Estoy enfadada, no puedo entender porque todos me ocultan cosas. Desde que esa nota apareció en mi casa todo ha cambiado, ahora ya no sé quien soy. Antes pensaba que toda mi vida la había pasado con mi padre en esta ciudad y que solo éramos él y yo. Ahora ya no estoy tan segura, no puedo confiar en nadie, ni siquiera en mí.
Todo es tan confuso que me he puesto a llorar de nuevo, me limpio las lágrimas con el puño de la camisa con rabia. No quiero llorar siempre por cosas como estas, solo quiero saber la verdad.
El viento mueve las hojas con simpleza, como si de plumas se tratasen y ellas se dejan llevar por él. No hay mucha gente en este parque, solo niños con sus padres, hay otras personas solas, como yo. Algunos leen un libro, otros comen helado y otros simplemente escuchan.
No puedo evitar repasar todo el parque de arriba a abajo, presiento que alguien me observa. Efectivamente, unos ojos me miran desde unos arbustos. Por su estatura diría que tiene unos 25 años, no está muy fuerte pero tampoco delgado. Va vestido con una camisa gris de manga corta que resalta un tatuaje en su hombro, también lleva unos pantalones grises. Cuando vuelvo a subir la vista, el chico me sonríe y me sigue mirando. Su sonrisa es extraña, es como si quisiera algo de mí. Luego, se gira y se va, yo me levanto y voy detrás de él, intentando no perder su cabellera rubia. Cuando lo he alcanzado le tocó el hombro.
-Hola Indivar. -Sus ojos verdes me miran. Esos ojos verdes los he visto antes, juraría que son iguales que los de la mujer de mis sueños.
-¿Cómo sabes mi nombre? -Doy un paso atrás y él se vuelve a acercar a mí.
-Porqué tú me lo dijiste, ¿no te acuerdas? -Me habla como si fuera una niña pequeña y eso no me gusta, aprieto mis puños.
-¿Qué quieres? -Digo levantando la cabeza y mirándolo, demostrando una confianza en mí que no existe.
-¿Yo? nada. Eres tú la que ha venido a mí. -Sus ojos tienen un toque de diversión y su sonrisa sigue ahí.
-¿Por qué me estabas siguiendo? -Me cruzo de brazos y sigo con la cabeza levantada.
-No te seguía, solo estaba caminando. -Responde encogiéndose de hombros
- ¿Vas a decirme qué quieres o me puedo ir ya? -Su sonrisa se hace más grande, este se lo está pasando en grande.
- ¿Irte a dónde? ¿A llorar porqué no recuerdas y pasarte noches sin dormir? ¿Eso es todo lo que tienes que hacer? -¿Cómo sabe eso?
-No, irme para estar lejos de tí, asqueroso. -Me giro y empiezo a caminar, él se sitúa a mí lado.
-No me llames así, mi nombre es Zigor. -Lo dice lentamente, parece que está perdiendo la paciencia, sonrió para mí y él me mira.
-¿Por qué sonríes? -Aprieta los puños y sigue mirándome, su sonrisa ha desaparecido.
-Por nada. -Digo sonriéndo aún más.
De repente, me agarra del hombro y me pega a la pared, su cuerpo se pega al mío. Agarra mis muñecas y las sujeta a cada lado de mí cintura.
-¿A qué esto ya no te da tanta gracia? -su sonrisa vuelve a aparecer y sus ojos van a mis labios.
Los suyos son carnosos, es atractivo no lo voy a negar pero Elián lo es más. ¿Por qué tengo que meterle a él en esto? Ese pensamiento se esfuma cuando Zigor posa sus labios sobre los míos, apretando mis muñecas aún más. Le doy un rodillazo en sus partes bajas y él me suelta las manos.
-¿Se puede saber qué te pasa? -Digo acercándome hecha una furia.
-¿A mí? Nada. -Su sonrisa se intensifica aún más, y sin darme cuenta levanto mi mano para darle una bofetada.
Claro que, cómo él es más alto me agarra la mano antes.
-No vuelvas a hacer eso nunca más. -Su agarre se hace más fuerte en mi muñeca y me mira fijamente sin un ápice de diversión.
- Suéltame. -Le digo entre dientes intentando soltarme.
- Lo siento. -Dice liberando mí muñeca.
Se queda mirándome, confuso y después vuelve a esbozar esa sonrisita. Sin decir nada más se da media vuelta y se va, con las manos en los bolsillos. Lo sigo y me pongo a caminar a su lado en silencio. Ya nos hemos alejado del parque y estamos por la zona central de la ciudad cuando de repente se para y me mira.
- Este es el camino a tu casa ¿no?
- No sé, yo solo te sigo a ver donde me llevas -Me encogo de hombros y me quedo parada a su lado.
- Y si soy un secuestrador ¿qué vas a hacer? -Vuelve a esbozar la sonrisita.
- Pues escapar, además, si lo fueras ya me habrías secuestrado. -Ahora esbozo yo una sonrisa.
- Ya, buen punto. -Vuelve a caminar.
- ¿Puedes decirme qué es lo que quieres de mí? -Me pongo a su lado y camino con él.
- Yo no quiero nada, eres tú la que quiere algo de mí. -Y sin más se escabulle entre la gente.
Cuando reacciono empiezo a buscarlo entre la multitud pero Zigor ya no está. Resignada me voy directa a casa, este día ha sido muy largo.
Al llegar a casa me voy directa a la cama, solo quiero dormir y que todo sea una maldita pesadilla. Antes de ir a dormir un mensaje llega a mí móvil.
Danckworth: Intenta descansar, mañana iré a explicártelo todo, lo prometo.
Apago el móvil y no le respondo, quiero evitar ese tema, no quiero hablar de ello ahora mismo.
(...)
Al despertar estoy un poco más tranquila y me pongo a limpiar la casa y prepararme un poco de comida. Cuando termino de comer, el timbre suena y sé que Eider está aquí. Le abro la puerta y me voy directa al salón sin mirarla. Ella entra y se queda parada frente al sofá. Cuando levanto la vista veo que detrás de ella están los demás.
- No sabía que necesitabas guardaespaldas para venir aquí. -Me cruzo de brazos y me levanto.
- Jones, no es por eso. Queremos explicarte todo de verdad, ¿confías en mí? -Me agarra la mano y me mira.
- No lo sé, no debería. -Sé que le ha dolido, pero a mí más.
- Porfavor, deja que te contemos todo, después ya decides si confiar o no.
- Esta bien.
Eider y Brais se sientan en el sofá mientras Elián y Bris se acomodan en el suelo. Paso mí vista por cada uno de ellos y veo que estan apagados.
- Venga, no tenemos todo el día. -Digo intentando parecer desinteresada.
- En realidad sí, aún queda mucho par...
- Brais, cállate. -La seriedad con la que Elián lo dice hace que mí cuerpo se tense.
- Empecemos por el principio...
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Bueno, ¿qué tal os ha parecido este capítulo?
Opiniones sobre Zigor...
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-Kia
