¡Vamos, Yashiro! ¡No te dejaré caer! Jajaja— Reía el jóven fantasma, sosteniendo de las manos a su asistente mientras subía de altura en el aire.

—Si Tsukasa-sama se enterará de que le agarras las manos a otra persona que no sea él, estaría muy celoso.— comentó el de cabello rosa con una mirada pícara.

—Este daikon que ves aquí es mi amiga, no tiene nada de malo.— Dijo ganándose una cara ofendida de su asistente tras dejarla en el piso delicadamente; se acercó peligrosamente a Mitsuba sacando su cuchillo y una sonrisa. —Y dudo que quieras contarle a Tsukasa al respecto.—

—¡Oye, animal, no asustes así a Mitsuba!— el rubio salto de su lugar colocándose entre los dos para separarlos. Y... Efectivamente el rosado estaba totalmente asustado, parecía que ni siquiera tuviera alma, si así pudiera decirse.

—Oww ¡Lo siento!— Mencionó con una sonrisa de arrepentimiento Hanako.

Kou abrazó a su preciado novio de manera protectora y lo llevo de la mano dentro de la academia, no quería que su amigo fantasmal lo asustase nuevamente.

Hanako los observó irse mientras levitaba con su típica expresión de no tener idea de que pasó.

—Ummm... Hanako-kun, ¿No debías juntarte con Tsukasa-kun en unos minutos?— La de cabellos plateados miró a su amigo para recordarle que debía hablar con su hermano/novio.

—¡Si! Acompáñame, me aburrire esperándolo, el nunca ha sido muy puntual.— Habló y soltó un par de risas acordándose de su amado hermano.

—Esta bien.— Dijo animadamente la chica.

Una vez bajo aquel árbol los amigos comenzaron a charlar de cosas totalmente variadas. Ella le contaba sobre muchos chicos guapos que conoció y el arruinaba sus ilusiones diciendo que la rechazarían por sus gordos tobillos. Pero después de todo, ellos eran mejores amigos, siempre estarían uno para el otro. Tobillos gordos o delgados, fantasma o humano, no importaba, eso no cambiaría su amistad ni la confianza que había entre ellos.

Las personas que pasaban por ahí creían que Nene estaba loca por hablar sola. A lo lejos, Tsukasa los observaba, si estuviera vivo se atrevería a decir que moría de los celos, pero como estaba muerto, solo formó una sonrisa falsa y apareció frente aquel par.

—¿De que quieres hablar, Amane?— Fué directo, sus ojos estaban completamente negros, sin brillo alguno, era algo que no podía evitar al ver a su Amane con Yashiro Nene.

—Yashiro, déjanos solos, por favor...— le pidió, temiendo por la vida de su amiga, ella asintió y se despidió de ambos.

—¿Te gusta el daikon feo verdad, Amane...? Tiene los minutos contados...— Hanako solo miró a Tsukasa con una sonrisa, no podía creer lo tóxico que llegaba a ser su hermano.

El menor tras no recibir respuesta del mayor lo tomó como un “si”, sintió un puntazo en el pecho, haciéndolo fruncir el ceño levemente. Estaba apunto de irse de ahí pero su gemelo lo tomó de la muñeca.

—Tsukasa, mírame...— El menor lo ignoraba, mirando una mariposa, tal niño pequeño.

—¡Mi-ra-me!— Exclamó tomando el mentón de su gemelo para que lo pudiera mirar.

—¿Qué? ¿Acaso quieres que te bese? Amane, ahora no puedo tengo que tirar del techo un daikon.—

—¡No quiero que me beses!— Gritó, avergonzado, sacándole un par de risas al contrario.

—Queria decirte que...— Las risas del menor se cesaron y comenzó a prestarle atención al mayor.

—No sabes el amor que sentía hacia Yashiro, de verdad la amaba mucho. Pero tú... Volviste, no sé que hiciste pero entendí que el amor que sentía hacia Yashiro era incomparable con el que sentía hacia ti, quería hablarte de que permanezcamos los dos para siempre. Recuperemos todos esos años en los que estuvimos separados y después de hacer eso... Solo.. Estemos juntos hasta el fin..
Y, yo no se si tú quieras aunque dudo que no lo quieras pero.. ¿Tsukasa, estás llorando...?—

—Yo... ¡No! ¡No estoy llorando...! ¡Amane no cambies de tema! Sabes que te amo, Amane, quiero que estemos por siempre... P-Pero, sinceramente también quiero que tú quieras quedarte conmigo.— Mencionó con con los ojos cristalinos y un notable sonrojo.

—Por supuesto que quiero.— Dijo para sonrojarse de misma manera que su gemelo menor.

—Amane, podría jurarte amor eterno y cumplir mí palabra por mil vidas más...— se apartó unos centímetros de su gemelo, levantando levemente su mano, estirando en meñique. —Y eso pienso hacer ahora mismo... Amane, juro amarte en toda la eternidad, estar aquí, solo para ti siempre, cuidarte y consentirte.—

Amane sonrió y juntaron sus meñiques, haciendo un juramento realmente tierno. Hanako no podría estar más agradecido de tener un hermano como el que le tocó y así en viceversa. Un abrazo apretado los unió, luego unos besos en las mejillas y frente de parte de Tsukasa fueron depositados en el rostro del contrario.

—Si tuvieramos vida, me importaría una mierda los comentarios de los demás y me casaría contigo, Tsukasa.—


Fin. (?)

Holaaa, amigos, no sé cómo darle un final a esto, ayuda.

¿Dicen que lo deje asi?

¡Maldito Norteño!┊Tsukasa X AmaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora