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Cuando despertó, deseaba que todo hubiera sido una terrible pesadilla, aunque aquello no tenía mucho sentido, si sabían quién era el causante.

Revisó sus bragas y en efecto, habían estado empapadas con anterioridad. Su cara se enrojeció, de recordar lo que había sucedido.

Negó con la cabeza, y rápidamente se metió a la ducha, ignorando los juegos que su propia mente le producía.

Se dispuso a limpiar su habitación, no podía tener ese tipo de encuentros en la habitación de sus padres, sería algo muy incómodo. Además de que, no imaginaba que sucedería algo como lo que había sucedido anteriormente. Se golpeó mentalmente, y siguió limpiando.

Una vez terminado, salió a comprar algunas cosas para ir llenando la alacena. Hizo su cena y posteriormente cenó. Rogaba por no volver a verle la cara a aquel hombre de piel grisácea.

—Vaya, pero si estabas esperándome —hablo burlesco, caminando por la habitación—. Oh, quieres hacer todo como cuando solías ser niña

—No, ahora vete —Ada respondió, sin mirarlo

—¿Tan temprano? —se burló, sentándose a los pies de la cama—. Pero sí allá afuera, hay cientos de chicos divirtiéndose, ¿por qué no hacer lo mismo?

—Porque no eres un chico de mi edad, tú eres pesadillas, yo, solo soy yo —murmuro, cubriéndose hasta la cabeza con las mantas

—Juguemos Ada, a ambos nos beneficia —habló—, tú obtienes placer, yo también y también gano compañía

—Bien podrías enredarte con otra persona —cerro los ojos, suspirando—. A mí, déjame en paz. Vine a enfrentarte, bien, ya lo hice

—Ninguna persona puede verme como tú, ¿recuerdas? Además, te dejaré libre después de esto

—¿Por qué te creería?

—Soy un hombre de palabra, ¿o qué, crees que no podrás dejarme ir?

Ada rio con ganas, mirándolo.

—¿No será que tú temes que yo pueda olvidarte y tú a mí no?

—¿Por qué te sientes única?

—Lo dijiste tú, nadie puede verte como yo —desafió

—Quizá —murmuró, acorralándola en la cama, poniendo sus brazos a ambos lados de su cabeza—. Puedo ver el deseo en tus ojos, ¿por qué no aceptas? Ambos queremos jugar el uno con el otro, ¿por qué detenerse?

—No te daré el gusto tan fácil —susurro, alzando la cabeza para susurrarle en el oído, colgando sus brazos en su cuello

—Ya te dije Ada, tú no puedes decir —susurro entrecortadamente—. Sí no ha pasado nada, es porque...

Ada lo acercó a sus labios, uniendo sus labios sin ningún movimiento de por medio, un simple pico.

—Es porque no dejas de hablar, tú no tienes el control —habló, girándose sobre la cama

—¿Eso piensas? —sonrió, aquella acción, era su luz verde

Jalo a Ada, poniéndola sobre sus piernas, dejándola frente a él, ella seguía en un estado de shock.

—No pienso, eso creo —murmuró, intimidada por su mirada

—Te demostraré que no

Lentamente se acercó a sus labios, presionándole a entreabrirlos, una vez le siguió el juego, la tomó por su espalda baja, atrayéndola hacía él, rio en su interior al ver que no movía ningún músculo.

—Tus manos acá cariño —habló pesadamente, dirigiendo sus manos detrás de su cuello, mientras seguía devorándole la boca

Acuno su trasero en sus manos, acariciándolo con lentitud, delicadamente. Una vez el beso fue roto, ella tenía el rostro rojo puro, y él solo podía reír. Acarició sus rojas mejillas, con delicadeza. Lentamente le tocó las piernas descubiertas por el short que vestía.

—Creí que tenías el mando —se burló, besando su cuello, mientras ella se estremecía y soltaba suspiros—. Está bien... puedo... hacer... como si... lo tuvieras —hablaba después de besar su cuello

—Y-yo...ahh —gemía despacio, al sentir los labios contrarios acariciar su cuello y hombro

—No necesitas decir algo —rio despacio—. Solo, disfrútalo

Ada medio asintió, cuando sintió las ásperas manos tocar el dobladillo de su short, su cabeza yacía en el hombro de Pitch, quién aventuraba sus manos dentro, tocando sus labios vaginales sobre la tela de las pantaletas, sintiendo su humedad.

—Vaya, estás mojada —susurro en su oído, con un tono burlón—. ¿Estás segura de que aún no quieres jugar esto?

Sus habilidosos dedos golpearon en su clítoris, arrebatándole un gemido.

—Supongo que es un sí —murmuró, para besar su cuello, colando sus habilidosos dedos dentro de la pantaleta, acariciando sus labios menores suavemente—. Vaya Ada, para no querer jugar, estás muy ansiosa

Sus dedos descendieron, entrando en su conducto vaginal, primero uno; Ada gemía al sentir el tacto, pero saltó al sentir el largo dedo de aquel hombre en su conducto. Con fuerza se abrazó a él, quién sonrió victorioso, insertando un segundo dedo.

—P-pero... —intentó articular Ada, gimiendo en el intento

—No intentes razonar, solo, déjate ir —murmuró, tocando su clítoris en círculos, para besar su cuello lentamente y suspirar extasiado en él

Le encantaba tener el control sobre ella, mientras le penetraba con sus dedos, con la otra mano la aferraba él para que no cayera de su regazo. Las paredes se contraían, indicando el devenir de Ada, sonriendo, dejo que terminará.

—Buena chica —articuló, dejándola sobre la cama, recostada. Tentado se acercó a besarle con lujuria—. Necesitas descansar, hasta otra dulce pesadilla

Ada le miro partir aún en estado de shock, pues no alcanzaba a procesar lo que había sucedido. ¿Él, ella, había sucedido?

Su rostro palideció, asustada se cubrió con las mantas, le había dado su primer encuentro sexual a un hombre que... que podía decirse, no existía.

O bueno, existía lo suficientemente para hacerle gemir bajo sus habilidosos encantos.

—Alguien máteme —susurró, golpeándose con la almohada

Resignada, se dirigió al baño, dispuesta a ducharse, y fingir que aquello no había sucedido. Su mente divagaba en los recuerdos, en el toque, en los besos tan apasionados y profundos, podía sentir como probaba el cielo y a su vez, el infierno, la vida y la muerte; temblando toco sus labios un poco hinchados por aquellos besos.

Se enjuago a prisa, usando un pijama completo. Para después ir a la cocina y tomar un vaso de agua, no, nada de eso estaba pasando.

—No paso Ada, fue una pesadilla —trató de convencerse

—Cariño, sí sucedió

Por inercia volteó a verle, imponente, caminaba hacia ella, firme y tranquilo, con sus largos brazos detrás de su espalda.

—No puedes negarte, lo sabes

-Seok
26.01.2021

sᴏᴍɴᴜᴍ ᴇxᴛᴇʀʀᴇʀɪ | ᴘɪᴛᴄʜ ʙʟᴀᴄᴋ [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora