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Regresar de un no tan largo viaje era tal vez lo mejor para mí, ya me estaba preocupando por mi casa y también por mi hermano. No sabía si mi hogar estaba en orden como le había dicho a Chittaphon que quería que esté cuando vuelva, también me preocupaba dejarlo solo por tanto tiempo. Él es realmente escurridizo.

Y raro.

Apenas el auto de mi abuela paró en frente de la entrada de mi hogar bajé con mis maletas y con un beso en la cabeza me despedí de ella. Saqué mis llaves al ver el auto desaparecer entre la lejanía y abrí mi puerta para por fin entrar a mi bello hogar.

Ah, hogar dulce hogar.

Respiré tranquilo al observar todo en orden y subí a mi cuarto, me eché en mi suave cama y con el pasar de los minutos el sueño se apoderó de mí y caí rendido en los brazos de Morfeo. Ordenaría mis maletas después.

Me desperté al sentir una vibración en mi pierna, saqué mi celular a regañadientes y respondí el celular sin ver el nombre del contacto.

— ¿Aló?

— ¡Johnny! ¿Ya estás en casa verdad?

Oh, era mi hermano.

— Sí y para tu información estaba teniendo la mejor siesta de todas. — Dije adormilado y molesto a la vez.

Escuché una leve risa al otro lado del celular.

— Como digas, te quería informar que estaré unos días más en casa de Seulgi, o tal vez unas semanas. En fin ¡adiós! espero y puedas volver a tener esa gran siesta de antes. — Sin mas colgó y me dejó con ganas de ahorcarlo por haberme sacado de mi sueño de belleza, ahora ya no podría volver a dormir.

Miré la hora y me di cuenta que había dormido casi tres horas, me levanté y bajé para subir mis maletas y ordenar todo de una buena vez.

Estuve media hora ordenando todo y por fin había terminado, me fijé otra vez en la hora y me di cuenta que ya eran las 20:30 pm. Fui a la cocina para ver que hacer de comer y no morir en el intento. Preparé una rica sopa de pollo, era poco debido a que ya había comido mucho con mi abuela.

Comí tranquilamente, al terminar lavé mi plato y me dirigía hacia arriba para jugar un poco en la computadora, pero una fuerte brisa chocó contra mi rostro, era tan fría que congeló gran parte de mi mejilla izquierda y también me dio un gran escalofrío.

Me dirigí hacia las ventanas para cerrarlas y volver a estar calientito, aunque grande fue mi sorpresa al darme cuenta que estaban todas cerradas.

— Esto es raro.

Dejé de pensar en como pudo entrar esa gran brisa y retomé mi plan inicial. Al llegar a mi habitación prendí la computadora y me senté a jugar horas y horas unas partidas de LOL.

El tiempo pasó volando y cuando menos lo esperaba ya eran las 3 am. Apagué la computadora y me cambié para dormir. Lavé mis dientes, me adentré a mis suaves sabanas y justo cuando cerré mis ojos pude escuchar un débil susurro en mi oido.

— 𝙉𝙤 𝙗𝙖𝙟𝙚𝙨...

La forma en que lo había dicho hizo que mi cuerpo se removiera incómodo. Sonaba como una orden a la cual sentía que tenía que cumplirla si o si.

Tampoco pude ignorar la fría brisa que volvía a chocar contra mi rostro.

Apreté con fuerza mis ojos y traté de dormir de cualquier manera posible mientras me arropaba más por el frío.

Pero de todas maneras seguía oyendo levemente ese susurro que se repetía como disco rayado cada vez más bajo.

¿Qué tan potente tenía que ser una palabra como para escucharla hasta en tus sueños?

ㅡ𝙉𝙤 𝙗𝙖𝙟𝙚𝙨【Johnil】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora