Capítulo 30: Cambio en la función principal

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atoria –señalaba Shun, como si hubiera descubierto una gran verdad oculta desde tiempos inmemoriales.

—Así que jugabas de ese lado de la cancha, Bakagami –soltó burlonamente el moreno, intentando contener las ganas de reírse-. Alguien tendrá que darle la noticia a esa chiquilla.

—Kagami-kun, creo que Marko-kun debería ser tu sombra de ahora en adelante. Él es el más digno de ti ahora.

—¡¿Tú también vas a fastidiarme Kuroko?!

—No seas tímido, Taiga-chan. Admitirlo no te hará menos hombre –comentada sonrientemente el italiano.

—En realidad sí lo hace menos hombre –chasqueaba Aomine. Fue inútil, terminó riendo estruendosamente junto con el resto del equipo. Incluso Kuroko estaba luchando con sus ganas de unirse a la burla colectiva del pelirrojo.

—¡Maldita sea, si vas a reírte hazlo, pero deja de poner esa cara Kuroko que me das miedo!

—No me reiré de ti, Kagami-kun…-sus palabras decían una cosa y su rostro otra. Fue en vano, acabó riéndose inevitablemente junto con todos los demás.

—¡Cuando prueben su comida querrán llevárselo con ustedes! –les gritó.

—¿Quieres pizza para cenar?

—Umm…Claro, suena bien.

—¿Ustedes quieren venir?

—¿E interrumpir su cena romántica? Los dejaré estar, tortolitos –dijo con saña total Aomine. Y más carcajadas se hicieron escuchar.

—Era claro que si alguien quería conquistar a Taiga debía ser por el estómago –expresaba con dificultad Hyuuga, simplemente tuvo que taponearse la boca para no partirse de la risa.

—¡Todo es tu culpa, estúpido Marko! –refunfuñó Taiga al castaño.

—Siempre es muy divertido hacerlo –agregaba desvergonzadamente.

—¡Te voy a dar tu diversión! –gruñó antes de salir corriendo a toda marcha detrás del castaño.

—¿No hacen una tierna pareja? –lanzó Riko sonrientemente.

—Son tan tiernos que me producen náuseas –indicaba Kuroko tranquilamente.

—¿Esos son celos, Tetsu? –el moreno observaba de reojo al calmado peli azul. No parecía emitir su usual aura llena de tranquilidad.

—Eso no es gracioso, Aomine-kun –todos sin excepción alguna pudieron sentir aquella fría atmósfera y esa sombría aura que cubría por completo al peli azul.

Claramente está celoso de la relación que esos dos tienen…-pensaron todos por igual.

—No, no lo estoy –renegó clavando esos ojos de muñeca en cada uno de ellos.

—¡Ha leído nuestras mentes!

La tarde había caído y con ello se cerraba el ciclo de entrenamiento de aquel caluroso día. Todos se encontraban más que agobiados por toda la actividad física que habían hecho, bueno, casi todos. Había alguien con las energías suficientes para continuar practicando sus tiros de tres puntos. ¿En serio, cómo es que podía seguir con el ímpetu de querer continuar?

—Tsk…Acabo de llegar a mi límite…agregó el castaño tras sentarse sobre el suelo. Su último tiro había fallado por completo-. Muero de hambre.

—¡¿Apenas ahorita te cansaste?! –le recriminaron los peli negros.

—Riko es tan extrema como la entrenadora –comentaba al tiempo que se dirigía hacia los chicos. Había sacado una botella de agua y una toalla para secarse un poco.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora