Ava
La primera vez que vi a Izzy fue frente al mar, en una noche donde el oleaje estaba peligroso y una tormenta se avecinaba.
Y ahora que está junto a mí, el paisaje que nos rodea es tranquilo, el mar frente a nosotras se encuentra calmado y el cielo repleto de estrellas.
Supongo que aquel primer encuentro frente a olas bravas era un presagio de lo que ambas teníamos que atravesar para encontrar la paz y libertad ansiada.
Después de todo la frase cliché de «después de la tormenta sale el sol» resultó cierta. Bueno, no estoy segura si el refrán va así, pero eso no importa ahora mismo.
Hemos decidido acampar a las afueras del pueblo, en donde se puede observar mejor las estrellas e incluso algunos planetas. Pero esta vez solo venimos por las primeras.
Su rostro luce relajado y sus ojos azules apaciguados. Observa el paisaje suspirando y agrandando su sonrisa cada vez que nota un detalle nuevo. Quisiera poder quedarme en este lugar por mucho tiempo más, quisiera no pensar en el futuro y en el tiempo en el que estaremos separadas pero tenerla a mi lado ahora es un constante recordatorio de que pronto estaremos alejadas.
—En noche de luna llena, podemos observarla. Cuando haya estrellas, también. Y si no hay nada, solo imagina mi rostro y yo imaginare el tuyo —dice pasando sus dedos por mi rostro en un trazo que busca unir mis únicos lunares en él—. Así no nos extrañaremos demasiado.
—Estás a mi lado y ya te extraño, ¿cómo es eso posible? —pregunto liberando la duda y temor que me consume—. ¿Cómo es posible extrañar a alguien que está a mi lado?
—Solo tú, Ava, eres capaz de ser particular —deja un beso en mi nariz y empieza sacarse la chaqueta que trae puesta—. Tengo una propuesta para ti.
—¿Cúal?
—Que me pintes —Noto como la risa trata de escapar de sus labios mientras trata de pronunciar aquello con seriedad—. Píntame como tus chicas francesas, Ava.
—¿Es referencia a alguna película? —Ella asiente—. ¿Titanic? —Vuelve a asentir—. Definitivamente amas esa película.
—No puedes negar que gracias a una frase de esa película pudimos entablar una conversación —Voltea hacia mí, sus ojos azules destellan de complicidad, ansias e ímpetu. Deja de mirar directo a mis ojos para enfocarse en mis labios y finalmente adueñarse de ellos.
Desde que Verónica nos acompaño a tomar el bus para realizar esta pequeña escapada, no hemos dejado de besarnos, puedo decir que he perdido la cuenta de ellos e incluso como sus labios saben y se sienten y por primera vez me alegro de que mi mente no recuerde algo tan importante porque cada beso se siente como el primero, provocándome la misma sensación caliente en el estómago y logrando que mi corazón se alegre con cada nueva caricia y tacto de sus labios.
Sus besos se han vuelto mi nueva cosa favorita del mundo dejando por detrás los atardeceres, la pintura y las papas fritas. De hecho, Izzy me produce la cantidad de serotonina que esas tres cosas producen en mí.
—¿En serio quieres que te pinte como Jack a Rose? —pregunto cuando veo que se desabotona la blusa—. El frío puede matarte.
—No me voy a desnudar, boba.
—Extrañaba tus adjetivos.
ESTÁS LEYENDO
Solsticio de invierno
Любовные романыUna noche de bruma y oleaje salvaje es el escenario perfecto para que Ava e Izzy intercambien algunas palabras. A primera vista ambas piensan que sus personalidades distintas y chocantes no las llevará a nada, pero cuando descubran que tienen más c...