Uno nunca sabe hasta qué punto influye y deja huella en los demás, tienes mil conversaciones con los que te rodean, algunas banales , otras profundas y llenas de sentimiento, palabras de ánimo o consejo, pero todas dejan algo, lo sé porque ahora cuando pienso en él, me vienen a la memoria charlas tan antiguas que parece mentira que estén ahí, una de las primeras que más recuerdo es sobre consejos musicales, me decía que la música no debe hacer ruido sino hacerte pensar como por ejemplo la música clásica, a raíz de esa charla, cuando escucho alguna pieza clásica... lo recuerdo a él. Y así me sucede con muchísimas cosas, algunas cotidianas, de casa, de la cocina...siento que está en todas partes y a la vez en ninguna.
¿Cómo vivir con ese vacío? Sabiendo que no volveré a escucharle hablar, que cuando más necesito un abrazo de los suyos no me los podrá dar, que el olor de su habitación cada día es más tenue... porque el ya no está.
Me cuesta entender como en un segundo tu vida cambia por completo sin poder hacer absolutamente nada por evitarlo, pensé que era tarde, pensaba en llamarlo, pero las malas noticias llegaron antes, y automáticamente el tiempo se congela, deseas con todas tus fuerzas retroceder, pides a todos los dioses del mundo que te escuchen, que te dé la oportunidad de verle abrir los ojos y poder decirle todo lo que le quiero, pero no estaba en mis manos, tampoco en las suyas, era el momento y me alegra haberlo acompañado en su último viaje.
Entonces, ¿cómo vivo ahora con ese vacío?
Por suerte tengo recuerdos de años con que llenarlo, al igual que a todos, nos dio mucho de él, canciones, recetas, consejos, anécdotas, ... ahora mismo esos recuerdos son dolorosos por no poder disfrutarlos más, pero a la vez contienen la esencia de lo que viví con él, se trata de eso... de tener que juntar todo lo que vivimos y convertirlo en un collage de sentimientos y momentos. La palabra "agridulce" define un poco lo que me pasa, por un lado solo siento dolor y ausencia, una impotencia y un sentimiento de orfandad que hace que tenga un dolor físico real, el pecho esta perforado y me cuesta respirar, me siento vulnerable, sin embargo sé que fuimos felices al final, sé que estuvo en familia, con una casa preciosa y gente que lo quería para compartirla, y eso me hace enormemente feliz, no tuvimos una vida fácil pero él fue un luchador, nunca se rindió ante los problemas y creo que afortunadamente eso es una de las cosas que heredé de él.
Respiro hondo, y pienso... su último pensamiento fui yo, la última mano que le tocó fue la mía y el último beso se lo di con todo mi amor, porque debía irse sabiendo que lo quería igual que él a mí.
Siempre presumí de que era un hombre de hierro, nunca enfermaba, siempre estaba en pie el primero para ir a trabajar hiciera frío o lloviera el salía con energía, nunca lo vi con gripe o con dolor de espalda, jamás se quejaba de nada, ni siquiera recién operado y no dejo de pensar en si sintió miedo... sabía que le pasaba, supo lo que iba mal, pero una parte de mi llora ese momento de consciencia, de que sintió miedo de lo que se avecinaba y pensaría que despertaría en mi hospital y yo estaría junto a él... no sé si escuchan cuando están sedados, en un estado inconsciente... no sé si notaba mi mano agarrando la suya, todos creemos que si porque eso nos consuela, pero pienso que él ya se había ido desde el principio, fue rápido como deseó, no querer creerlo pese a saber la verdad... eso me llevó horas, sentada en la sala de espera, el entender que era tarde desde el principio, no quise aceptarlo pero reconozco que desde que descolgué el teléfono lo supe, desde que lo vi bajar de la ambulancia sentí que lo perdía, y hoy casi un mes después siento como si lo viera a cámara lenta cada minuto de lo sucedido, apenas lloré, tenía el dolor atascado en la garganta, si lloraba lo hacía real, y aun no estaba preparada para que lo fuera, y aún me llevará un tiempo largo que una parte de mi consciencia se confunda y crea que volverá.