Entre huevos y aguacates

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Kyle es un excelente chef, lo ha sido desde que se fue formando como tal con inmensa disciplina y entrega a su labor. Puede preparar cualquier tipo de platillo, desde pastas y carnes hasta postres inmensamente complicados como una crème brûlée. Fue de los mejores de su generación en la escuela de cocina y hoy día es un talento prometedor en el mundo de la cocina. Y aún con todas estas credenciales tiene una cosa en la cocina que por más que lo intenta no termina de salirle bien, volviéndose su peor enemigo en la gastronomía: el aguacate.

De hecho el aguacate le gusta bastante en platillos, lo cual hace que su falla sea aún más ofensiva.

No sabe escoger aguacates.

Por las que intenta siempre acaba por escoger aguacates o muy maduros o muy verdes para lo que tiene que hacer. En alguna ocasión llegó con unos para un guacamole que les faltaba mínimo una semana para estar en su punto. En otra ocasión llegó con unos tan maduro que ya se estaban echando a perder. Hay pocas cosas tan vergonzosas como que un salón de estudiantes de gastronomía sé de cuenta que no puedes hacer algo tan simple.

Esto no había sido tan problemático en un inicio porque se ocupaba en platillos de gastronomías muy específicas y para hacer guacamole. Luego explotó la popularidad del ingrediente explotó tanto por su sabor, sus beneficios de salud y el poder del internet. Ahora para todo le quieren echar aguacate y sinceramente él ya está un poco harto porque no entiende porque alguien se lo pondría a los hotcakes. A eso se agrega su nula habilidad para escogerlos y acaban con una relación muy complicada con el ingrediente.

Afortunadamente en la cocina donde trabaja hoy en día no tiene la responsabilidad de escoger y revisar los insumos por su rango relativamente bajo. Eso le corresponde al chef y está muy agradecido de que no tenga que hacerlo él. Algún día que suba de rango tendrá que lidiar con eso pero por ahora aún sigue relegado a otras tareas.

Pero ahora no se puede salvar de escoger aguacate para preparar el desayuno con unos amigos. Justo le habían atinado a lo que más le fallaba y le daba pena admitir que su deficiencia. Que Dios lo ayude porque los tutoriales de Youtube y los artículos de distintos sitios (incluso de Buzzfeed que buscó en su desesperación) sólo le habían fallado. Maldito pan tostado con aguacate y huevos pochados.

Así es como se encuentra a sí mismo en la sección de frutas y verduras del supermercado con sus bolsitas ecológicas que le había regalado Honey por Navidad. Se queda viendo a la pequeña montaña de fruto de cascara negro y agarra uno. Se le queda viendo pero el exterior no le dice absolutamente nada de si será un buen aguacate el día de mañana o si le va a salir con el chistecito de que ya está pasado. Lo baja y agarra otro. Este se ve un poco más claro pero no está seguro de que eso sea bueno o malo porque le ha pasado que compra uno claro pensando que aún le falta madurar para solo cortarlo un día después y encontrarlo pasado.

Toma aire e intenta calmarse. Agarra otro aguacate y ve la parte donde estaba el tallo con anterioridad. Había leído que si levantaba esa parte y estaba verde en teoría no estaba pasado, pero no estaba seguro de que lo dejaran meter un cuchillo para quitar la especie de costra que tenía y no quería meterse en problemas.

Volvió a dejar el aguacate en la pila y cruzó los brazos. Se les quedó viendo con odio. No entendía cómo esto era lo que más se le dificulta en la cocina. Se estaba empezando a convencer de que estas cosas eran homofóbicas o racistas. Esa era la única explicación.

En ese momento de pensamientos irracionales vio a un chico moreno y apuesto acercarse a donde estaba. Era algo bajito, con piel color canela, cabello negro algo ondulado que caía enmarcando su cara de una forma que podría parecer accidental si no fuera tan perfecta. Kyle inhaló de golpe, brevemente distraído de su predicamento. No era la clase de persona que busca ligar en los supermercados pero nada le impedía admirar a un hombre tan guapo.

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