Capitulo unico.

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Sinestesia

"Hay veces cuando miras al universo y piensas '¿Qué pasa conmigo?' y solo puedes escuchar al universo responder 'Bien, ¿Qué pasa contigo?' "

Terry Pratchett

-o-o-o-

Dorado

El frio de la mañana de otoño le calaba hasta los huesos y veía dorado por doquier. Se levanto como siempre a las 8:00 am y abrió la ventana. El vendaval de brisa otoñal le dio de lleno en la cara y empezó a ver volutas doradas que le nublaban la visión y se adherían a todas las superficies del lugar cubriendo todo con una fina capa brillante.

A Sakura no le importo, estaba acostumbrada, la sinestesia se padece desde el nacimiento. Ya sabía que la brisa de otoño era dorada y le provocaba un frio, tolerable, en los huesos que le hacia ver sombras doradas al cerrar los ojos.

Cuando salió de su casa eran las 9:00 am y su clase era a las nueve treinta. No le importaba llegar 15 minutos antes; le gustaba sentarse en las gradas del campo de futbol a lanzar papelitos de forma bonita en el viento. Ino solía decirle lo bobo que podía ser eso, pero a ella simplemente le gustaba ver su origami de mariposa ser arrastrado por el viento y en esta época del año, ver la estela dorada con más intensidad mientras alrededor de las nubes de octubre se arremolinaban los halos brillantes que le gustaban. El otoño era bonito.

Lastimosamente casi al llegar empezaron a caer los rayitos plateados que ella en su visión sinestesica reconocía como lluvia. Empezó a correr con poca gracia cubriendo inútilmente su cabeza con la mochila, era preferible dañar los libros a enfermarse; no le gustaba ir al doctor. Las motas plateadas desaparecieron una vez que estuvo dentro del salón pero su inconfundible rastro brillante la invadió cuando Kiba, Lee y Naruto entraron azorados sacudiéndose en el acto y ganando un abucheo general por los pocos que se sentaban cerca de ellos. El instante en que Iruka entro al salón y logro calmarlos fue que a Sakura le empezaron a doler los ojos. El halo plateado se fundía casi a la perfección con las volutas doradas pegándose al maestro casi como una segunda piel. Entorno los ojos tratando de acostumbrar sus pupilas al efecto incandescente de la luz pero mientras más se movía su profesor a lo largo de la pizarra, mas brillaba bajo la luz halógena del salón. Es por ello que Sakura dejo de prestar atención luego de: 'Escuchen con atencion'. Se concentro en mirar la neblina brillante que se escurría por los bordes de la ventana semi-cerrada dándole escasas miradas a su sensei quien se dio cuenta de la falta de atención de Sakura pero que se lo dejo pasar como lo hacia la mayoría de las veces; ya luego se arreglaría con ella, después de todo, ella tenía un trato especial por su condición.

Naranja

La cantidad de sonidos de la cafetería servía de disparador para que su realidad empezara a distorsionarse y comenzara a ver una masa irregular y móvil de colores que se desplazaban de un lado a otro dejando a su paso una escarcha brillante que parecía permanecer flotando entre sus pestañas. Entre el cumulo de sobre-percepción, distinguió la nebulosa naranja que agitaba un brazo con demasiada efusividad. Apretó un poco la bandeja de comida y emprendió marcha hacia la masa de sus amigos intentando esquivar lo más posible a las personas, propósito que hubiese logrado si ese chico vestido de verde -y es curioso que no fuese Lee- no la hubiese tropezado y ella le estrellara el estofado en la cara a la chica de lente y pelo rojo.

Las risas, los gritos de Karin y el general abucheo, eran verde musgo. Un color que no solo le hacia marearse, sino que le causaba retorcijones en el estomago. Un chico la levanto del piso y ella ni supo en qué momento Karin la empujo. Sakura permaneció en sus brazos un momento antes que el rayo naranja arremetiera contra ella y la pegara a su pecho mientras la alejaba asegurándole de a 'De veras' que nada había pasado, y preguntándole que si ella estaba bien. Cuando ya casi salían del comedor fue que pudo mirar por encima del hombro de Naruto y distinguía que sobre el cumulo iridiscidente se extendía una bruma vinotinto que consumía a la nebulosa verde musgo de Karin. Supo que Ino y su inconfundible vinotinto se estaban encargando de la situación.

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