Hope.

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«Los deseos son engañosos; sin embargo, la esperanza es sincera. La esperanza realiza su propia magia».

—Laini Taylor, "Hija de humo y hueso"

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02 de Enero 2021

—¡ARISTÓTELES, EL CUBREBOCAS!

El grito de Cuauhtémoc resonó por buena parte de la privada en la que vivían, e hizo que el rizado se regresara corriendo a la casa, atravesando en un suspiro los pocos metros que había recorrido hacia la calle.

Ari encontró a su prometido de pie cerca de la entrada, extendiéndole un cubrebocas de tela color verde.

—Lo siento por el grito —se disculpó Temo en voz baja.

—No te preocupes, tahi —respondió Aristóteles. Se le quedó mirando al trozo de tela—. No entiendo cómo lo sigo olvidando después de tantos meses.

—A mí también me pasa —reconoció el castaño, encogiéndose de hombros. Observó a su novio colocándose el cubrebocas e hizo una mueca de inconformidad—. No combina —murmuró—. Espera, iré por otro —añadió dándose vuelta para dirigirse a su recámara.

—¡Tahi, este está bien! —alegó Aristóteles, su voz sonando un poco amortiguada por la mascarilla.

—¡No! —espetó Temo, asomando su cabeza por la puerta del dormitorio—. La pandemia nos ha arruinado muchas cosas, no voy a dejar que también arruine tus outfits.

El rizado resopló resignado y se quitó el cubrebocas verde. Se le quedó viendo, y después miró la ropa que traía puesta.

—Temo tiene razón, no combina —susurró para sí.

—¡Volví! —anunció Temo, sosteniendo otro cubrebocas, ahora de color azul—. Este combina perfecto con tu chamarra —señaló con orgullo, dándoselo a Ari.

—Gracias, Temo. —Aristóteles miró a su prometido con ternura—. No sé qué haría sin ti.

—Ven acá antes de que te pongas esa cosa.

Cuauhtémoc tiró de su novio por el cuello de su chamarra y depositó un dulce beso en sus labios.

—Te amo, tahi —le dijo en un susurro—. Y yo tampoco sé qué haría sin ti.

Ari le dio otro corto beso y después se obligó a separarse.

—Ya tengo que irme al mercado, si no, no vamos a tener nada para comer —le recordó a Temo.

—Tienes razón —admitió el castaño—. Ya llevas la lista de todo lo que tienes que traer, ¿verdad? —Aristóteles asintió efusivamente—. Bien, me avisas cuando llegues para salir a ayudarte con las cosas, me pondré a avanzarle a mi trabajo mientras vuelves.

—Sí, tahi, yo te llamo cuando llegue —prometió Ari, poniéndose el cubrebocas por fin—. Te amo, suerte con todo lo que tienes que hacer.

—¡Ve con cuidado, tahi! —exclamó Temo desde la puerta.

Observó a Ari alejarse hacia "La burra" y cerró la puerta cuando escuchó arrancar el motor a lo lejos.

Se alejó de la puerta y se dirigió de vuelta a su recámara, donde se dejó caer en la silla de su escritorio y con resignación comenzó a trabajar en las decenas de pendientes que había frente a él.

Temo ya estaba harto del home office, de las clases virtuales, de los cubrebocas..., de todo lo relacionado con la pandemia, a decir verdad.

Un año nuevo había comenzado, pero todo seguía prácticamente igual.

Hope [Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora