Prefacio

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Dedicado a ustedes, el fandom de Almas perdidas, son los lectorxs más pacientes, más compresivos, creo que de todos mis libros

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Dedicado a ustedes, el fandom de Almas perdidas, son los lectorxs más pacientes, más compresivos, creo que de todos mis libros. Gracias, por siempre darme ánimos y no presionarme. Ahora y siempre, Braktars <3 

Ahora si, que comience el desmadre xD.

ALMAS PERDIDAS (LIBRO 3)

LA GUERRA

Prefacio 

El principio del final

TERRITORIO HUMANO

Las alarmas se activaron.

Su estruendoso chillido hacía eco por todo el pequeño pueblo. Las luces de emergencia brillaron en cada esquina, su color rojo resplandecía en la oscuridad de la noche y anunciaba que se trataba de una posible infiltración en los escudos Gulch: Esas paredes acuosas que mantenían a las criaturas sobrenaturales del otro lado y que protegían a los humanos.

Afra caminó en dirección opuesta a los escudos, tenía que alejarse lo más que pudiera. Al levantar la mirada, encontró a los defensores del muro, apresurados, todos de negro, con sus armas y cascos que les protegían la cabeza, solo sus ojos eran visibles. Le pasaron por un lado para dirigirse a las torres de control. Y Afra se paró de golpe.

Su hermana.

Ania, su hermana, era parte de los defensores, aunque era buena, aún era una novata. Y ¿si iba ella en ese grupo? ¿Estaría en peligro? Contra toda indicación de las reglas del pueblo humana, Afra se giró y con precaución siguió al grupo de defensores hasta la pared de una de las torres donde se resguardó en las sombras. En unos segundos, todas las luces blancas de las torres apuntaron a un punto del escudo.

—¡Sal de las sombras, criatura! Estás violando el tratado al acercarte tanto al escudo.

Afra se asomó, siguiendo las luces, pero no vio a nadie al principio. Ella entrecerró los ojos, intentando ver algo y estaba a punto de darse por vencida cuando una bota negra dio un paso fuera de las sombras y luego la otra.

Afra subió la mirada por unas piernas y un torso cubierto por ropas negras con detalles dorados. Una rosa decaída estampada en el lado izquierdo de su pecho.

Cuando su mirada llegó a la cara de la criatura, se dio cuenta de que era un chico como ella, de su edad o quizás menor. Y que era hermoso, pero eso ya no le sorprendía, siempre había escuchado que los sobrenaturales usaban esa belleza para atraer víctimas y eso le quitaba lo interesante a su atractivo. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue el aura y la actitud del chico. Su expresión era fría, tenía las manos juntas detrás de su espalda, en una pose que gritaba: No les tengo miedo en absoluto. A pesar de estar rodeado y apuntado por armas. Y sus ojos... el color era un jade parecido al color de los escudos Gulch.

Él se mantuvo del otro lado del escudo en todo momento sin decir nada, solo observando. Él levantó la mirada a las torres, luego a las luces, y finalmente a los defensores, los ojeo uno por uno. Afra estaba tan concentrada en él que no se dio cuenta de que dio un ligero paso fuera de las sombras hasta que él bajó la mirada de golpe y la vio.

Afra jadeó y se paralizó. La intensidad de esos ojos jade la congeló por unos segundos. Él ladeó la cabeza, mirándola abiertamente. Y ella tragó con dificultad, y volvió a esconderse en las sombras.

<<No pasa nada, él está del otro lado de los escudos, estaremos bien>>. Se animó Afra, tratando de calmarse.

—Desapareció. ¿A dónde se ha ido? —Afra escuchó la voz frenética de los líderes y cuando se asomó de nuevo, ya no había nadie en el punto del escudo.

—Mierda, mierda, hay una filtración —gritó alguien. Las luces apuntaron a un punto diferente del escudo que se estaba cerrando—. Maldita sea, está dentro, está dentro.

Afra apretó sus puños con nerviosismo porque en ese preciso momento ella sintió una respiración en la parte de atrás de su cuello.

Ahí en las sombras de esa torre, justo a su espalda, estaba la criatura infiltrada. Una mano helada le rodeó el cuello y ella ahogó un chillido, hacer un escándalo no era una opción, no cuando a él le tomaría segundos romperle el cuello y matarla.

Él la giró de golpe y la estampó contra la pared de la torre, aún manteniendo la mano sobre su cuello. Y Afra pudo verlo... bien, de cerca su atractivo era mucho más notable, pero también lo eran sus facciones casi felinas, como un depredador hambriento.

—Tú vienes conmigo.

Afra arrugó sus cejas.

—¿Qué?

Entonces, él la miró directamente a los ojos.

—Te irás conmigo en silencio, no lucharás y no emitirás ni un solo sonido, ni una palabra, absolutamente nada hasta que yo te ordene lo contrario.

Afra abrió su boca para protestar y ningún sonido dejó sus labios. De pronto, no podía hablar en lo absoluto ni tampoco empujarlo o atacarlo. ¿Qué le había hecho? Él debió ver el miedo en sus ojos porque suspiró y le susurró:

—No voy a hacerte daño, solo necesitamos un poco de información y te devolveré aquí como si nada hubiera pasado, ¿de acuerdo?

Como si ella tuviera opción. Afra le dio la mirada cargada con la mayor cantidad de rabia posible. La esquina del labio del chico se curvó ligeramente en lo que podría haber sido el inicio de una sonrisa torcida, pero él se recuperó rápidamente y su boca se mantuvo en una línea recta.

Y se la llevó.

En ese momento, Afra no sabía quien era él o la magnitud de su poder, no tenía ni idea de que estaba lidiando con nada más y nada menos que el heredero de un reino oculto, invisible al mundo, con el príncipe de The Blackness: Shade Von Buzten.


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Nota de la autora: BRAKTAAAARS, los extrañé mucho.  Guarden el libro 3 en su bibliotecas y asi no se lo pierden cuando empiece a subirlo. 

A ver, aquí charlemos de nuestra querida humana Afra.

SHADEEEEEEE >>

Muakatela, 

Ariana G. 

Almas Perdidas III (La guerra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora