ᴛɪᴍᴇ [ɴᴀᴛsᴜᴋᴀsᴀ]

O1

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Abrió sus ojos con algo de pereza y tallo los mismos con levedad mientras se sentaba. Bajo sus manos y reviso su celular notando como había una fecha en particular “14 de agosto”.

Suspiro y vio como eran las 12:30 del mediodía. Se bajo de la cama y sin más comenzó a alistarse, tenía una salida con su pareja.

Tardo unos cuantos minutos en bañarse y cambiarse, pero, ya estaba listo. Tomó su celular y guardo el mismo en uno de sus bolsillos para así salir de su hogar no sin antes haber comido algo.

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Había un calor algo fuerte pues ya era verano y era obvio que hubiese ese tipo de temperatura. Vio a lo lejos a un chico sentado en un columpio mientras tenía un gato negro en sus finas manos pálidas.

Tanto su mirada como la contraria conectaron y vio como el otro le sonrió esperando a que se sentará en el otro columpio que estaba al lado del mismo.

El recién llegado se sentó junto a su novio mientras sonreía igual que el contrario.

Conversaron por unos momentos de temas variados respectivos a cosas que le habían pasado en lo que ambos no se vieron en esos últimos días, pues estuvieron algo ocupados y era claro que no podían verse muy seguido.

— Vaya, si que hace calor, es algo bueno que haya llegado el verano, ¿no lo crees?

Comentó. Mientras veía hacia el cielo mientras su mano quitaba su pequeño sudor que estaba en su frente.

— La verdad... Odio el verano...

Escucho ese murmullo por parte de el pequeño azabache mientras acariciaba al felino de manera suave y algo delicada.

El castaño estaba a punto de preguntar el porqué odiaba tanto el verano, sin embargo vio como el gato se escapó de los brazos de el peli negro, quien se percató y se levantó yendo detrás del mismo.

Él también se levantó e intentó alcanzar a Tsukasa, quien parecía centrado en recuperar a aquel animal que estaba corriendo por la autopista.

Sus ojos grises se percataron de como el semáforo cambio de color, dejando atrás ese color rojizo a uno verde, dando paso a que los automóviles siguieran con su paso.

— T-Tsu...¡Tsukasa!

Grito mientras extendía su mano intentando detener que el camión atropellara a su menor. Todo fue en vano ya que sólo observo como el mismo dirigió su mirada al frente mientras se detenía.

El automóvil se detuvo al momento de haber chocado. Los que se encontraban por el lugar se percataron de todo lo que pasaba.

Escuchaba los gritos que soltaba el de ojos ámbar mientras la sangre se esparcía por todo el cemento seco.

Se acerco mientras sentía el olor algo desagradable. Sus ojos temblaban y sus lágrimas bajaban con rapidez.

Se sentía mal, muy mal, no pudo detener que su pareja fuera atropellada, todo porque ese maldito gato había salido corriendo.

Debió haber hecho algo y no quedarse viendo.

Cayó de rodillas y llamaba varias veces al chico que no tenía brillo alguno en sus ojos y los sonidos que antes emitían habían cesado dejando que sus ojos estuvieran oscuros y su cuerpo comenzara a enfriarse debido al tiempo que pasaba, sin importar el calor que hacía debido al verano.

El novio del fallecido sólo podía visualizar el cuerpo destruido en todo el torso y que las piernas del mismo estaban algo sueltas debido a las llantas que habían aplastado las mismas.