SAN FRANCISO

818 68 380
                                    

Capítulo largo. (+18)

Harry abrió los ojos como platos al observar la habitación del hotel, sin poder evitarlo se dejó caer en el colchón escuchando la sonora risa del ojiazul.

Éste se ocupó de dejar ambas maletas a un lado de la puerta y también observando la gran habitación. Caminó hacia las grandes ventanas y abrió las cortinas desvelando la hermosa vista del Golden Gate Bridge junto con el río y ambas ciudades a su alrededor.

Sonrió aún más.

Harry se asomó desde el lugar de la cama y se sintió desfallecer al presenciar la preciosa imagen de un Louis de perfil con el puente famoso rojo a su espalda.

-Este viaje va a ser inolvidable...—susurró el ojiazul para él mismo sin apartar la mirada del paisaje, se aclaró la garganta y se giró hacia su rizado amigo—está bien Hazz, ¿primera parada?-

Y el susodicho sonrió como un niño pequeño.

Ambos se prepararon con lentitud y entre risas por una pelea de almohadas iniciada por Louis, pero finalmente consiguieron instalar todo en la habitación y salieron con un chico de ojos verdes con la cámara colgada al cuello y un ojiazul con un cigarro entre sus labios.

Horas más tarde ya se habían enamorado de San Francisco.

-¿Qué se come aquí?-

Preguntó el ojiazul apoyándose en una pared de ladrillo, mientras observaba a su mejor amigo tomar una fotografía a una calle repleta de luces y restaurantes.

Harry soltó una risita.

-Lou estamos en otro país no es otro planeta-

El ojiazul rodó los ojos.

-Ya lo sé idiota—le dijo y volvió a escuchar una pequeña carcajada—¿pizza?-

Y Harry, como era de esperar, aceptó.

Caminaron aún más, el ojiazul sentía sus pies escocer y sus piernas flagelarse a cada paso que daba, pero al parecer el rizado todavía tenía la suficiente energía por los dos.

Sacó muchas fotos, y en la mayoría salía su mejor amigo, y debería regañarse a él mismo por no sacar más fotos a la ciudad, pero le era imposible.

Ya que tenía una especie de obsesión por las fotografías improvisadas de Louis, ya fuera fumando, riéndose o comiendo.

Y más aún cuando le robó la cámara y se sacaron varios selfies marcando más de una estúpida cara que solía poner el ojiazul,

Harry estaba amando esto.

E intentaba disfrutar cada maldito minuto de aquello, ya que de alguna forma sabía, que al volver nada sería igual.

Acabaron con la batería agotada, la suela de las zapatillas algo más gastada, los bolsillos llenos de tíquets y recuerdos, la barriga llena de pizza barata de un puesto callejero, pero con una maldita sonrisa estúpida en el rostro.

Louis se tiró a la cama de la habitación del hotel en cuanto tuvo oportunidad y esta vez fue Harry quien soltó una risita.

Eran cerca de la dos de la mañana y estaban agotados.

-Estoy muerto—murmuró el ojiazul entre las sábanas—te odio Harry Styles-

El rizado levantó la mirada de maleta y sonrió mirándole de forma graciosa.

-¿Ahora qué he hecho?-

-Hacer que haga deporte-

Y el chico de ojos verde volvió a reír negando divertido con la cabeza, se acercó a él y le quitó las zapatillas al ver que su mejor amigo no tenía intención de moverse ni un milímetro.

J U S T  T O O  Y O U N GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora