Bakugō Katsuki es un chico de 16 años quien a su edad ha afrontado situaciones un tanto dolorosas, como la muerte de su padre, el aborto tan repentino de su madre, el rechazo de sus compañeros por su forma de ser y lo que más ha afectado su pequeña...
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El cielo se encontraba nublado anunciando la pronta llegada de la lluvia ¿Porque siempre llueve cuando pasan cosas malas? ¿Acaso será una tradición de los dioses? Seguramente cuando ellos reclaman el alma de un mortal hacen llover a modo de burla para nosotros los conocidos de aquella pequeña alma... No aguante estar encerrado mirando como todos lloraban, en especial mi madre... Pero, eso no quitaba el echo de que yo estuviera llorando en la parte trasera de la casa.
— Te voy a extrañar maldito viejo...— fue lo único que pude musitar antes de dejarme caer al suelo y comenzará a desahogarme dejando salir las lágrimas que hacía horas estaba reteniendo.
Aún no entiendo que pasó... Él estaba bien, todos estábamos bien... Él solo se quedó dormido y jamás despertó... Yo... Nunca pude expresarle mi tonto cariño y ahora ya no está. ¿Que putas voy a hacer sin tí? No me dejes solo... Y como lo dije, los dioses se comenzaron a burlar de mi dejando caer la lluvia que rápidamente me había empapado, pero me importaba poco.
— Así que aquí estabas... Entra, te vas a resfriar.— La conocida voz de mi madre hizo que la mirara y gracias a la lluvia mis lágrimas no se notaban. Pero ella... Ella tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar.
— Estoy bien.— Respondí apartando la vista mirando hacia el suelo.
— No te estoy preguntando. Vamos, tu abuela pregunta por ti.— La ignore.
— Katsuki, eres un ser humano... Exprésate, si quieres llorar, gritar o solamente desahogarte hazlo. Nadie te va a juzgar... A todos nos duele...— Mi ceño se frunció; me levanté y la mire apretando mis puños.
— ¡Ya te dije que estoy bien, ¿Porque no me puedes dejar solo un puto minuto?!— Exclamé con enfado mientras caminaba a la pequeña puerta en la reja la cual que daba a la calle.
— ¡Katsuki!— Fue lo último que escuche antes de cerrar la puerta e irme perdiendome entre la lluvia y personas que huían de ella.
— ¡Kacchan!— Sentí una mano sobre mi hombro por lo que me detuve encontrándome con el puto nerd.
— ¿Que quieres?— Respondí evitando la mirada de éste.
— Me enteré de lo que pasó... Y-yo lo siento mucho... Parece que últimamente no has estado muy bien, ¿Quieres hablar?— Chasquee mi lengua mientras quitaba su mano con un movimiento brusco.
— Tch, estoy bien. No es tu maldito asunto, Deku...— Me di la media vuelta y seguí caminando sin ninguna interrupción lo que me alivio.
